Entrevista a ¿Jacques Lacan o a pseudo Jacques Lacan? dudas
Presento está entrevista a Jacques Lacan sosteniendo algunos interrogantes que l@s lector@s tienen a su alcance leyendo la presentación. La principal cuestión es que no está establecido con alguna precisión conjetural en qué lengua se llevo a cabo, si hubiera sido en francés ¿Quién realizo la traducción?. A eso se añade que la presentación no índica quién registro y cómo la entrevista; luego, enefecto,la entrevista revela en forma conjetural la fecha más posible en que la misma se llevó a cabo basados en las notas de un psiquiatra catalán,el Dr. Ramón Sarro, amigo de Jacques Lacan y otras del Dr. Tusquets, solo que las notas no están disponibles, entonces subimos el texto acompañado del siguiente interrogante :Entre vista a Jacques Lacan?;entrevista reconstruida ¿cuál es el registro?¿Pseudo Jacques Lacan?
Presentación
Jacques Lacan estuvo en Barcelona al menos en dos ocasiones. La
primera a raíz del Congreso Internacional de Psicoterapia, celebrado en esta
ciudad durante la primera semana se septiembre de 1958. Dentro de la sección
del mismo dedicada al Psicoanálisis Lacan interviene con una exposición
titulada “La Psychanalyse vrai et (la)
fausse”[2];
la segunda ocasión para la inauguración del curso 1972-1973 de la Asociación
catalana de psiquiatría, invitado por el Dr. Ramón Sarró, amigo de Lacan, y por
el Dr. José Luis Martí Tusquets, presidente en aquel entonces de la Asociación
y asimismo amigo de Lacan. Lacan intervino con una conferencia: “Du discours psychanalytique comme accés au
réel”, que resultó del todo incomprensible para un público que no conocía a
Lacan, y de la que salvo unas notas del Dr. Ramón Sarró en la primera página de
los Écrits que le obsequió y dedicó Lacan (“A mon chercher ami Ramon”) y
algunas notas del Dr. Tusquets inéditas.
Conjeturamos que la entrevista que presentamos a continuación fue
realizada con ocasión de este segundo evento por la coincidencia de fechas. La entrevista con Lacan figura en las páginas
10 a 19, precedida por una introducción (pp. 8-9) que contiene algunos datos
erróneos sobre Lacan que aquí corregimos. Por nuestra parte nos hemos limitado
a revisar esta entrevista y a corregirla técnicamente. No se conoce el original
francés de la misma.
El texto de la misma fue
publicado en francés y en una traducción española de Toni Vicens, bajo el
título: “El psicoanálisis verdadero y el
falso” en la revista Freudiana,
1992, nº 4/5, pp. 11-21 (en francés) y 23-34 (en español). Asimismo fue
publicada en L’âne, 1992, nº 51, pp.
10-11. Finalmente fue recopilada por J-A. Miller en Autres
écrits, Ed. du Seuil, Paris, 2001, pp.
165-174.
Esta entrevista no tiene ninguna versión en francés, al menos, no
la hemos localizado
Decidimos publicarla aquí para hacerla accesible al público
interesado.
Juan
Bauzá y Mª José Muñoz
ENTREVISTA DE JACQUES LACAN EN BARCELONA
REALIZADA POR Mª JOSÉ RAGUÉ
PARA EL VOLUMEN 28 (FREUD Y EL PSICOANÁLISIS)
DE LA BIBLIOTECA SALVAT DE GRANDES TEMAS[1])(1973)
Introducción
Jacques LACAN
Jacques Lacan nació en París, en 1901. Aunque inicialmente se
dedicó a la Medicina, pronto abandonaría este campo para interesarse por la
Psiquiatría. En 1962 es nombrado profesor de la École Normale Supérieure de
París y en 1968 comienza a dirigir la revista Scilicet.
Entre sus obras cabe destacar la recopilación de artículos y
conferencias bajo el título de Écrits (1966). En 1973, se publican Les
quatre concepts fundamentaux de la psychanalyse (Los cuatro conceptos
fundamentales del psicoanálisis). Aunque su producción bibliográfica es
reducida, los efectos de sus teorías han trascendido el campo de la Psicología
para incidir en el de la Filosofía. Las tesis contenidas en su informe al
Congreso de Roma, celebrado en 1953 en el Istituto di Psicología, en las
que explicaba “la función y el campo de la palabra y el lenguaje en el
psicoanálisis” (incluidas en sus Écrits), pueden considerarse como el
punto de arranque de la hoy denominada “escuela lacaniana”.
Jacques Lacan representa una
renovación del psicoanálisis, tanto a nivel teórico como a nivel práctico. Para
él, el psicoanálisis tiene solamente una interpretación posible: la
lingüística.
En
el centro de la teoría y práctica psicoanalítica se encontraría el
inconsciente, fuente de los fenómenos patológicos. Así, la cura psicoanalítica
se llevaría a efecto mediante la manifestación del inconsciente a través de los
síntomas. Para ello, el gran problema, la gran tarea a cubrir por el
psicoanálisis, reside en descubrir las leyes a través de las cuales se rige el
inconsciente, leyes que solamente puede descubrirse con el estudio de las
manifestaciones de aquel. Los síntomas psicoanalíticos serían las obsesiones,
las fobias, etc., lenguaje cuya clarificación corresponde al psicoanálisis, ya
que el lenguaje de esos síntomas no es otra cosa que el lenguaje en que “hablan”
las enfermedades psíquicas. Si los síntomas no se articulan en palabras,
permanecen oscuros. Por eso es necesario que los síntomas se manifiesten en
palabras.
En consecuencia, tarea del
psicoanálisis, según Lacan, será descifrar el lenguaje para poder alcanzar el
inconsciente, en el cual se elaboran y estructuran las realidades esenciales
del individuo, y foco del que derivan a su vez los fenómenos patológicos.
Por otra parte, el síntoma no es un signo lingüístico, capaz de
dirigir la mente hacia una realidad determinada. La naturaleza de los síntomas
exige su minucioso análisis y descubrimiento, tarea en la que la lingüística
ofrece los instrumentos que han de permitir penetrar en su investigación. En
resumen, para Jacques Lacan, a quien entrevistamos a continuación acerca de
algunos complejos aspectos actuales del psicoanálisis, la interpretación
lingüística es la auténtica interpretación de Freud.
Como afirma él mismo:
«Mostraremos que no hay palabras
sin respuesta, incluso si no encuentran más que el silencio, con tal de que
tenga un oyente, y que éste es el meollo de su función en el análisis».
Sus aportaciones han sido y son el
centro que ocupa la atención de amplios sectores culturales relacionados con la
Psicología y la Filosofía, pero por otra parte, le han alejado definitivamente
de la ortodoxia psicoanalítica.
Entrevista
Se ha hablado de una mitología del psicoanálisis. ¿Qué opina usted
de ello?
Son
muy fuertes los mitos que los psicoanalistas creían que debían reverenciar para
hacerse admitir en la buena sociedad desde hace algún tiempo, desde la época
misma en la que yo comencé la labor de disolver esos mitos.
Esto no significa que tales mitos
no fueran vivos. La tradición lo prueba. Los mitos provienen de una cierta
economía del placer. Pero van más allá. Lo que se llama Universidad, se encarga
de ellos, su papel es conservar esos mitos.
Me dirán ustedes que el mismo
Freud parece sacrificarse a los mitos. Es cierto, se sacrificó a ellos; en su
tiempo él no podía hacer otra cosa si quería ser admitido.
¿Es usted el “portavoz” de Freud? ¿Su escuela es freudiana?
Yo
he partido de Freud para enfrentarme con aquellos que decían asumir el
psicoanálisis en nombre de Freud y que extraían provecho con esa práctica.
Me vi obligado a decirles que su
práctica psicoanalítica o era un engaño o se limitaba a fundamentarse en un
juego efectista de palabras. Yo opinaba que “si con sus pacientes –antes los
llamaban así– lo único que pueden intercambiar son palabras, al menos
establezcan ustedes mismos las reglas”.
La función de la palabra sólo
puede explicarse al definir el campo del lenguaje. Esos dos términos son el
título de un discurso que pronuncié en Roma, en 1953, y del que surge mi
escuela después de muchas dificultades.
Mi escuela efectivamente es freudiana, y eso no debe extrañar, ya
que demostré claramente que los testimonios aportados por Freud de la
existencia del inconsciente, de los sueños, de los lapsus y ocurrencias
ingeniosas, sólo son interpretables sobre el texto de lo que se dice a
través de la palabra del propio interesado. Este es un hecho patente en las
tres obras que Freud ha escrito sobre cada uno de esos temas y que constituyen
el punto de partida de su “pensamiento”.
Mi escuela debe, por tanto, entenderse freudiana en el sentido de
fundada en Freud. Hoy, París, es el único lugar en el que hay analistas
que, sin desdeñar las prácticas de la medicina, saben que ésta no les sirve de
nada.
La fundación de mi Escuela tenía,
entre otros, el objetivo de clarificar posiciones son la pretendida internacional
psicoanalítica, cuyos problemas se debaten en un ambiente sórdido.
Según
usted, “el psicoanálisis nos asegura que existe bajo el término inconsciente
algo calificable, accesible y capaz de ser objetivado”. ¿Qué es, pues, el
inconsciente?
Ante
todo, conviene aclarar que el inconsciente no es una aspiración del alma, ni un
recuerdo de la infancia, ni una regresión del “desarrollo psíquico”.
Considerarlo así sería lo mismo que reducirlo a los mitos clásicos de que se
nutre la psicología universitaria.
A primera vista el nombre parece no estar mal escogido. El
inconsciente es lo no-sabido (in-su) de un saber, es decir, un
saber que no tiene sujeto, un sujeto que sepa.
A partir de ahí podemos clarificar
su nombre: el instinto. Es con este nombre que desde siempre se designa un
conocimiento cuya evidencia choca con la realidad animal. Un animal que sabe
picar a su presa en el lugar exacto del cuerpo para paralizarla, ¿conoce la
anatomía de ésta? No nos atrevemos a creerlo. ¿Por qué? ¿Por qué no puede
conocer la anatomía del adversario? ¿Por qué los animales saben ocultar una
cría que no pueden cuidar para protegerla el tiempo necesario para que se
desarrolle?
Ahí es donde se funda la interpretación del instinto que los
psicoanalistas falsean en todas las lenguas, al traducir lo que Freud designó
con la palabra Trieb (impulso, pulsión), que en inglés se traduce
bastante bien por drive (cosa que se deriva), y en francés por dérive,
lo cual es una solución transitoria y desesperada hasta que se logre dar a la
palabra su acuñación ideal. Yo prefiero dejar que la descubran los que me leen.
En ocasiones la designo como lalengua, y nótese que reúno las dos partes
en una. Esa manera de escribirla es la clave personal para designar lo que es
el objeto de la lingüística. Uno entre muchos otros.
El conocimiento de lo que hay en el inconsciente es un
conocimiento que se articula de uno o de varios lalengua. Es un saber que
le ex-siste al individuo, es decir que le concierne aunque no lo sepa.
El concepto inconsciente (Freud
dudó de su nombre) está lejos de expresar la verdad. El inconsciente sólo es
saber, saber articulado en una forma lingüística.
El ser parlante se embrutece con
la idea de instinto al atribuirlo a los seres que no saben hablar, a los
animales, según él.
¿Qué
es lo que Freud no capto en su labor de análisis?
No
abusemos del genio de Freud. Incluso el genio necesita el favor del cielo para
aparecer.
La ciencia descendió del cielo,
eso es tangible en la historia. Incluso es la única objeción que se le puede
hacer. La bestia humana es de la Tierra como observaba Pascal, y esas
maravillas que ahora debe a la ciencia y que reverencia muy pronto se dará
cuenta de que no hacen más que estorbar. Sin embargo, tendrá que acostumbrarse.
Lo que quizás Freud no consideró
es que la ciencia tiene sus límites: esa es su principal debilidad. Su
esperanza en la “sexología” es cómica, cuando precisamente su experiencia le
demostraba que el saber del inconsciente es lo que el ser parlante inventa...
para satisfacer los “deberes” de su reproducción, quizá.
Le era necesario inventar ese
inconsciente, para contestar al malestar de su cultura, provocado por el
advenimiento de la neurosis como tal.
Antes, nunca se habló de nada
parecido. Todos se bañaban en la “verdad” del pecado original.
El amor, el verdadero amor, tenía
que estar en otra parte, fuera del sexo. Podría decirse que se escondía por
doquier. Sólo se hablaba de una “divina comedia”, pero a condición de que las
mujeres estuvieran lo más lejos posible.
Todo ello constata el hecho de que
no se quería saber nada del inconsciente. Se le temía. Apriorismo justo, ya que
el inconsciente no tenía nada que hacer en ese coloquio del amor loco.
¡Y ese es nuestro destino, tener
que inventar el inconsciente! Y subrayo: nosotros los inventamos. Lo que hemos
“descubierto” (no inventado) es únicamente su lugar, que está allí desde
siempre, de eso no cabe duda alguna, pero sin explorar.
¿Cuál
es el fruto de sus cursos sobre el sujeto y qué es lo que aporta a las teoría
freudianas?
Indudablemente
no se puede decir que Freud haya agotado el tema, pero completarlo es difícil.
De momento, los cursos que he dado sobre el tema se limitan a desvelar el
problema, para sólo para que el sueño prosiga mejor, concretamente el sueño de
los que querían revolucionar el mundo, ya que creen en él.
De hecho, mi discurso es la única oportunidad de que el
psicoanálisis vuelva a funcionar. Quiero decir que sólo a fuerza de atestiguar
la verdad, tal como se presenta en la confesión que se le ofrece a cada uno por
la experiencia analítica, el analista lograr hacer salir de su discurso una
invención de saber, capaz de proporcionar un resultado, un fruto que sea un
placer para todos y también para esas no-todas que son las mujeres en su
acceso al hecho patente de que el ser parlante es el único en autorizarse en la
elección de su sexo.
Es de ahí de donde partió Freud escuchando a las histéricas: cada
una de ellas quería que el hombre ex-sista, a título de
“por-lo-menos-uno”.
[1] La entrevista con Lacan figura en las páginas 10 a 19, precedida
por una introducción (pp. 8-9) que contiene algunos datos erróneos sobre Lacan
que aquí corregimos. Por nuestra parte nos hemos limitado a revisar esta
entrevista y a corregirla técnicamente. No se conoce el original francés de la
misma.
[2] El texto de la misma fue publicado en francés y en una traducción
española de Toni Vicens, bajo el título: “El psicoanálisis verdadero y el
falso” en la revista Freudiana, 1992, nº 4/5, pp. 11-21 (en francés) y
23-34 (en español). Asimismo fue publicada en L’âne, 1992, nº 51, pp.
10-11. Finalmente fue recopilada por J.-A. Miller en Autres écrits, Ed.
du Seuil, Paris, 2001, pp. 165-174.
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