Lacan " no hay transmisión", 9/07/1978
De formación del analista ¿...?, taller del 27/01/2017, Argentina, 20,30 horas/ México 17,30 horas, participación en los gastos 10U$A ( en la moneda de cada páis) interesados escribir a: sladogna@gmail.com
Publicamos la intervención de
Jacques Lacan en el IX Congreso de la École Freudienne de Paris, 6-9 de julio de 1978,
el tema del mismo fue “La transmisión”. Allí se pronuncia
sobre un concepto al que dar acabado ¿Cómo? “Trato de que aquello pase; al
menos lo deseo. Deseo que aquello pase, y es preciso decir que a muchos
psicoanalistas no les queda otro remedio. Por eso he intentado obtener algún
testimonio sobre la manera en que se deviene psicoanalista: Tal como ahora lo
pienso, el psicoanálisis es intransmisible. Es muy molesto. Es muy molesto que
cada psicoanalista esté obligado —puesto que es necesario que esté obligado a ello—
a reinventar el psicoanálisis. Tal como ahora lo pienso, el psicoanálisis es
intransmisible. Es muy molesto. Es muy molesto que cada psicoanalista esté
obligado —puesto que es necesario que esté obligado a ello— a reinventar el
psicoanálisis…que cada psicoanalista reinvente la manera en que el
psicoanálisis puede perdurar” No aparece en estas palabras de Lacan nada que
tenga que ver con formar a tal o a cual para que ocupe el lugar del analista.
Es más concreto no es posible la formación debido al hecho de que no hay nada
que transmitir. “Reinventar” el análisis no es algo que se transmita.(Alberto Sladogna, este texto es parte de la bibliografía del taller)
JACQUES LACAN. "Conclusiones
del IX Congreso de la EFP, La Transmisión” de 6-9 de julio de 1978
(tomado del blog de Pablo Peusner http://elpsicoanalistalector.blogspot.com.ar/
con algunas ligeras modificaciones)
Debo cerrar este congreso. Es,
por lo menos, lo que se tenía previsto.
Freud se preocupó profundamente
por la transmisión del psicoanálisis. El comité al que le encargó velar por él
se transformó en la institución psicoanalítica internacional, la I.P.A. Debo
decir que la I.P.A., si le creemos a nuestro amigo Stuart Schneiderman, quien
habló ayer, no está animada por el momento. Es cierto que este Congreso
representa, con esta sala llena, algo que equilibra a la I.P.A.
Freud, cuando nombró a lo que
llamaba su /sa “banda”, sin que se sepa muy bien si “su (sa) banda” debe
escribirse “eso” (ça que se pronuncia/sa/)
(1), Freud inventó esta historia, es necesario decirlo, bien chiflada, que se
llama inconsciente, y el inconsciente es tal vez un delirio freudiano. El
inconsciente lo explica todo, pero, como bien lo articuló alguien llamado Karl
Popper, explica demasiado. Es una conjetura que no puede tener refutación.
Se nos ha hablado de sexo sin
sujeto. ¿Eso quiere decir que habría una relación sexual que, sin embargo, no
incluiría al sujeto? Sería llegar lejos: y la relación sexual, que dije que no
había, explica supuestamente lo que llamamos neurosis. Por eso me he dispuesto
a indagar qué es la neurosis. Intenté explicarlo en lo que llaman mi enseñanza.
Debemos creer, a pesar de todo, que esta enseñanza tuvo cierto peso, puesto que
he logrado reunir a toda esta asistencia.
Esta asistencia, debo decirlo, no
me asiste. Me siento particularmente solo en medio de esta asistencia. Me
siento particularmente solo, con las personas con las que tengo que ver como
analista, aquellos que se llaman mis analizantes tienen conmigo otra relación
que esta asistencia. Intentan decirme lo que anda mal en ellos. Y los
neuróticos, eso sí existe. Quiero decirles que no es muy seguro que la neurosis
histérica exista siempre, pero sin duda hay una neurosis que sí existe, la que
llamamos neurosis obsesiva.
A esas personas que vienen a
verme para intentar decirme algo, tengo que decir que no siempre les respondo.
Trato de que aquello pase; al menos lo deseo. Deseo que aquello pase, y es
preciso decir que a muchos psicoanalistas no les queda otro remedio. Por eso he
intentado obtener algún testimonio sobre la manera en que se deviene
psicoanalista: Tal como ahora lo pienso, el psicoanálisis es intransmisible. Es
muy molesto. Es muy molesto que cada psicoanalista esté obligado —puesto que es
necesario que esté obligado a ello— a reinventar el psicoanálisis. Tal como
ahora lo pienso, el psicoanálisis es intransmisible. Es muy molesto. Es muy
molesto que cada psicoanalista esté obligado —puesto que es necesario que esté
obligado a ello— a reinventar el psicoanálisis.
Cuando dije en Lille que el pase
me había decepcionado, fue por eso, por el hecho de que es necesario que cada
psicoanalista reinvente, de acuerdo con lo que logró sacar del hecho de haber
sido psicoanalizante por un tiempo, que cada psicoanalista reinvente la manera
en que el psicoanálisis puede perdurar.
A pesar de todo, intenté darle un
poco más de cuerpo, y para ello inventé cierta cantidad de letras, tales como
la S tachando la A, es decir, aquello que llamo el gran Otro, porque es la S
con la que designo el significante que tacha a ese gran Otro; quiero decir que
lo que enuncié en su momento, a saber que el significante tiene como función la
de representar al sujeto, pero solamente para otro significante —por lo menos
es lo que dije, y es un hecho que lo dije—, ¿qué quiere decir? Quiere decir que
en el gran Otro no hay otro significante. Como ya lo dije, sólo hay un
monólogo.
Entonces, ¿cómo es que, por la
operación del significante, hay gente que se cura? Porque de eso se trata. Es
un hecho que hay gente que se cura. Freud claramente recalcó que el analista no
tenía que estar dominado por el deseo de curar; pero es un hecho que hay
personas que se curan, que se curan de su neurosis, hasta de su perversión.
¿Cómo es posible? A pesar de todo
lo que dije en su momento, no sé nada de eso. Es una cuestión de trucaje. ¿Cómo
le susurra uno al sujeto que se le aparece algo en el análisis que tiene como
efecto curarlo? Es una cuestión de experiencia, en la que lo que he llamado el
sujeto supuesto saber desempeña un rol. Un sujeto supuesto, es un redoblamiento.
El sujeto supuesto saber es alguien que sabe. Sabe el truco, ya que he hablado
de trucaje; Sabe el truco, la manera en que curamos la neurosis.
Debo decir que nada en el pase
revela eso. Debo decir que nada en el pase demuestra que el sujeto sabe curar
una neurosis. Siempre espero que algo me aclare este asunto. Me gustaría saber
por alguien, que atestiguara sobre ello en el pase, que un sujeto —puesto que
se trata de un sujeto— es capaz de hacer más que lo que yo lo llamaría el
palabrerío común, porque de eso se trata. Si el analista no hace sino
parlotear, se puede estar seguro de que falla el golpe, el golpe que es el de
efectivamente producir el resultado, es decir, lo que se llama el síntoma.
He tratado de señalar un poco más
claramente el síntoma. Incluso lo he escrito con su antigua ortografía. ¿Por
qué la elegí? S-í-n-t-h-o-m-a, sería un poco largo explicarles esto. Elegí esta
manera de escribirlo para sostener el nombre síntoma, que se pronuncia
actualmente, no se sabe bien por qué, “simptoma”, es decir, algo que evoca la
caída de algo, pues “ptoma” quiere decir caída.
Lo que cae todo junto es algo que
nada tiene que ver con el conjunto. Un sínthoma no es una caída, aunque lo
parezca. Al punto que considero que ustedes, todos ustedes, tienen como
sínthoma cada uno su cada una. Hay un sínthoma él y hay un sínthoma ella. Es
todo lo que queda de lo que llamamos la relación sexual. La relación sexual es
una relación intersinthomática. Por eso, el significante, que es también del
orden del sínthoma, por eso, el significante opera. Por eso, tenemos la
sospecha de la manera como puede operar; por mediación del sínthoma.
¿Cómo comunicar el virus de este
sínthoma bajo la forma del significante? Eso es lo que me he esforzado por
explicar a lo largo de mis seminarios. Creo que hoy ya no puedo decir más.
9e Congrès de l’École Freudienne de Paris sur « La transmission » .
Parues dans les Lettres de l’École, 1979, n° 25, vol. II, pp. 219-220.
(219)JACQUES
LACAN – Je dois conclure ce Congrès. C’est tout au moins ce qui a été prévu.
Freud s’est vivement préoccupé de la transmission de la
psychanalyse. Le comité qu’il avait chargé d’y veiller s’est transformé dans
l’institution psychanalytique internationale, l’I.P.A. Je dois dire que
l’I.P.A., si nous en croyons notre ami Stuart Schneiderman, qui a parlé hier,
pour l’instant n’est pas vaillante. Il est certain que ce Congrès représente, avec
cette salle pleine, quelque chose qui équilibre l’I.P.A.
Freud, désignant ce qu’il appelait sa « bande », sans qu’on
sache très bien si « sa bande », ça doit s’écrire « ç-a », Freud a inventé
cette histoire, il faut bien le dire assez loufoque, qu’on appelle
l’inconscient ; et l’inconscient est peut-être un délire freudien.
L’inconscient, ça explique tout mais, comme l’a bien articulé un nommé Karl
Popper, ça explique trop. C’est
une conjecture qui ne peut pas avoir de réfutation.
On nous a parlé de sexe sans sujet. Est-ce que ça veut dire
pour autant qu’il y aurait un rapport sexuel qui ne comporterait pas de sujet ?
Ce serait aller loin ; et le rapport sexuel, dont j’ai dit qu’il n’y en avait
pas, est censé expliquer ce qu’on appelle les névroses. C’est ce pourquoi je me
suis enquis de ce que c’était que les névroses. J’ai essayé de l’expliquer dans
ce qu’on appelle un enseignement. Il faut croire que quand même cet enseignement a eu un certain poids
puisque j’ai réussi à avoir toute cette assistance.
Cette
assistance, je dois dire, ne m’assiste pas. Je me sens au milieu de cette
assistance particulièrement seul. Je me sens particulièrement seul parce que
les gens à qui j’ai affaire comme analyste, ceux qu’on appelle mes analysants
ont avec moi un tout autre rapport que cette assistance. Ils essaient de
me dire ce qui chez eux ne va pas. Et les névroses, ça existe. Je veux dire
qu’il n’est pas très sûr que la névrose hystérique existe toujours, mais il y a
sûrement une névrose qui existe, c’est ce qu’on appelle la névrose
obsessionnelle.
Ces gens qui viennent me voir pour essayer de me dire
quelque chose, il faut bien dire que je ne leur réponds pas toujours. J’essaie
que ça se passe ; du moins je le souhaite. Je souhaite que ça se passe, et il
faut bien dire que beaucoup de psychanalystes en sont réduits là. C’est pour ça
que j’ai essayé d’avoir quelque témoignage sur la façon dont on devient
psychanalyste : qu’est-ce qui fait qu’après avoir été analysant, on devienne
psychanalyste ?
Je me suis, je dois dire, là-dessus enquis, et c’est pour ça
que j’ai fait ma Proposition, celle qui instaure ce qu’on appelle la passe, en
quoi j’ai fait confiance à quelque chose qui s’appellerait transmission s’il y
avait une transmission de la psychanalyse.
Tel que maintenant j’en arrive à le penser, la psychanalyse
est intransmissible. C’est bien ennuyeux. C’est bien ennuyeux que chaque
psychanalyste soit forcé – puisqu’il faut bien qu’il y soit forcé – de
réinventer la psychanalyse.
Si j’ai dit à Lille que la passe m’avait déçu, c’est bien
pour ça, pour le fait qu’il faille que chaque psychanalyste réinvente, d’après
ce qu’il a réussi à retirer du fait d’avoir été un temps psychanalysant, que
chaque analyste réinvente la façon dont la psychanalyse peut durer.
J’ai quand même essayé de donner à cela un peu plus de corps
; et c’est pour ça que j’ai inventé un certain nombre d’écritures, telles que
le S barrant le A, c’est-à-dire ce que j’appelle le grand Autre, car c’est le
S, dont je désigne le signifiant qui, ce grand A, le barre ; je veux dire que
ce que j’ai énoncé à l’occasion, à savoir que le signifiant a pour fonction de
représenter le sujet, mais et seulement pour un autre signifiant – c’est tout
au moins ce que j’ai dit, et il est un fait que je l’ai dit – qu’est-ce que ça
veut dire ? Ça veut dire que dans le grand Autre, il n’y a pas d’autre
signifiant. Comme je l’ai énoncé à l’occasion, il n’y a qu’un monologue.
Alors comment se fait-il que, par l’opération du signifiant,
il y ait des gens qui guérissent ? Car c’est bien de ça qu’il s’agit. C’est un
fait qu’il y a des gens qui guérissent. Freud a bien souligné qu’il ne fallait
pas que l’analyste soit possédé du désir de guérir ; mais c’est un fait qu’il y
a des gens qui guérissent, et qui guérissent de leur névrose, voire de leur
perversion.
Comment
est-ce que ça est possible ? Malgré tout ce que j’en ai dit à l’occasion, je
n’en sais rien. C’est une question de truquage. Comment est-ce qu’on susurre au
sujet qui vous vient en analyse quelque chose qui a pour effet de le guérir,
c’est là une question d’expérience dans laquelle joue un rôle ce que j’ai
appelé le sujet supposé savoir. Un sujet supposé, c’est un redoublement. Le
sujet supposé savoir, c’est quelqu’un qui sait. Il sait le truc, puisque j’ai
parlé de truquage à l’occasion ; il sait le truc, la façon dont on guérit une
névrose.
Je dois dire que dans la passe, rien n’annonce ça ; je dois
dire que dans la passe, rien ne témoigne que le sujet sait guérir une névrose.
J’attends toujours que quelque chose m’éclaire là-dessus. J’aimerais bien
savoir par quelqu’un qui en témoignerait dans la passe qu’un sujet – puisque
c’est d’un sujet qu’il s’agit – est capable de faire plus que ce que
j’appellerai le bavardage ordinaire ; car c’est de cela qu’il s’agit. Si l’analyste ne fait que bavarder,
on peut être assuré qu’il rate son coup, le coup qui est d’effectivement lever
le résultat, c’est-à-dire ce qu’on appelle le symptôme.
J’ai essayé
d’en dire un peu plus long sur le symptôme. Je l’ai même écrit de son ancienne
orthographe. Pourquoi est-ce que je l’ai choisie ? s-i-n-t-h-o-m-e, ce serait
évidemment un peu long à vous expliquer. J’ai choisi cette façon d’écrire pour
supporter le nom symptôme, qui se prononce actuellement, on ne sait pas trop
pourquoi « symptôme », c’est-à-dire quelque chose qui évoque la chute de
quelque chose, « ptoma » voulant dire chute.
Ce qui
choit ensemble est quelque chose qui n’a rien à faire avec l’ensemble. Un
sinthome n’est pas une chute, quoique ça en ait l’air. C’est au point que je
considère que vous là tous tant que vous êtes, vous avez comme sinthome chacun
sa chacune. Il y a un sinthome il et un sinthome elle. C’est tout ce qui
reste de ce qu’on appelle le rapport sexuel. Le rapport sexuel est un rapport
intersinthomatique. C’est bien pour ça que le signifiant, qui est aussi de
l’ordre du sinthome, c’est bien pour ça que le signifiant opère. C’est bien
pour ça que nous avons le soupçon de la façon dont il peut opérer : c’est par
l’intermédiaire du sinthome.
Comment donc communiquer le virus de ce sinthome sous la
forme du signifiant ? C’est ce que je me suis essayé à expliquer tout au long
de mes séminaires. Je crois que je ne peux pas aujourd’hui en dire plus.
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