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QUEER PSICOANÁLISIS. QUEOÍR PSICOANÁLISIS. CLINICA MENOR Y DECONSTRUCCIÓN DE GÉNERO. AUTOR: FABRICE BOURLEZ. ED: ARTEFACTOS.
29
DE MAYO DE 2021.
COMENTARIOS.
Buenas
tardes a todos. Antes que nada quiero agradecer la invitación de Carmen Cuellar y Alberto Sladogna miembros
del comité de redacción de Artefactos. Siempre he pensado, como lo escribió hace ya bastantes años Zaid,
que presentar un libro es ayudar a que sus contenidos entren, se incorporen a
la conversación , a la cotidianeidad hablada, la más común que se pueda, la más
apasionada posible.
Quiero
iniciar diciendo que la lectura del libro de Fabrice Bourlez , QUEER
PSICOANÁLISIS. QUEOÍR
PSICOANÁLISIS. CLINICA MENOR Y
DECONSTRUCCIÓN DE GÉNERO, no me fue nada sencilla. La cauda de autores
referidos, la diversidad de sus orígenes, praxis y teorías diferentes, no
ayudaban; no ayudaban pese a que desde las primeras páginas el autor
<escribe/grita>: fuera las
teorizaciones gratuitas, los castillos de arena conceptuales, las
racionalizaciones abstractas. Pensamos, escribimos leemos para hacer frente a
lo insoportable[1].
Con tal declaración el autor
anticipaba un estilo de escritura y de actuación directa y
sencilla, sencillez, por cierto no muy
frecuente en la literatura psicoanalítica “lacaniana”. En el libro encontré una
especie de cartografía[2] de algunas de las líneas de tensión que
aquejan al Psicoanálisis en este siglo. Cartografía bellamente rara. Desde luego en las páginas que configuran el
texto hay un evidente esfuerzo por ser
sencillo, por ser simple en lo que se dice, no solo en lo dicho, sino insisto en lo que se dice[3].
Ahora bien, buscar no construir ornamentos retóricos no objeta que la cartografía
dibujada sea compleja y polémica.
Bourlez
practica una escritura que va y viene
por diferentes teóricos (Freud,
Lacan, Foucault, Deleuze, Butler, Zizek, Monique Witting, Anne Fausto Sterling
y otros) que tienen posiciones
antagónicas frente a temas medulares en
su argumentación. Refiero los que más rápidamente se me vienen a la memoria, a
saber: el desmontaje del a-priori de la diferencia de los sexos, la no primacía
de lo simbólico, la inmutabilidad del real[4].
Es un <actuarescribiendo> en remolino, remolino de autores a los que Bourlez no trata ni como
líneas de fuga que nunca se intersectan, ni con una prudente actitud salomónica
y/o maniquea. Su abordaje es, más
bien, una refutación, en acto, de las
trampas que las filias comunitarias producen, trampas que aparecen como
prejuicios lectores del tipo: “para respetar y conservar a mis amigos
debo saber elegir a quién debo leer, a quien no debo leer”. Supongo,
como lector que, más allá de la intuición esférica, en su escritura el autor pareciera deslizarse sobre una cinta
de moebius buscando mostrar convergencias no vislumbradas y diferencias no
evidentes. Así cuando narra el entrecruce de golpes que en el escenario
de la polémica sobre el real, se lanzan
Psicoanalistas y teóricos del género, específicamente Butler, los primeros
acusando a los segundos de desconocer el real y estos subrayando la
cosificación que de tal registro de la experiencia humana habían hecho
aquellos, Bourlez señala la posibilidad de una convergencia productiva. Cito: Pensando lo post-edipico de manera menor, mi
objetivo no es estudiar los textos de Butler como nuevos manuales de psicología
clínica. Sin embargo, se quiera o no sus “convergencias productivas” renuevan,
lo que está en el centro de la experiencia psicoanalítica: la (no)relación sexual y el sentido(135). En esa modalidad de escritura, en esa
capacidad de actuar se devela su propio agenciamiento[5]
A
manera de subrayado personal quiero abordar
la importancia del Afuera. Que
tal palabra es importante lo muestra el lugar que tiene en las conclusiones
presentes en la última página del libro,
Bourlez escribió: El lazo que he
intentado tejer entre teorías queer y psicoanálisis esta orientado por la
preocupación de dirigir la mirada hacía Afuera: “como lo que previene, precede,
disuelve cualquier posibilidad de relación personal”. Horizonte inalcanzable.
Postura entre, desde muchos lugares, ambiciosa e incomoda.[6]
Tomada de Blanchot y Foucault, el Afuera, término que cuestiona la
interiorización, es una palabra que
describe una experiencia, no sólo la de los limites espaciales del cuerpo sino
aquella donde el lenguaje no es dirigido a una confirmación del interior, Foucault dijó: una especie de certidumbre central de la que no pudiera ser desalojado
más; más bien es dirigido a un extremo en que necesite refutarse
constantemente. [7]
. Ese término, para mí enigmático, esta presente a lo largo de todo el libro
que nos ocupa[8] desde
las primeras hasta sus ultimas paginas. Más allá del ámbito del lenguaje y la
literatura en la que Blanchot y Foucault lo trabajaron, llamó mi atención las distintas maneras con
las que Bourlez lo usa, lo escribe. Lo
usa tanto para describir la cotidianeidad y el doble vector del ejercicio
clínico como para indicar un revés de las formaciones del inconsciente y una
necesidad lógica de toda formación discursiva. Podríamos detenernos en cada uno
de esos usospor la brevedad exigida sintetizo al máximo.
A
veces, en su sentido más coloquial, el Afuera es el desafío que implica salir
de la prudencia de un campo, el psicoanalítico por ejemplo, para confrontarse
no con otra realidad sino con otros saberes.
Con ese mismo matiz, el afuera es, también, lo que irrumpe en la escena
analítica: críticas , arquitecturas teóricas
y acontecimientos, de impacto político y subjetivo, que desde el mundo
toman la escena. Escena palabra de alto valor para el Psicoanálisis, recuerden que Lacan decía que era el lugar
donde se van a decir las cosas. El Afuera como irrupción convoca
y abre vías al Psicoanálisis, dependerá de éste si las recorre o no.
Extraigo una cita que muestra lo anterior:
en la pagina 71, después de describir jirones de la cotidianeidad
clínica y el impacto de la fabrica
anti-edípica Deleuziana, Bourlez escribió: La
lectura del anti-edipo impulsa la
benevolencia analítica y su atención flotante hacía el Afuera.
En
el libro que comento el Afuera no
tiene sólo esos dos vectores ,lo que
irrumpe y el hacía donde se dirige.
También esta presente al interior del trayecto de un análisis y como
necesidad, ¿lógica?, de toda formación discursiva. En el trayecto de un análisis, Bourlez
muestra como a los enunciados de lo que el llama “clínica mayor”, <estables,
paradigmáticos, transhistóricos>, predominantemente hetero-centrados,
hetero.-normativos se les podría encontrar su[9]
`afuera´, el afuera del discurso analítico dominante, podríamos preguntar ¿seria la estética y la erótica coloreada por
lo homosexual?. Me parece importante recuperar la textualidad impresa por
Bourlez, el dice: Las fantasías que se
revelan a través del sueño, del síntoma,
o de un acto fallido se expresan sin tener que movilizar la única
complementariedad heterosexual. Poco importa la orientación de quien lleve la
cura. (114). Así es que las famosas
formaciones del inconsciente no están, a priori, ligadas a ninguna
complementariedad, ni género.
En
dos ocasiones el autor se refiere al
Afuera ligándolo a la necesidad de hacer un esfuerzo suplementario, de dar un
paso suplementario. Es decir que algo tendría que agregarse al acto político de nominarse analista, homo-
analista, o como ustedes quieran, este acto ni es suficiente, ni determina lo
que se juega en la cura emplazada transferencialmente. Me parece importante
subrayar que esta valencia micropolitica no es suficiente, es imperativo tejerla
con otros hilos, por ejemplo con aquellos que perturban los prejuicios del
Psicoanálisis y de la militancia política
o con aquello que queda
implícito, velado en distintas orientaciones discursivas incluso aquellas que hacen gala de las
mejores intenciones. El autor lo frasea así: Pensar de tal manera desplaza el saber por fuera de un centro
compartido por todos, para ejercer el pensamiento desde la parcialidad de los
márgenes. Detengo aquí la cita
porque me parece que esta operación, ejercer
el pensamiento desde la parcialidad de los márgenes, es al mismo tiempo una intervención ética,
clínica y política y es una de las cimas del texto de Bourlez.
Un
último comentario sobre el Afuera, para mí el más complicado de describir. Slavoj Zizek y Judidh Butler se oponen,
cruzan sus propias epistemes Se trata de una polémica acerca del estatuto del
Real y en torno a la binariedad
obligatoria de la diferencia de los sexos.. En ese debate la figura virtual de
Lacan y la situación del Psicoanálisis a fínales del siglo XX y principios de
éste, sirven de contexto, escenario y
ring.. El ring, imagen usada por Bourlez
para describir la lucha entre la deconstrucción del género y el Psicoanálisis,
incluye un acuerdo entre los contrincantes: la necesidad de un Afuera en la
constitución de toda formación discursiva. Se trata de un requerimiento
lógico-estructural. Toda formación discursiva requiere algo que este por fuera
de ella y que, por eso mismo, de consistencia a su interior. Ese Afuera real pareciera estar constituido por la
diferencia de los sexos. Y, es en tal
formulación donde aparece la materia de la lucha y de la diferencia radical
entre ambos oponentes: ¿que se entiende por diferencia de los sexos? ¿ Acaso una
invariante estructural que desplegada en lo simbólico del lenguaje y de la ley
terminaría por ratificar la realidad anatómica?
Butler no está de acuerdo con ello, no lo está porque para ella, no hay
un Afuera inmutable que éste fuera del discurso y de la historia. se trataría, más bien, de considerar sus contingencias cada vez y a cada momento.
Pienso
que queda ahí un debate abierto , y me
permito recordar lo que escribió Foucault en su ya citado “El pensamiento del afuera “, dice el difunto
Foucault: …el afuera está ahí abierto,
sin intimidad, sin protección ni obstáculo. [10]
Atento
a ello, Bourlez toma posición y,
recurriendo a Butler dice: No hay ningún recurso a un lenguaje universal,
pero tampoco hay recurso a una única estructura o a una única falta que
sustentaría todas las formaciones discursivas. Nuestro exilio en la
heterogeneidad es en ese sentido irreversible.
Bueno,
termino, es lo que la lectura de este libro me convocó a decir para la tarde de
hoy..
Gracias.
Andrés Velázquez Ortega. Santiago de Querétaro, Querétaro.
[1] Cf, Pág 25
[2] Cartografía: Arte de realizar un mapa en una superficie plana.
Algunos ejemplos de esas líneas de tensión son: Deconstrucción de
género/Psicoanálisis; Clínica mayor/clínica menor; Posición en la cura/posición
militante; Universal/singular; Freud: Garante del heterosexismo/perversión
polimorfa.
[3] Cf, pag 173. Bourlez recuerda la afirmación hecha por Lacan en
1972 en “El atolondradicho”: el decir
queda olvidado detrás del dicho. Bourlez frasea: Es entonces alrededor del decir en su diferencia con lo dicho y lo
escuchado, que se articula el enfoque psicoanalítico.
[4] Conviene tener en cuenta las consecuencias clínicas implicadas en
un cambio de nominación: El real---}Lo real----}Su real
[5] Cf, Pag 144. El agency es
la propiedad de los sujetos cuando ya no
son aprehendidos como unidades individuales dotadas de voluntad y de dominio,
sino como un sitio límite entre lo íntimo y lo público en el cruce de
determinaciones de lenguaje y de efectos de poder, un lugar donde se inscriben
las posibilidades de transformación de sí mismo, de alteración de sí y de la
dependencia a lo que existe. El agency es lo inverso a lo consciente, el
llamado a la libertad de un inconsciente que propone un acto.
[6] Cf, pag 219.
[7] Cf, pag 24. El pensamiento del afuera. Foucault. Ed. Pre-textos
1988
[8] Cf, pag 33/4 de El
pensamiento del afuera. Foucault. Ed.
Pre-textos 1988. La atracción es para
Blanchot …la experiencia pura y más desnuda del afuera … Ser atraído no
consiste en ser incitado por el atractivo del exterior, es más bien
experimentar, en el vacío y la indigencia, la presencia del afuera y ligado a esta presencia el hecho de que uno
está irremediablemente fuera del afuera…el afuera está ahí abierto sin
intimidad, sin protección ni obstáculo.
[9] Infiero, intuyo que no se da el mismo significado a <El
Afuera> que a <su afuera> aquel
tiene la connotación que le asignaron Blanchot y Foucault; <su
afuera>remite a la contingencia singular de alguien, de algo.
[10] Cf, Pag 34.
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