Paco Rodriguez, rompe pre y perjuicios contra ciberespeacio
Este reportaje lo tomo de la RevistaPaco una revista que humedece tu sequedad crónica.(https://revistapaco.com)
Conversamos
sobre cibernética, gubernamentalidad y redes sociales con Pablo Esteban
Rodríguez, autor de Historia de la información (Capital Intelectual) y coautor
de Amar a las máquinas. Cultura y técnica en Gilbert Simondon (Prometeo
Libros). Durante dos encuentros, este investigador y profesor universitario
reflexionó sobre el funcionamiento hipertecnológico del mundo. Un breviario de
las charlas en las cuales también participó el sociólogo Camilo Ríos Rozo.
¿Qué
se inaugura con el libro Cibernética (1948) de Norbert Wiener?
Aquello
que se inaugura es un nuevo modo de estar en el mundo, que como dicen los
Tiqqun, hunde raíces en el modo liberal de concebir el mundo y la sociedad,
pero que lo sobrepasa. Es un modo de
estar en el mundo porque la cibernética, además de una ideología, se propuso
modificar la base material del mundo a través de la técnica. Entonces, no
conozco casos de la formulación de una teoría acerca de qué son los sujetos,
qué son las sociedades, qué es la naturaleza; que tenga respuestas a todas o a
muchas de estas preguntas metafísicas, y que al mismo tiempo pregone e inaugure
un nuevo modo de habitar el mundo.
En ese sentido, Norbert Wiener fue el
representante más destacado de la cibernética porque unificaba las diferentes
posturas. Wiener hacía la pregunta metafísica, hacía la interpretación
metafísica de las tecnologías que se estaban creando (informática, computación,
robótica) y a la vez sostenía que lo importante era la comunicación. Nadie
juntó todo esto. Vos encontrás que, entre los cibernéticos, aquél que se
dedicaba a la comunicación no se dedicaba al aspecto filosófico, el que se
dedicaba a lo filosófico no se dedicaba a la comunicación, el que se dedicaba a
lo técnico no se dedicaba a lo filosófico ni a lo comunicacional. En cambio
Wiener es como si presentara un nuevo modo. Proponía una definición de mundo en la cual lo importante son las
técnicas de comunicación. Wiener decía que aquello que realiza la cibernética
no es solo una teoría. Sino que lo importante es aquello que están inventando.
Por ejemplo, Wiener señala que las computadoras tarde o temprano se van a
conectar entre ellas. Y que los seres humanos se van a conectar cada vez más.
En este punto, lo interesante del planteo de Wiener es que la comunicación va a
pasar a ser un analizador de la sociedad misma. Esta es la tesis que da inicio
a Cibernética y Sociedad (1950) en la cual Wiener plantea que sólo puede
entenderse la sociedad mediante el estudio de los mensajes y de las facilidades
de comunicación de que ella dispone y, además, que, en el futuro, desempeñarán
un papel cada vez más preponderante los mensajes cursados entre hombres y
máquinas, entre máquinas y hombres y entre máquina y máquina.
Norbert
Wiener fue el representante más destacado de la cibernética porque unificaba
las diferentes posturas. Hacía la pregunta metafísica, hacía la interpretación
metafísica de las tecnologías.
¿Por
qué la cibernética implicaría un nuevo modo de estar en el mundo?
Porque
lo que logró es un nuevo modo de vida. Me parece que el ejemplo más claro es la
cuestión de Facebook. El liberalismo clásico sostiene que existe el Estado, que
existen los individuos, y en la vida ciudadana hay una separación entre el
carácter público y la esfera privada. Todo el derecho está construido de esta
manera. Bueno, ese mundo estalló con las redes sociales. No sé si Wiener lo
podría concebir. Es probable que Wiener quedara del lado del liberalismo
clásico. No obstante, la cibernética permite que aparezca la necesidad de esta
comunicado. Esta cuestión de tener que mirar el celular todo el tiempo. La
cuestión de que vos, estando acá, estás en otro lado. Es una situación
existencial. Si nosotros no pensáramos que necesitamos estar conectados con
otros no existiría Facebook. La existencia técnica de todas estas cosas solo
depende de que haya en un momento un imaginario social que lo permita.
Circulación,
transparencia y comunicación son valores de las sociedades cibernéticas. ¿Cómo
se puede entender el Brexit y el ascenso de Donald Trump desde el pensamiento
cibernético?
¡No
es posible! Este tipo de ideologías es todo lo contrario a la cibernética. La
cibernética va por el lado de la libertad entendida como posibilidad de
circulación. O sea, uno puede hacer el paralelismo que hace La hipótesis
cibernética (Tiqqun): la hipótesis cibernética es la extensión de la hipótesis
liberal. Lo que hace esa extensión es darle aire a la hipótesis liberal en un
momento que se necesitaba la construcción de una utopía, un ideal, un norte.
La
cibernética proveyó ese ideal (la necesidad de estar conectado, el ideal de
transparencia y comunicación) sin saberlo. Nadie leía temas de cibernética en
los años 90 para entender esto. Sin embargo, tenías todos los discursos de la Word
Wide Web, de la sociedad de la información. Y
los discursos de gobierno abierto, gobierno electrónico. Gobierno
abierto, gobierno electrónico y circulación. La información tiene que circular.
Y la asociación de la libertad con la circulación.
Todos
estamos siendo vigilados. ¿Y cuál es la novedad? Que a nadie le importa. Hasta
la década de 1970, o incluso hasta los años 80, la idea de un Estado que te
vigila se sostenía. Antes
de saltar a la política, Laura Alonso fue una de las grandes promotoras de las
ideas de circulación de información, acceso a la información y gobierno
abierto.
Sí.
Ellos suponen, un poco cándidamente –después hay que ver a qué intereses
responden– que tenés un sujeto que anda buscando información por todos lados.
Una suerte de contralor de los poderes del Estado. Ese sujeto, a la luz de lo
que vemos, no existe. He aquí un problema fundamental. Nadie encarna al sujeto
liberal que supone el derecho a la información, las teorías que pregonan el
contrapeso de poderes, etc. La idea del poder ciudadano presume un sujeto que
quiere empoderarse a través de la vigilancia extrema de los poderes que te
vigilan. No obstante, si el dato cultural de la época es Facebook, se da todo
lo contrario. Todos estamos siendo vigilados. ¿Y cuál es la novedad? Que a
nadie le importa. Hasta la década de 1970, o incluso hasta los años 80, la idea
de un Estado que te vigila se sostenía. Funcionaba como una alerta para
ciudadanos responsables. Después del caso Snowden, si hubiera tal sujeto
liberal, celoso de sus libertades, de la diferencia entre libertad, privacidad e intimidad, nadie más
usaría Facebook. Y WhatsApp no existiría.
¿Cómo
juegan las redes sociales bajo este esquema cibernético?
Hay
que tener cuidado con juzgar a las redes sociales porque están buscando su
especificidad. Llevan poco más de una década. Facebook es del 2004 pero no
estalla hasta hace diez años, quizás menos. Después todo lo que pase ahí, sin
caer por esto en una posición de neutralidad de la técnica, va a depender de
las acciones que acontezcan y de la estructura de los medios. Ahí no logro
decidirme por un centro de gravedad más claro. En los años 70 existió la famosa
posición de Jean Baudrillard respecto de la cuestión de que no es que se pueda
hacer algo con los medios. Sino que los medios tienen una estructura que lleva
a un lugar en términos ideológicos que no es reversible. Esto implica que la
estructura mediática tiene su propia ideología. No es que la ideología viene de
afuera. Eso, que Baudrillard decía en la Crítica de la economía política del
signo, se puede trasladar hoy con sus cuidados a las redes sociales. En este
sentido, hay algo que ocurre en las redes, quizás menos en WhatsApp y más en
Facebook y Twitter, que es el asunto de la construcción del perfil. La
construcción del perfil tiene un tufillo a emprendedorismo, a empresario de sí
mismo, tiene un tufillo a gestión de sí mismo como marca. Más que un tufillo te
diría que es una de sus características esenciales.
La
modalidad cibernética se transforma en modalidad neoliberal. Y entonces no solo
sería la hipótesis cibernética un relanzamiento de la hipótesis liberal sino el
anticipo, o el armado, el prototipo, de la hipótesis neoliberal. Lo
que conduce a pensar en una matriz neoliberal.
Así
es. Ahí uno puede decir que esta lógica es bastante consistente con el
emprendedorismo y tiene una base neoliberal. Creo que si Wiener viera Facebook
probablemente se sorprendería. Pero también creo que podría reflexionar sobre
que es la consecuencia de lo que él mismo pregonó (la comunicación es una lucha
contra la tendencia de la naturaleza a degradar lo organizado y a destruir lo
que tiene sentido). Una consecuencia que él no hubiera imaginado que se
realizara de este modo. Podría haber sido otra cuestión. Y además, nota al pie,
hay que tratar de establecer la lógica de estos sistemas en general. Porque
Facebook dentro de dos años no va a existir más, y va a ser reemplazado por
otro tipo de sistema. El asunto es ¿podemos escapar a hablar de la nueva
novedad? Que justamente es generación constante de novedad. Es fundamental ver
cuál es la lógica que está en la generación de cada novedad y cuál es el hilo
que une a todas esas novedades. Es imposible no pensar que hay un cierto
neoliberalismo en acción en la necesidad de estar comunicados cuando se
construyen perfiles como el Facebook. Con lo cual, la modalidad cibernética se
transforma en modalidad neoliberal. Y entonces no solo sería, como dice Tiqqun,
la hipótesis cibernética relanzamiento de la hipótesis liberal sino que es el
anticipo, o el armado, el prototipo, de la hipótesis neoliberal. Que necesita
una utopía, o un modo de parecido al que proponía Milton Friedman.
Si
pensamos que el filósofo de la técnica Gilbert Simondon escribe a mediados del
siglo XX, en pleno auge de los medios de comunicación, la sociedad de masas y
el modelo industrial ¿por qué es trascendente su pensamiento en la era digital?
En
primer lugar, dejame decir que Simondon es el último filosofo a la vieja
usanza. O sea que propone construir un sistema filosófico. Asimismo, su insumo
es la cibernética. Una cuestión novedosa, que es contemporánea a él y que nadie
ve. A ver, Simondon defiende su tesis, La individuación a la luz de las nociones
de forma y de información, en el año
1958. El trabajo de la tesis lo realiza entre el año 1953 y 1958. Y las
Conferencias Macy (donde Wiener formula su definición de cibernética) comienzan
en 1948 y terminan 1953. En este transcurso de tiempo, Simondon logra que le
lleguen las sesiones mecanografiadas que son una síntesis de cada una de las
sesiones de la conferencia en Macy. O sea, ya tenés un problema raro. Simondon
usa como insumo para un sistema filosófico de la vieja usanza un saber
completamente nuevo del cual no se conoce el contorno. Además es un tipo que
participa de la generación que destruye los sistemas filosóficos (Deleuze,
Lyotard, Foucault, Althusser, Barthes, Lacan, Derrida). Abre una zona de la
filosofía distinta y renuncia a las pretensiones hegelianas. O sea, contra
Hegel tenés un tipo que está ahí con ellos, que dice palabras que después van a
estar de moda: singularidad, devenir, acontecimiento. Sin embargo, las dice en
el medio de un sistema filosófico y usa como insumo algo que nadie ve (la
cibernética). Y eso ya es raro. En tal sentido, Simondon es importante en la
actualidad porque en su tiempo no se lo pudo entender. Eso es sencillo. Por
otro lado, reponer hoy las cuestiones cibernéticas es complicado porque la
cibernética se disolvió en la vida cotidiana. Esto implica entonces que no hay
cibernética en sí. Le preguntas a cualquiera por la cibernética y te va a
decir: “Ah… Sí. Los boluditos que en la década del 50 hacían robotitos. Ah… Sí.
Un poco la computadora, un poco la inteligencia artificial. Tecnócratas.
Ingenieros jugando a hacer cosas”. Y la realidad no es esa. Sino que la
cibernética es una definición de mundo, que se basa en la comunicación, y que
dice que hay que combatir el secreto. Por ende, que todo aquello que está dentro
tiene que salir. De nuevo, este es el planteo de Wiener en Cibernética y
Sociedad. Entonces, siguiendo este camino, podes aproximarte a Facebook. Pero
para entender Facebook, tenés que pasar por el concepto de cibernética, si no
pasas por un discurso crítico de la cibernética, por el planteo de Simondon, se
te escapa la densidad del problema. Entonces pasas a ser
tecnofílico/tecnofóbico. “La red es una mierda”. O “la red permiten otros
modelos de…”. ¡No! Las redes instalan un nuevo mundo. No es ni bueno ni malo,
es algo nuevo.
¿Se
fetichiza la tecnología?
No
es que se fetichiza, directamente se vela. Y en algún momento el uso del
celular se fetichiza. En algún instante podés decir que el celular es mágico.
Bueno, es en cierto sentido mágico pero tenés una realidad complejísima que en
general te aparece velada (satélites, servers, microcomponentes). Eso es algo
que no acontecía en el siglo XVIII y tampoco en la Revolución Industrial,
porque en las máquinas de esos períodos el funcionamiento estaba expuesto.
Entonces es fundamental traer la crítica de Simondon a nuestros días porque nos
llama a pensar el problema de la técnica. No en términos que nos lleven a
pensar que celular, vaso, auto, mesa, reloj formen parte de un mismo esquema de
explotación. No. Simondon plantea en cambio que los sistemas técnicos, y los
sujetos técnicos, tienen un devenir que se va modificando. Pero cada uno tiene
un ciclo de crecimiento, tiene un ciclo de adhesión, tiene un ciclo de mayor o
menor sociabilidad de penetración. Y en este momento el ciclo le corresponde a
las tecnologías de comunicación. Y qué casualidad, Simondon hablaba de las
tecnologías de comunicación. ¿Y de qué tipo de ideología y sociedad hablaba? De
la cibernética. Pero Simondon ahí no es solo importante como crítico ideológico
de la cibernética sino, fundamentalmente, como crítico de nuestra relación con
los objetos técnicos, los sistemas técnicos. Tenemos que ser capaces de tener
una relación con lo técnico que sea semejante a lo humano. Y no tener fascinaciones
mágicas ni tecnofílicas ni tecnofóbicas, sino conocimiento del funcionamiento.
¿Cómo funciona? ¿Qué está pasando cuándo mandas un mensaje?
Simondon
tenía una fe, un tanto ingenua, en que la modificación acontecía por el lado de
aquello que, en términos marxistas, podríamos llamar la superestructura
ideológica. En
ese sentido, Simondon plantea en la figura del tecnólogo una función de
mediación con el sistema técnico.
Es
interesante el tema del tecnólogo. Simondon tenía una fe, un tanto ingenua, en
que la modificación acontecía por el lado de aquello que, en términos
marxistas, podríamos llamar la superestructura ideológica. Por tanto, el gran
problema de la técnica era que no tenía buenos representantes. Aquellos que
tienen la palabra son los intelectuales –cosa que hoy no sería tan así–, y los
objetos técnicos, los sistemas técnicos, no cuentan con representantes en el
mundo de la cultura. El tecnólogo es aquél que explica a aquellos hombres que
no saben nada de técnica no solo cómo funcionan los objetos técnicos sino el
amor por lo técnico. De manera tal que nada de lo técnico le sea ajeno al
humano. Porque lo técnico es lo humano. Por lo tanto, cuando investimos la
técnica con funciones extrañas y extrahumanas seguramente los que esta errados
seamos nosotros. Ese es el momento del fetichismo, es momento de Feuerbach.
Cuando Feuerbach dice: ¿Dios qué es? Dios es lo que pusimos ahí nosotros. En
ese momento, tenemos un momento de recuperación e inversión. Bueno, esa
recuperación que Marx toma de Feuerbach es la que Simondon retoma incluso en
contra del propio Marx. La función del tecnólogo es inventar un
intelectual-ingeniero, un intelectual-informático, un intelectual-tornero, un
intelectual-metalmecánico. Un tipo de intelectual que interprete existencial y
filosóficamente una máquina, que conozca su funcionamiento y que vea la
actividad humana en él y no simplemente el producto//////PACO
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