Pertenencia/ Inclusión por Guy Le Gaufey
Pertenencia/Inclusión, Guy le Gaufey.
Traducido del inglés por
Verónica Martínez, publicado en http://www.revistanacate.com/articulos/
Si deseas aprender algo sobre la lógica, desde las primeras
páginas del manual al que acudas, vas a estar presionado a estar de acuerdo con
una diferencia inicial. Luego, se te dirá que aceptes, sin demostración alguna,
que "pertenecer"
es diferente de "estar incluido". ¿De qué se trata esto?
Esta diferencia significa que se debe concebir un
"elemento" como diferente de la clase compuesta únicamente por este
elemento, denominado en esta situación la "clase unitaria" de este
elemento. Efectivamente, de ahora en adelante se te invitará a decir y
considerar que este elemento "pertenece" a su clase unitaria,
mientras que esta clase unitaria (y sólo este) puede "estar incluido"
en cualquier tipo de clase de manera indefinida. Por lo tanto, el elemento
"a" puede "pertenecer" al conjunto (a, b, c), por ejemplo,
incluso aunque la clase unitaria "(a)" no pertenezca a este conjunto. Aparecerá únicamente si hago una lista
de las subclases de (a, b, c), es decir: ((a,b), (a,c), (b,c), (a), (b), (c), ()). ¿De acuerdo? Más vale que
digas que sí, dado que, de otra forma, no habrá manera de continuar, y
quedarás, indudablemente, perdido entre los "elementos" y las
"clases", es decir, perdido en la lógica.
No obstante, ¿cuál es la diferencia entre "a" y
"(a)"? Es claro como el agua: la diferencia es "(" y
")", "( )", los paréntesis que aíslan la letra en sí misma.
David Lewis[1]
lo denomina "lazo"; hace alusión a este tipo de papa que los maestros
dibujan en el pizarrón cuando quieren mostrar que los elementos que señalan deben
considerarse unidos en un conjunto, y que "pertenecen" ahora a una
nueva unidad, algo que no existía cuando sólo estaban dispersos.
¿Qué es este lazo, representado en la tipografía por unos
paréntesis? Al examinar la lista de subclases del conjunto (a, b, c) anterior,
descubrimos algo de esto. Por cierto, incluí en esta lista, de manera
silenciosa, un aparente nuevo integrante que no era visible en (a, b, c),
porque no le presté atención a los paréntesis; este “” es la marca de la llamada "clase vacía", una
clase que no incluye nada, ningún “elemento”. Cuando desgloso una clase
de este tipo compuesta por varios elementos en sus subclases, descubro entonces
que, al incluir mis elementos con los paréntesis/lazo, en realidad ya había
utilizado esta clase vacía que aparece como tal solamente al final de mi lista,
pero esta está claramente activa en lo que enmarca cada subclase que creé con
todos los elementos o toda unión de algunos de ellos.
Gracias a esta clase vacía, de ahora en adelante puedo
evitar confundir la misma naturaleza del "elemento" y el tipo de
unidad de una "clase" (o de un "conjunto", aquí no me
molestan estas denominaciones diferentes). A pesar del artículo definido "el", que ubico
delante de "elemento", cuando digo que considero únicamente a este,
no sé si posee algún tipo de unidad por
sí mismo. Cuando digo "un
elemento", "este
elemento", simplemente significa que no señalo dos, cinco, 1428, ni una
infinidad de elementos. Le otorgo el número uno porque lo considero aparte de
otros posibles, pero esta no es ninguna de sus propias características;
es una característica relativa que hace referencia, también, sobre los
"otros" (no son a lo que hago referencia en este momento), una
"cualidad secundaria", como hubiera dicho Descartes[2].
Por el
contrario, "(a)" posee su propia unidad, visible en los "(
)", una unidad que le permite estar incluido como una unidad en una serie indefinida de unidades mayores que aún
no existen, una unidad que será evidente sólo si desglosamos la clase final en
sus subclases.
"Pertenencia" es ahora el nombre del
misterio según el cual la infinita e incontrolable multiplicidad de un elemento
se reduce a la unidad de su clase unitaria al "agregarle" esta
extraña "no-cosa[3]"
que es la clase vacía. Al agregar esta nueva y extraña "no-cosa",
paso de la naturaleza indefinida e infinita del "elemento" a la
unidad sostenida de la clase compuesta únicamente por este elemento, es decir,
su "clase unitaria". Este último puede luego ser fácilmente parte de
un cálculo, mientras que el primero, el cual sí existe, es mucho más difícil de
integrar a cualquier cálculo, debido al silencio sobre su relación con la
unidad antes de "pertenecer" a su clase unitaria.
Suficiente. Ahora dejemos de lado estas cosas de lógica, y
dediquémonos a otro tipo de "lazo", al que el infante se enfrenta
entre, digamos, los seis meses y dos años de edad, cuando se da cuenta de que
la imagen en el espejo frente a sí es la de él mismo. Por lo tanto, refiero a
lo que Lacan llamó el "estadio del espejo", lo que se convirtió para
él, más allá del nacimiento del ego (en el sentido que él le otorgó a la
palabra), en una especie de acontecimiento metafísico - si bien para Wallon (el
psicólogo francés que lo descubrió) el mismo acontecimiento no es más que una
manifestación psicológica y neurológica que atestigua un momento importante de
integración neuromuscular, y nada más.
Lacan concibió este encuentro con la imagen especular como la misma base
de la unidad imaginaria que luego describió como "unien", lo que es justamente algo de la naturaleza de la
"clase unitaria" que recién encontramos. Esto es lo que llamo
"metafísico" para Lacan. La oración crucial en su breve texto de 1949
es la siguiente:
Es que la forma total del cuerpo, gracias a
la cual el sujeto se adelanta en un espejismo a la maduración de su poder, no
le es dada sino como Gestalt, es
decir, en una exterioridad donde sin duda esa forma es más constituyente que
constituida, pero donde sobre todo le aparece un relieve de estatura que la coagula y bajo una simetría que la invierte,
en oposición a la turbulencia de movimientos con que se experimenta a sí mismo
animándola.[4]
C’est que la forme totale du corps par
quoi le sujet devance dans un mirage la maturation de sa puissance, ne lui est
donnée que comme Gestalt,
c’est-à-dire dans une extériorité où certes cette forme est-elle plus
constituante que constituée, mais où surtout elle lui apparaît dans un relief
de stature qui la fige et sous une symétrie qui l’inverse, en opposition à la
turbulence de mouvements dont il s’éprouve l’animer.[5]
“Un relief de stature[6]”…
La expresión es extraña incluso en francés y es imposible acceder a un
significado preciso y rápido. "Relieve" es seguramente común en
escultura ("bajo relieve", "alto relieve", etc.) o en
geografía, pero, ¿de qué forma puede una "estatura" tener un "relieve"?
¡Sobre todo en el mero plano de un espejo! Así que el único sentido disponible
es entender esta palabra como una manera de destacar esta Gestalt como perfectamente visible, algo que se destaca del marco
del espejo como algo que posee un nuevo tipo de unidad.
Por lo tanto, tenemos ahora dos líneas cerradas: aquella que
pasa desapercibida en el borde del espejo (nunca hay un espejo infinito), y
aquella en el borde de esta "estatura" que puede moverse cuando el
"sujeto"7 desea moverse. Un marco fijo y, dentro de este,
un estilo de marco móvil, un "lazo" en movimiento que se define por
su movilidad, permitiéndole aparecer como una unidad a pesar de las numerosas
características que lo componen, porque todas se mueven en conjunto y en respuesta
a movimientos corporales.
Pero no hay reflexividad alguna previa a la identificación
(la anterioridad del agente del acto no es más que un prejuicio metafísico). En
el texto de Lacan, este acontecimiento identificatorio ocurre al final de la
primera cita: “dont il s’éprouve l’animer.” La elipsis del francés reduce al pronombre a simples
letras: "s'" hace referencia a lo que se encuentra frente al espejo,
"l'" a la imagen en este. Son estrictamente contemporáneos.[7]
Por lo tanto, el punto de vista "metafísico" es
considerar el marco móvil de la imagen especular como la fundición de cualquier conjunto de unidad a futuro.
Lo que está frente al espejo, cualquiera sea su nombre,
justo antes de la identificación imaginaria, no es, no obstante, un cuerpo
"fragmentado" desde el punto de vista de Lacan. Hay una lectura muy
común del estadio del espejo Lacaniano atrapado en un entendimiento Kleiniano:
el niño podría sentir su cuerpo como fragmentado, y luego, gracias a la imagen
del espejo, podría descubrir, finalmente, su cuerpo como una unidad. O sea,
luego de la fase esquizoparanoide y su fragmentación, la fase depresiva
aportaría una unidad reconfortante gracias a una especie de duelo, en el
sentido de un progreso de desarrollo natural del caos al orden[8].
La concepción de Lacan no
es de ese tipo: parte de la idea de que no podemos decir nada de la manera en
que "lo que está frente al espejo" capta su cuerpo antes de su identificación imaginaria;
sería una simple invención decir algo sobre eso.
Un "cuerpo fragmentado" debería ciertamente estar
compuesto de "partes" y, en tal caso, cada una de ellas debería ser,
como nuestras subclases previas, "una", atrapada en el tipo de unidad
imaginaria producida por la identificación imaginaria y trasmitida a cada
"parte". Por el contrario, Lacan considera que, antes de dicha unidad, no hay ningún tipo de
unidad, y que, por lo tanto, no hay "partes" ni
"fragmentos"; quizás un increíble enjambre, quizás sólo sensación y
no percepción -pero no sabemos qué tipo de sensación general experimenta este
ser preidentificado; aquí, no puedo utilizar el adjetivo "propio"
para calificar su cuerpo, porque esta reflexividad todavía está en el punto de
surgir. Lo único que podemos decir en ese momento es que la anticipación
de unidad otorgada por la imagen del espejo produce, como resultado, la sensación de un cuerpo fragmentado, cuyas partes
son capaces de aparecer como un componente del ego que se creó con la imagen
del espejo. Lacan dice:
El estadio del espejo es un drama cuyo empuje interno se precipita de
la insuficiencia a la anticipación; y que para el sujeto, presa de la ilusión
de la identificación espacial, maquina las fantasías que se suceden desde una
imagen fragmentada del cuerpo hasta una forma que llamaremos ortopédica de su
totalidad - hasta la armadura por fin asumida de una identidad alienante que va
a marcar con su estructura rígida todo su desarrollo mental.[9]
Le stade du miroir est un drame dont la poussée interne se précipite
de l’insuffisance à l’anticipation – et qui pour le sujet, pris au leurre de
l’identification spatiale, machine les fantasmes qui se succèdent d’une image
morcelée du corps à une forme que nous appellerons orthopédique de sa totalité
– et à l’armure enfin assumée d’une identité aliénante, qui va marquer de sa
structure rigide tout son développement mental.
Una vez que el sujeto es "presa de la ilusión de la identificación
espacial" es que el cuerpo fragmentado puede aparecer, intentando
encontrar su camino a una forma "ortopédica"
de totalidad.
Por consiguiente, no podemos decir o pensar mucho sobre este
extraño "sujeto" que identificaría la imagen del espejo a la que
"pertenecerá" de ahí en adelante, por lo tanto, con esta
"identifidad alienante" que describe Lacan. Este llamado "sujeto" no es ni uno ni
muchos; no está "unificado" ni "fragmentado"; no es ni
"esto" ni "aquello". Este debe concebirse como el
"elemento" de nuestro conjunto lógico anterior: hablamos de él como
"uno" para diferenciarlo de "otros" posibles, pero debemos
atenernos al hecho de que no sabemos cómo se siente "él mismo" porque
no existe dicha reflexividad, incluso si para los otros este bebé es obviamente
un único ser, afectado por diferentes sensaciones, y ya muy activo en su
comprensión de la realidad externa.
Esta ignorancia sobre la esencia de lo que está frente al
espejo antes de la identificación es crucial en la práctica analítica: lo que identifica la imagen en
el espejo y sus características innumerables merece ser calificado como
"sujeto" porque debemos suponer a un agente capaz de soportar una
relación cercana y estable (aunque difícil por momentos) con su imagen, pero no
sabemos nada sobre este sujeto -- ni sus cualidades ni su destino.
La nueva definición de este sujeto como "representado
por un significante para otro significante" en la primera sesión del
seminario La Identificación[10]
mantiene una ausencia idéntica del conocimiento sobre dicha entidad "en sí
misma". Nos enseñan que no es más que el vínculo entre dos significantes,
un efecto de la cadena significante (según un nuevo significado de la palabra
"significante"), y nada más.
Este doble desvío de la lógica elemental y la
reconsideración del estadio del espejo Lacaniano nos permite considerar lo que
"pertenece" a algo, como sujeto; es decir, un ser de un tipo muy
especial, muy cercano a lo que Charles Sanders Peirce denominó
"primeridad":
El Primero debe, por lo tanto, estar
presente y ser inmediato, para así no estar en segundo lugar a una
representación. Debe ser nuevo, porque si es viejo, es secundario a su estado
anterior. Debe ser inicial, original, espontáneo y libre; de lo contrario, es
secundario a una causa determinante. También es algo vívido y consciente,
solamente para evitar ser el objeto de alguna sensación. Precede toda síntesis
y determinación; no tiene unidad ni partes. No puede ser una idea expresada;
asevéralo, y ya perdió su inocencia característica, ya que la aseveración
siempre implica una negación de otra cosa. Para a pensarlo, ¡y ya voló! Eso es primero: nuevo,
inicial, original, espontáneo, libre, vívido, consciente y efímero. Sólo
recuerda que cada descripción de él debe ser falsa para él.[11]
Una vez
que este elemento "pertenece" a su clase unitaria, cuando logra
identificarse con el conjunto de
características de las que siente que está compuesto, entonces esta nueva
unidad puede incluirse en cualquier combinación porque posee ahora una unidad
cerrada que nos permite contarlo como "uno". Los
psicopatólogos pueden insertarlo cuanto quieran en su clasificación, pero sería
bueno que no olvidaran la imposibilidad de "describir" todo lo que
incluye el elemento, estando este destinado a concebirse como una entidad
privada de todo tipo de reflexividad;[12]
por lo tanto, según Peirce y también Lacan, imposible de conocerlo como tal.
Por lo
tanto, podrás "incluirte" a ti mismo en cualquier tipo de asociación,
banda, agrupación, rebaño, grupo, bando, categoría, círculo, clase, hermandad,
compañía, congregación, facción, formación, pandilla, reunión, organización,
manada, partido, séquito o tropa, pero recuerda que, en un pasado remoto,
tuviste que agregar esta clase vacía efímera para reunir realmente las
innumerables características que te componen (muchas de ellas a futuro, en ese
momento), y que a cada una de ellas le falta esta clase vacía que solamente tú
eres capaz de agregar. Recuerda también que el poeta francés Charles
Baudelaire consideraba que a la Declaración de Derechos del Hombre y del
Ciudadano francesa le faltaban dos derechos: el derecho al desorden y el
derecho a marcharse.
Resumen: "Pertenencia" tiene
también un significado importante en la lógica elemental. ¿Puede ser de
utilidad este significado para concebir la relación entre el sujeto Lacaniano y
su imagen especular considerada como la base misma de su ego?
[1]
Más información en David Lewis, Parts of
Classes, Basil Blackwell, Cambridge, Mass., USA, 1991, p. 29.
[2] Si digo que la lava se
encuentra alrededor de los 700 °C y 1100 °C, describo una cualidad física que
refiere a la escala física, que habla de la velocidad de las moléculas, y así
sucesivamente. Si agrego que "es muy caliente", hago referencia
entonces a los seres vivos, los cuales no pueden soportar tales temperaturas.
"Caliente" es una "cualidad secundaria"; "1100
°C" es una "cualidad primaria".
[3] El autor utiliza el
término “no-thing”: “thing” hace
referencia a cosa, pero el autor
quizás haga, al mismo tiempo, una referencia al término inglés “nothing” que significa nada, debido a que “una cosa que no es”,
es decir, una “no-cosa” es, quizás, lo mismo que nada. No obstante, este juego de palabras en español es imposible
de realizar. [N. del T.]
[4] Jacques Lacan, Escritos 1, traducción de Tomás Segovia
y Armando Suárez, México, Siglo XXI,
2009, p. 101.
[5] Jacques Lacan, Écrits, Paris, Seuil, 1966, 94-95.
[6] El traductor al inglés de
los Escritos de Lacan, Fink, tradujo: « the contour of his stature » (un relieve de
estatura), a lo que Le Gaufey comenta: "lo que es mucho, la
"estatura" en cuestión no es, por el momento, "suya" (his). Está muy cerca de serlo, pero no
aún, solamente luego de la
identificación imaginaria". [N. del T.] 7 Aquí encontramos otra
palabra extraña y Lacan utiliza varias palabras distintas en este texto corto
para referirse a lo que se encuentra frente al espejo: "el niño
humano", "un lactante", "el sujeto" (varias veces),
"el pequeño hombre en el estadio infans",
"el Yo".
[7] Por supuesto, no para
nosotros, que miramos la imagen en el espejo como un fenómeno físico mucho
antes de que el "sujeto" se percate de él.
[8] Hace varios años, en su
libro La imaginación científica: estudios casuísticos (Nueva York,
Universidad de Cambridge, 1978), Gerald Holton mostró de manera espléndida que,
en la historia de la física, la idea de que lo que viene primero en la realidad
física -caos u orden- no era nada más que un prejuicio al que llamó
"themata", sin consecuencia alguna sobre la investigación misma, pero
dando lugar a la fundación de diferentes familias de pensamiento entre los
científicos. Aquí nos encontramos atrapados en el mismo problema.
[9]
J. Lacan, Escritos, trad. Tomás
Segovia y Armando Suárez, op. cit.,
p. 102. Versión francesa, p. 97
[10]
En diciembre de 1962, doce años antes del texto de estadio del espejo de los Escritos, de 1949, luego de un texto
previo en 1936 en el congreso IPA en Marienbad.
[11] Charles Sanders Peirce, Collected Papers, 1.357.
[12]
Esta falta de reflexividad es una característica fundamental del sujeto
Lacaniano, pero del objeto (a) también - una cualidad muy extraña para
cualquier objeto.
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