Una tercera proposición de Lacan despeja el campo "teórico", comentario de Alberto Sladogna
La passe à plus d’un titre. La troisième proposition d’octobre de
Jacques Lacan, texto de José Attal,
Cahiers de l’Unbévuè, Paris,
juin, 2012.
...la aterradora inmensidad de los abismos en una ilusión, un reflejo
exterior percibido en un espejo sublime en el infinito de los corazones por los
que Dios quiso morir. (El espejo de los enigmas, J.L Borges)
Uno de los grandes nudos de este
texto es que en el año de 1973, en particular,
noviembre de 1973, pasó algo particular para subrayar respecto de la supuesta
transmisión del psicoanálisis, eso que José Attal no vacila en calificar de “nuevo
inicio”
Nuevo inicio ¿De qué?
Las dos primeras Proposiciones de octubre de 1967 sobre
el psicoanalista de la escuela, que parecían ordenar esta transmisión, se han
descubierto ser antitéticas una, la otra; aparece formulado en 1973, lo que se puede
nombrar, con estilo heracliteano, una tercera Proposición de octubre de 1967. Lacan no duda en auto desterritorializar
los enunciados canónicos del lacanismo que organizaban la Proposición de octubre son desplazados, subvertidos, incluso
declarados caducos sobre numerosos puntos: cadena significante, tiempo lógico,
etcétera. La formulación de que “el analista no se autoriza más que de él mismo”
juzgada abrumadora, se transforma.
El pase se transforma en un lugar
de producción mutante de la subjetividad, a tomar diagramáticamente, y el
psicoanálisis, declarado intransmisible por Lacan, puede encontrar las
condiciones de su reinvención por cada analista. Se trata entonces de pensar con
coordenadas diferentes la cuestión “¿Qu’est-ce que témoigner?”
Alberto Sladogna
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