J.Attal: El pase, re-inventar el psicoanálisis en cada ocasión, versión en castellano




El pase, reinventar el psicoanálisis en cada ocasión*
José Attal
Esta es la versión castellana de la exposición de José Attal realizada  el 3 de noviembre de 2012. La trascripción del  francés oral  al escrito la efectuó Jean-Francois Ferbos. Luego esa versión escrita fue pasada al castellano por Darío Daniel Díaz en diálogo con Alberto Sladogna, contamos con una lectura amigable a cargo de  Christine Castro. En este blog está el vídeo que corresponde a esa actividad.

*Conferencia pronunciada el sábado 3 de noviembre de 2012 en el auditorio de la librería Hernández, Buenos Aires. La organización de esta actividad estuvo a cargo de Stella Campos, Eduardo Bernasconi, Hugo Cardozo, Claudia Weiner y Alberto Sladogna, miembros de la ELP.

En primer lugar, les agradezco por recibirme y lamento no hablar bien el español para dar esta conferencia en español, pero tengo un buen traductor, dado que ha dicho que iba a traicionarme.
Comenzaré, pues, con unas palabras sobre el título.

El título es “re-inventar el psicoanálisis”. Me refiero al título que se me ocurrió luego de una discusión con Alberto: “re-inventar el psicoanálisis”. Si digo discutir me refiero a disputar un poco y luego avanzar, porque de hecho no se discute nunca con Alberto Sladogna, ¡nunca! Bueno, un poco sí, pero luego se avanza. Cuando le dije “re-inventar” me comentó: “¿pero reinventar no sería como volver a?” Ciertamente, entonces, su reflexión fue lo suficientemente importante como para conservar este título para ustedes.
El término “re-inventar” es la palabra que emplea Jacques Lacan cuando al final de una de sus intervenciones sobre el pase, que es lo que nos reúne aquí, dice lo siguiente: “El psicoanálisis es intrasmisible, y resulta bastante abrumador que cada psicoanalista tenga que re-inventarlo”. ¿Quieren que lo repita? La cita es la siguiente: “El psicoanálisis es intrasmisible, y resulta bastante abrumador que cada psicoanalista esté obligado a re-inventarlo”. Hablaremos más tarde con mayor precisión de la no-trasmisibilidad del psicoanálisis, teniendo en cuenta algo difícil de aceptar, a saber, que nunca puede trasmitirse una experiencia. Se trata de algo muy difícil de integrar, entonces tengo que re-inventar.
¿Por qué re-inventar? La respuesta es que el psicoanálisis ya ha sido inventado, e inventar algo que ya ha sido inventado es una contradicción. ¿Qué significa, entonces, re-inventar? Antes de cualquier discusión, pienso que al menos podemos comprenderlo como revitalizar un poco, dar un poco de aire, de perspectiva, de apertura, pero, sobre todo, un poco de contemporaneidad. Es decir que re-inventar es plantear la actualidad misma de la cosa.
Por último, ya no psicoanalizamos hoy como lo hacíamos hace veinte o treinta años, o como en la época de Freud, y sin embargo aún hablamos de psicoanalizar. Por lo tanto, para re-inventar el psicoanálisis es importante considerar que debemos preservar el mismo término y no producir un término diferente, para preservar el gesto de Heráclito: la cosa misma se sigue llamando de la misma manera, pero ha cambiado de sentido. Le sucede al psicoanálisis con el título de analista de la escuela, AE. Este título ha cambiado al menos tres o cuatro veces de sentido en la obra de Lacan y sin embargo es siempre el mismo título, AE, analista de la escuela, que ya no quiere decir lo mismo. Sobre los dos primeros títulos los psicoanalistas están más o menos de acuerdo en que son admisibles las dos primeras modificaciones de los términos AE. Pero la tercera acepción de este título, AE, la mayoría de los psicoanalistas no la aceptan conforme a las tres versiones del pase. Las dos primeras versiones están reconocidas, la tercera no del todo. Cuando el pase fue creado, pues, lo fue para sostener que había una formación del psicoanalista, es decir, que el psicoanalista estaba formado y el título AE venía a dar cuenta de esta formación. Es decir que el título AE viene a ser como el portador del tiempo de la API. Había una formación del psicoanalista. La segunda proposición de Lacan, luego de muchos debates a los que no voy a referirme aquí, formulada algunos días después de la primera, plantea exactamente lo contrario, o sea, que no hay formación del psicoanalista. En la primera proposición se trataba de una formación muy clásica: psicoanálisis, control, didáctica, etcétera. En la segunda, por el contario, el pase era un tiempo al que podríamos denominar t0, un tiempo de partida anterior a toda formación. En este momento, se plantea que el psicoanálisis no implica ninguna formación. Estos dos momentos son siempre muy activos en psicoanálisis. Se piensa el pase siempre de la misma manera, es decir, como un modelo. Se trata de dar cuenta de un psicoanálisis más o menos logrado, de construirlo como un gran relato, una gran historia para contar. Pero es cuestión de ser un poco más lúcidos. Hay que probar que pertenecemos a la familia de los psicoanalistas, que el pase permanece aún muy atado a la cura.
Ahora bien, en determinado momento Lacan se vio llevado a formular y decir que el pase no tiene nada que ver con el análisis. ¡Son palabras muy fuertes! Por lo tanto, toda la cuestión de re-inventar el psicoanálisis se encuentra allí.
A partir de los años 70, todos los enunciados que constituyen el pase fueron revisados, corregidos y abandonados por Lacan mismo: todo lo que organiza el pase, es decir, la cadena significante, fue declarado caduco. Esto está dicho en su totalidad en el seminario Los no incautos yerran. No hay muchos psicoanalistas que acepten la frase “no hay cadena significante”, porque la cadena significante es lo que permite contar una historia. Y es por ello que el pase ha adquirido esa apariencia de relato, de gran relato, de historia. La primera cosa que sucede si declaramos que no hay cadena significante, es que no hay más relato. Advertimos ya que la propuesta del pase no se sostiene si no hay cadena significante. La segunda cosa es que a propósito de la cadena significante Lacan mismo ha dicho: “Cuando dije eso, dije una tontería”. Y agrega: “Hay que hacer tonterías para avanzar”. Lo que no impide que la cadena significante, en 1973, sea una tontería, literalmente.
El segundo punto que Lacan propondrá es el referido a lo que se llama el tiempo lógico, que también organiza y sostiene todo el procedimiento del pase. Hay tres tiempos: un tiempo para ver, un tiempo para comprender, un tiempo para concluir. No se trata de un tiempo en cada ocasión, sostengo yo, porque él dice “un tiempo”, “un momento” y “un instante” para decirnos que el pase, entonces, tal como fue pensado, fue un momento de conclusión de un análisis, un momento de conclusión del psicoanalista. Era el momento en que se concluía que alguien era psicoanalista.
Lacan declara en 1973, siempre en el mismo seminario, que cuando escribió el tiempo lógico concluyó de través. “Mi conclusión fue de través”, dijo. Esta conclusión era falsa, es decir, sólo con estas dos cosas, la cadena significante y el tiempo lógico, la proposición sobre el pase y todo el pase no existen más. Hay que leerlo: no existen más.
La tercera cosa que surge de mi demostración, pero que no es mía, simplemente la he leído en Lacan, es la fórmula del pase, algo más difícil de presentar: “el psicoanalista sólo se autoriza por él mismo”. No he hecho aún ningún comentario de eso aquí.
En 1973, Lacan declara que esta fórmula (“el psicoanalista sólo se autoriza por él mismo”) es una fórmula abrumadora, estúpida. Hasta tuvo un poco de vergüenza de haber dicho algo como eso. Y para corregir esta fórmula -él habla de corrección, no yo- hace una homología. Hay dos sentidos de homología: uno, como una suerte de equivalencia, de relación, y otro, el de las matemáticas, que quiere decir otra cosa. En matemáticas es la consideración de un movimiento de heterogeneidades varias que hay que tomar en conjunto. La homología a propósito de que “el analista se autoriza por él mismo” es, pues, la siguiente: “el ser sexuado sólo se autoriza por él mismo y a partir de otros”, dice Lacan. Pero qué entender por ser sexuado. Es difícil hablar de sexuación y de sexualidad sin involucrar al menos a una segunda persona. Con esta fórmula, con esta homología, Lacan presenta su segunda fórmula. Si les digo “el psicoanalista sólo se autoriza por él mismo y a partir de otros”, me dirán “sí, es la fórmula novedosa de Lacan, él ha dicho eso”. Pero esto es falso, Lacan nunca dijo eso. Más adelante diré la fórmula de Lacan, y verán cómo a pesar de todo somos muy vulnerables al ritornelo. El ritornelo no nos permite reflexionar. Se trata de fórmulas que circulan fácilmente y la mayoría de las veces son falsas. Lo propio del ritornelo es, generalmente, que es falso, aun cuando lo veamos como verdadero, porque de alguna manera está hecho para que no podamos ver el verdadero texto. El ritornelo está construido para impedir que veamos lo verdadero. Siempre tomo el mismo ejemplo, el de la conocida ley del talión. Si les pregunto cuál es la ley del talión, seguramente me dirán “ojo por ojo, diente por diente”. Bien: es falso. La ley del talión nunca dijo eso. Cuando decimos “ojo por ojo, diente por diente”, se trata de un principio de severidad, mientras que la ley del talión es un principio de limitación. No dice “ojo por ojo, diente por diente”, sino exactamente, según el texto hebreo, “no más que un ojo por un ojo, no más que un diente por un diente”. Se trata de un ritornelo eso de “ojo por ojo, diente por diente”, que dice lo contrario de lo que debería decir: un ritornelo tiene, precisamente, esta función. En el psicoanálisis, el ritornelo es “el psicoanalista sólo se autoriza por él mismo y a partir de otros”, lo que es falso.
La fórmula es muy sutil y, siempre en 1973, es esta: “El psicoanalista, aun cuando sólo se autoriza por él mismo, tampoco puede hacerlo si no lo autorizan otros”. Como verán, esto no tiene nada que ver con “el psicoanalista sólo se autoriza por él mismo y a partir de otros”.
Claro está que si colocamos la conjunción “y” (“y a partir de otros”) se trata de una posición segunda. Los otros vienen luego. En cambio, si decimos “tampoco” (“tampoco puede…”), los “otros” ya no quedan en posición segunda. Estamos en presencia de lo que se llama una implicación recíproca. Esto quiere decir que las dos proposiciones de la fórmula están en equivalencia. Vemos así cómo ya no estamos más en el pase de 1967. Lacan descartó todo aquello que organizaba esa proposición.
Y entonces, ¿cómo re-inventar? Intentaré dar una imagen. ¿Cómo dar cuenta de los tres registros, Real, Imaginario, Simbólico, y al mismo tiempo dar cuenta de ello? Porque ahora se trata de ello. Puesto que ya no hay cadena significante, entonces no hay más primacía del simbólico. No hay más tiempo lógico dado que hay que dar cuenta del espacio y del tiempo. Pero a su vez, lo imaginario se relaciona exactamente al mismo nivel con los otros dos, R y S. Si dibujamos un nudo borromeo, cometeremos exactamente el mismo error que al repetir un ritornelo, porque ello no es más un nudo borromeo. Es sólo una escritura. Por lo tanto, no da cuenta de las tres consistencias al mismo tiempo. A partir de 1973, lo que Lacan sostiene es que la escritura no es ya el modelo más pertinente, por así decirlo. Se transformó en un ritornelo decir que la interpretación es una escritura. No puedo entender bien del todo el movimiento de modificación completa de la doctrina de Lacan que ha ocurrido en su momento. Absolutamente completa en lo concerniente al pase, porque este seminario de 1973, desde su primera frase, se refiere únicamente al pase. Un nudo borromeo activo, no escrito, no dibujado, es un diagrama. El diagrama del que habla Lacan a propósito de sus cuatro discursos es algo que permite captar al mismo tiempo las heterogeneidades que están en todos los registros al mismo tiempo. Y vemos bien que a partir de ello ya no hay más modelo, es decir, el diagrama porta la muerte del modelo. De ahora en más, nos encontramos en la metamodelización, es decir, en algo que está antes del modelo y que no puede en absoluto transformarse en modelo. Por lo tanto, se trata de algo que se inventa en cada ocasión, que se inventa para cada uno, que no sirve a nadie más. Eso es exactamente reinventar.
A partir de 1973, pues, si tenemos en mente que una misma palabra, un mismo nombre, comienza a decir otra cosa, como en Heráclito, que es una referencia absoluta en este momento de la obra de Lacan, vemos que lo que él propone a partir de entonces es una tercera proposición sobre el pase. Pero si queremos ser rigurosos, debemos decir que es la tercera proposición de 1967, ya que se trata siempre del pase reinventado en 1967. Debido a ello adelanté el término tercera proposición del pase de 1967. Si admiten conmigo que no hay más modelo, ya no podemos pensar el pase con el dispositivo habitual. Pero aun manteniéndolo, podemos inventar otro… Si podemos hacer que intervengan juntos el procedimiento del pase y el dispositivo del pase, que son dos cosas diferentes, aun cuando el pase no tenga nada que ver con el psicoanálisis, veremos dibujarse entonces una nueva figura, un diagrama. De golpe, se trata de un diagrama sin modelo. Por lo tanto, cada analista producido por el pase, cada psicoanalista, es una producción, de la misma manera que el inconciente es una producción… El psicoanalista está allí para producir el inconciente. El inconciente no está detrás de una cortina que haya que correr para verlo. El inconciente se produce.
Si tenemos en mente el diagrama, la producción del psicoanalista, pero sin modelo, podemos pensar en que haya una serie de psicoanalistas absolutamente diferentes de sus antecesores. No cuento con tiempo aquí para desplegar este punto tan difícil que Lacan trató junto a la cuestión del arte, en el sentido de que propone que el psicoanalista se relaciona con la producción psicoanalítica como si se tratara de una obra de arte. ¿Pero qué es una obra de arte? Una obra de arte no significa nada en sí misma. Una obra es sólo el testimonio de una subjetividad. En este lugar nuevo, por lo tanto, cada nuevo analista hará de alguna manera una nueva subjetividad del psicoanalista. Esto está escrito en su totalidad en Lacan, yo no invento nada. En otros términos, lo que hay que captar con el pase es una mutación. Eso es re-inventar: una mutación; por eso, propongo la siguiente definición de este pase diagramático: “El pase es una fragua de mutaciones de las subjetividades de los psicoanalistas”. Con ello, deberíamos repensar completamente lo que significa un testimonio.

[Traducción realizada por Darío Daniel Díaz en diálogo con Alberto Sladogna, quien se hace cargo de las consabidas traiciones de cada pasaje entre lenguas. Contamos con una lectura atenta de Christine Castro. A cada un@ un fuerte abrazo y un agradecer su paciencia y su labor de pasaje de lenguas.]





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