Diego García , Notas de lectura: "¿Lacan? ¡Qué me importa!"
NOTAS DE LECTURA
¿Lacan? ¡qué me importa!
Jean Allouch,
Traducción :Marcos Esnal.Una Piraña ediciones
+ artefactos.Cuadernos de nota ,Buenos Aires, 2020
Notas de lectura, Diego García (*)
Allouch está
picante. El libro tiene ese carácter; en lo monocromático de su tapa y sus
hojas, queda claro que no se trata de color, sino de sabor. Podría considerarse
como un condimento infaltable
a sus otras obras, quizás más "teóricas", si ese adjetivo tuviera
algún sentido en alguien que, a cada paso, tras un cierto número variable de
palabras, no deja de remitir siempre a la práctica analítica, de entrever en
sus comentarios alguna indicación "práctica" valiosa (como la no
pretensión de saber sobre la locura, la función del pensamiento como censura,
su definición del analista como alguien del cual es posible desentenderse no
sin él, etc.).
Se trata
también de un libro-testimonio.
Testimonio de encuentros y de rupturas; no sólo del autor para con algunos
otros, sino también de Lacan con algunas figuras del llamado, con razón y por
el propio Lacan, campo freudiano. Se ve desfilar a lo largo de las páginas a
esas figuras (André Green, Moustapha Safouan, Wladimir Granoff, Georges
Lantéri-Laura, Conrad Stein, Olivier Flournoy, Danielle Arnoux, Jacques-Alain
Miller) como a otras que sin pertenecer al mismo campo no dejan de tener
relaciones con él (como Philippe Sollers, David Halperin, Léo Bersani, el
movimiento queer). Todo ello le
da al libro un sesgo intimista, en el que uno se siente de algún modo parte de
esos debates, algunos de los cuales se remontan a décadas que parecen lejanas
pero no lo son tanto.
Como las
intervenciones no siguen un orden estrictamente cronológico, aunque en su
conjunto van de 2001 a 2014, es a otro criterio que parece responder su
agrupamiento y su ordenación. A veces se trata de una contigüidad que se
anuncia (como cuando hablando de Georges Lantéri-Laura, Allouch dice no haber
tenido una experiencia parecida sino con Conrad Stein), a veces gira en torno a
ciertos dispositivos que conciernen al psicoanálisis (el ejercicio del análisis
mismo, la presentación de enfermos, la práctica de control), otras se suceden
de manera temática (a propósito de la guerra de escuelas, la ideología
familiar, la transmisión epíclera), y habrá algunas otras cuyo anudamiento
seguramente escapa al lector... al menos a éste lector.
Con todo, creo
poder ofrecer un hilo de lectura que, en cierta medida, se distancia de esta
seriación más o menos explicitada. Ese hilo es la demanda. No sólo porque el origen de este libro surge de una
demanda, que uno de los editores no deja de señalar, sino porque la demanda
está presente, incluso cuando se ausenta como palabra, en cada uno de los
textos.
Ya desde
el Prefacio ella aparece a
propósito del "no es eso" (p. 11), fórmula lacaniana de la demanda.
En ¿Lacan? ¡Qué me importa!,
conferencia homónima al título del libro, la demanda aparece articulada a ese
desentendimiento de Lacan, que Allouch profiere, pero que se muestra como una
aserción no recíproca: Lacan no se desentendió de él. ¿Cómo? "Haciéndose,
por mi demanda, mi psicoanalista" (p. 23).
Esta demanda de
análisis, dice el autor, que muerto Lacan ya no es posible hacerle, pero que
también -en vida de Lacan- a algunos otros le fuera rechazada. Es el caso,
mencionado en Gracias Moustapha,
de J.-A. Miller para quien no había otro "analista de elección" que
Lacan, con lo cual "su demanda de análisis se encontró en un impasse"
(p. 36); impasse del que Lacan no la sacó.
En Wladimir Granoff, Jacques Lacan: ¿una
ruptura?, encontramos una perlita acerca del llamado "obsesivo" y
la posición del analista como siendo colocado, sádicamente, por el analizante
"en el lugar de demandarle hablar, dicho de otra forma, de pedirle que
cague" (p. 42). En ese mismo artículo, pero en un pie de página, la
demanda aparece en relación al dispositivo
del pase, a lo que Lacan esperaba, en términos de respuesta, de ese
dispositivo; demanda que "podría constituir el infranqueable obstáculo a
eso que se esperaba obtener" (p. 56).
A propósito de
otro dispositivo, esta vez la presentación
de enfermos, tema del homenaje a Georges
Lantéri-Laura, vemos tratar la demanda singular que allí se juega y
las maneras diferentes de situarse en relación a ella que tuvieron Lacan,
Lantéri-Laura y el propio Allouch. "¿Dónde estaba la demanda cuando Lacan
presentaba a un enfermo? No se puede excluir que la demanda estaba de su lado,
era suya, la del presentador. No había nada de eso en Lantéri-Laura. De entrada
estaba claro que la demanda venía principalmente del equipo médico" (p.
59). De modo tal que, si la presentación de enfermos tiene algún efecto de
enseñanza, es también la de un modo singular de poner en acto el no es eso. Dice Allouch: "Se creía
saber que la cuestión estaba ahí, y se cae en la cuenta de que está en otro
lado, y entonces es diferente. No es gran cosa; y es mucho" (p. 61).
En cuanto
a Stein en lo de Lacan, Lacan en lo
de Stein: momentos y la particular manera en que cada uno visitó el
lugar del otro, no es posible inferir que "la demanda queda del lado de
Stein", ya que Lacan "anhelaba la presencia activa de Stein en su
seminario, es algo que le hizo saber" (p. 64). Del mismo modo, Allouch
rectifica en el diálogo con Philippe
Sollers que "el amor que no se obtiene" (p. 84) sea un amor
que Lacan podría haber obtenido. Antes bien, eso permite situar una forma
inédita del amor, que lleva el nombre de Lacan, y sitúa al mismo tiempo la
demanda en análisis (como demanda de amor). De allí la pregunta: "¿qué es
lo que eso puede producir de bien a alguien, a saber el analizante, el tener un
asunto con un partenaire que, como tal, iría a obtener de ese alguien el amor
que no se obtiene?" (p. 85).
¿Y en Donde hay control y control? También
allí, respecto de ese dispositivo, bajo el nombre de Olivier Flournoy "al
ir a demandar, un buen día, un control a Jacques Lacan" (p. 114) se nos
pone al tanto de las diferencias entre quien se posiciona en esa práctica como
portador de un saber (en este caso, Francis Pache) y el modo en que Lacan
"agujereaba el saber que el controlador aportaba" (p. 117).
En el Coloquio, 26 de noviembre de 2006 y
en Poquita escuela, guerra de
escuelas aparece nuevamente la figura de J.-A Miller, el problema de
la transmisión epíclera, y los litigios por el derecho moral sobre la enseñanza
de Lacan tras su muerte. Se trata de la "segunda demanda" (p. 123)
presentada por Seuil contra
una transcripción ilegal del seminario sobre La transferencia. Se entiende que se trata allí de una demanda en
sentido jurídico pero, claro está, ello no excluye lo que de la demanda queda
dicho en los otros pasajes del libro. ¿Hay en juego una demanda de otro orden
en eso que allí se reclama? Más aún si, ateniéndonos a lo que del derecho moral
francés allí se plantea como una "eternización de la voluntad del
sujeto" (p. 125), es posible pensar la demanda del muerto respecto de
aquel que ha sido ubicado allí como su heredero (veáse, una vez más, por caso,
Hamlet y el espectro del padre muerto).
Finalmente, el
libro cierra con Siete respuestas a
la revista Descartes a propósito
de la Queer theory. Siete
respuestas, efectivamente, a siete preguntas/demandas (demandes), que Allouch contesta no sin
dejar de enviar al emisor de aquellas su propia pregunta en forma
invertida. ¿Se trata en lo queer de
un "pensamiento"? ¿Lo queer "representa"?
¿Es deseable una recepción "verdadera" y "durable" de
lo queer? Para el autor el
movimiento queer "nos
ayuda a resistir mejor al psicoanálisis como pastoral" (p. 137) a
condición de reconocer el límite que es constitutivo de todo campo. Límite que
concierne también al campo freudiano, si este no quiere perder lo que tiene de
parasitario, en aras de responder a demandas que lo social le formula.
Concluiría
entonces, a mi vez, esta reseña, en lo que tiene de limitada, celebrando el tan
interesante ejercicio que este libro hace de una docta ignorancia. ¿No es acaso la demanda lo que agujerea todo
saber en tanto ella se formula como un no
es eso allí donde alguien cree poder satisfacerla?
Rosario, 30 de octubre del 2020.
(*)
Psicoanalista. Docente en la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y el
Instituto Universitario Italiano de Rosario (IUNIR). Autor de Del arcoíris a la norma. La ley de
matrimonio igualitario como estrategia biopolítica (Rio Ancho, 2016) – psicodie@gmail.com
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