A propósito de ningunear por Alberto Sladogna, psicoanalista,@sladogna


Su Gobierno en el exilio, fue, como decimos aquí, ninguneado, y sustituido  por otro a mejor gusto de las mayores conveniencias. Salvador Novo, 21/08/45.

Recuerdo que una tarde, como oyera un leve Ruido en el cuarto vecino al mío, pregunte En voz alta: ¿Quién anda por ahí? Y la voz de una criada recién llegada de su pueblo contestó: No es nadie señor, soy yo. Octavio Paz, 1959.

Ningunear es una práctica del lenguaje que afecta el habla y a los cuerpos sobre los que opera, entonces conviene detenerse en ella e interrogar su modo de operación, sus alcances y sus efectos en el psicoanálisis y otros aspectos de la vida cotidiana. Retomó aquí una ocurrencias surgidas, hace ya un tiempo, frente a un texto de Jean Allouch: L’ O. P. A. de  l’I .P. A., en su apartado: E.C.F. et  e.l.p., permitió la oportunidad para estudiar, investigar e interrogar un término de la lengua compartida de México y de varios países de América Latina: ningunear. Ese verbo y ese adjetivo dan cuenta de una operación subjetiva. Se trata de una operación que es un componente compartido de la lengua coloquial. A diferencia de una lectura poco advertida el ninguneo no es una operación privativa de los llamados psicóticos o locos,  ese mecanismo en francés se escribe con el término forclusion. En ambas lenguas es un aspecto del lenguaje compartido. Al hablar de los efectos de una transmisión épiclère el texto mencionado emplea el término castellano[1], ningunear. Recurrir a un término de otra lengua es un modo de reconocer los límites de la lengua materna, señala una salida del círculo familiar.


Para presentar el ninguneo  Jean Allouch organizó un horizonte: (a) una medida común entre elementos singulares: Octavio Paz- Jorge Luís Borges; (b) siguiendo a un informante atribuyó a Octavio Paz la invención del verbo ningunear; y (c) subraya las dificultades para pasar ese neologismo - ce néologisme [2] - a la lengua francesa. Esta diversidad de elementos contiene una ironía, un error y una dificultad. Parafraseando estos temas trataré de precisar algunas aristas sobre  el nombre de la lengua, la normatividad lingüística y las palabras nuevas, neologismos. Esos puntos entiendo que no son ajenos a los elementos que se juegan en la transmisión épiclère una práctica de la Grecia Clásica para indicar cómo mantener el fuego del hogar familiar, cómo hacerse cargo de una herencia.  Vayamos por partes.

¿UNA VARA COMUN?

La introducción de una medida común entre Jorge Luís Borges y Octavio Paz tiene un costado irónico, chocarrero, pues mientras el primero tendía a mofarse de las comparaciones, disolviéndolas por vía del absurdo; el segundo se enoja, las puede tomar como un ninguneo. Así al editarse Palabras devueltas (textos de un homenaje a C. Lévi-Strauss efectuado en México), Octavio  Paz reaccionó diciendo que se lo había ignorado como El introductor de la obra del antropólogo francés en México, dado que no fue citado – ni al evento, ni en la publicación -;luego más tarde al recibir un premio de manos del presidente francés declaró a la televisión mexicana su enojo pues el embajador de su país no concurrió al acto, el diplomático prefirió asistir a una cena. Octavio Paz requería estar en boca de todos, no resiste la sustitución de su persona por otro plato. Enojo que no le impidió encabezar una vasta operación de ninguneo, ninguneando activamente acontecimientos culturales que se alejaban o cuestionaban su entorno como el affaire Carlos Fuentes. La amistad sostenida entre Jorge Luis Borges y Octavio revela que eran amigos pues tenían posiciones diferentes.

LA INVENCIÓN: TROPO DEL COTORREO, DEL CHAMUYO DE LA LENGUA

Respecto de la invención, el informante de Jean Allouch cometió un error, un desliz en su información. Ningunear, ninguneo y sus derivados es un vocablo compartido de la lengua castellana en Cuba, Ecuador, Chile, Guatemala, México, Argentina y otros países de América Latina. El invento es una cuestión de las letras en el saber, se inventa en el saber; ese saber se desliza, se transmite por el territorio y la función del lenguaje. Lacan en determinados momentos lo escribió como siendo una letra, la “S”, marcada por un subíndice :S2.

La información documentada sobre la presencia del término en otras regiones, se encuentra en la obra de Martín Alonso: Enciclopedia del Idioma – siglos XII al XX, donde localizó el vocablo con la misma acepción en Ecuador. Marco un hecho: la fuente documental de Martín  Alonso es una Gramática del español, editada en Ecuador.

En Chile es un término de uso familiar, localicé el siguiente testimonio: ningún/ ear: Anonadar, reducir a alguien o a algo a un valor, calidad, apreciación mínimos  o nulos: Haydn reconoce el genio del muchacho (Mozart), cuyos talentos son ninguneados en una tradición colonizada por la música italiana “livianita” y “sonora”, El Mercurio [3] .

Mientras en Guatemala encontramos que: Tratar a una persona con ningún respeto, reverencia o cortesía, hasta con grosería. Se usa con el verbo dejarse [4] .

Para Cuba recurrimos a la etimología. J. Corominas informa que ningunear es: tratar sin consideración. Añade dos datos: a) es una palabra utilizada en Cuba, y b) como fuente Corominas recurrió a la obra de F. Ortiz: Glosario de afronegrismos, editado en La Habana (1942). Esa fuente abre un origen más allá de América Latina [5] .

Este recorrido nos lleva a México, cito un estudio de Alfred Bruce Gaarder (1954): ningunear: quizás sea la palabra clave el verbo ningunear: tratar  a otra persona como si no fuera nadie, como si no importara para nada. El ninguneador, procurando robustecer su propio ego, desinfla cruelmente a los demás con esta arma del ninguneo. Aplicar la muerte civil, rehusar tener el más mínimo trato con el despreciado, es un modo de ningunear. Otro es aplicar el hielo. Tirar a lucas,… todos significan ignorar a otra persona, ningunearla[6] .

El Diccionario de Mejicanismos en su entrada Ningunear anuncia que es un: Verbo muy del uso popular, por hacer menos, depreciar, menospreciar a una persona: Espérese tantito, compa que ya lo vamos a ningunear, dijo por lo bajo Orteguita (Merino, Juana Santa Anna, p. 178). La fecha de 1937 está indicada como el momento probable de su aparición escrita, admite que ya era un vocablo usado en Cuba y Guatemala [7] .

En el Breve Diccionario etimológico de la Lengua Española se lee: Ningunear: (México) tratar a alguien como si no fuera nadie, como si fuera una persona de ninguna importancia: ninguno “nadie”. Constituido por ningún: ninguno ni uno sólo; nadie: anticuado ninguno “ninguno” (influido por nin, forma anticuada de ni, no el uno y no el otro. Más la terminación ear: hacer que sea, hacer que tenga, hacer que haya, terminación de infinitivo que frecuentemente denota acción repetida, como en bombear, cecear, chismear, gatear. Latín vulgar=-idiare, del griego- izein: hacer que sea nada; volverse[8] .

 Otro diccionario, cuya introducción realizó Jorge Luís Borges, dice: Ningunear: menospreciar a una persona[9] .

Ningunear no figura como entrada en el Diccionario de Barbarismos, Neologismos y Extranjerismos  redactado y editado en México por Tomás Barrio. Por el momento no puedo precisar el tiempo histórico de su aparición en el cotorreo mexicano (¿Conquista? ¿Revolución?); autoría que permanece en el colectivo, quizás por eso no es anónima; sus orígenes son desconocidos, perdidos en el tiempo del colectivo. Algunas fuentes indican su aparición escrita  en la novela de la Revolución  Mexicana mientras que su aparición en Cuba es de 1924. Esos datos permiten sostener que el término ya circulaba en el habla tiempo antes como para ser incluido en textos escritos. Se trata de una simple operación del lenguaje: al inicio se habla, luego se lee y por último se escribe. Así queda en claro el error de ese informante de haber atribuido a Octavio Paz la invención de ningunear.

En El laberinto de la Soledad (ed.1959, texto escrito durante una estancia del autor en Francia, en los años 1948 a 1950, esta última es la fecha de la primera edición en México) Paz desarrolló (Capítulo II) una sucinta explicación del término y formula (Capítulo VII) un extenso análisis de la inteligencia mexicana, sin establecer una articulación entre el vocablo e inteligencia. Inteligencia ¿leer entre líneas? ¿Leer dónde no se escribe? La inteligencia o la intelectualidad quedarán al margen de la puesta en marcha de una amplia operación de ningunear ¿Qué es lo ninguneado?

En la búsqueda de fuentes sobre el ninguneo, partí de un prejuicio compartido con el cotorreo mexicano: ubicar a ningunear como invento exclusivo de esa lengua. Los informantes reaccionan con sorpresa, con un poco de molestia, ante la comprobación de la existencia del término más allá de las fronteras mexicanas y aducen: Bueno, pero aquí – en México- el uso es muy especial. Frase similar a la utilizada por los hablantes argentinos, cuando confrontados a los orígenes de nuestros platos típicos: las pastas y el asado, - cocina italiana y española respectivamente- contestamos: Che, no exageres, no hay punto de comparación. Como decían en Roma, Los barbaros son los otros.

Respecto del cotorreo como pasaje al castellano de un invento de Lacan: lalangue, consultar, Revista artefactos, una revista de la elp, #2, noviembre 2011, pp.213-214 en el http://www.elsaborsaberdelpsicoanalisis.org/


NINGUNEAR ¿SOLO UN EJERCICIO DE DOMINIO? ¿DOMINIO DE QUÉ?

El ninguneo es una operación de amplias consecuencias. Señalo una: es la retórica de excluir elementos del real para que un simbólico continúe siendo el orientador y ordene una forma de vida espiritual. Si, el ninguneo es una operación simbólica que excluye (forcluye, forclos) componentes reales para mantener integro el dominio simbólico. Conviene recordar que son los otros, llamados normales, quienes dicen de tal o cual persona que se trata de un loco. Si, para ellos y sus criterios de normalidad quien se desliza por fuera de su simbólico está psicótico o loco. Así un engendro de la burocracia sexenal – medida del tiempo político gubernamental- llamado: Comisión Nacional para la Defensa del Idioma Español (sic) (1982), editó un Diccionario Fundamental del Español de México (sic). Este organismo de la inteligencia tomó su compromiso con tal grado de esmero que ningunear, chingar , alburear , malinchismo , entre otros, no figuran, sólo se salvó del corte el chile (Capsicum Nahum) y el chayote (Sechsium edule), pero eso sí checar (to check) fue admitido.

Este episodio protagonizado por los médicos de la lengua no hace más que presentar una variante moderna del ejercicio de ningunear. Lo interesante es que los miembros del mencionado organismo se vieron en figurillas para explicar contra quién defendían al español de México ¿Del inglés? ¿De las lenguas indígenas? ¿Del habla popular?...

En la historia de México  está subrayada la reiterada presencia del ninguneo en sus aspectos más extremos: Helos aquí, ya llegan. ¿Hemos de desaparecer para siempre?...Todo ha de volverse desierto, pues he aquí que han llegado otros hombres a la Tierra… y entonces no habrá más que un solo canto, y ya no cantos numerosos como los nuestros, sino un solo y único canto hasta los confines de la tierra - Relación de Michoacán [13]  - ésta fue la reacción de los dignatarios del último cazonci Tzintsicha, así como la de los dioses del panteón tarasco ante la entrada de Cristóbal de Olid en sus tierras: La posesión del Nuevo Mundo no podía fundarse más que en el silencio que borra el pensamiento… El silencio es inmenso, aterrorizante. Envuelve al mundo indígena entre 1492 y 1550, y lo reduce a nada; Los imperios destruidos; los príncipes asesinados, la cultura, la religión, y el orden social indígenas reducidos al silencio; sobre este mundo anonadado pudo reinar la paz española [14].

Ningunear  es una acción verbal –un incorporal- ejercitada por un poder simbólico en posición de amo para nadificar a un objeto del que nada puede decir, pues su presencia desataría una agresividad extrema; se trata de una acción emprendida ante la aparición del otro; otro que amenaza con la dislocación de la unidad corporal, del cuerpo de la lengua nacional -Llamada materna-; dislocación que conlleva el riesgo de disolver el mapa nacional, por el borde de las líneas de fractura que lo constituyen. El poder de un simbólico trata de mantener incólume una imagen de su unidad y poder.

Una anécdota muestra una reacción distinta frente a lo otro, reacción devastada por el ninguneo que surgió ante ella. En el sur de México, se localiza el Estado de Yucatán, lugar que fue asiento para el despliegue de gran parte de la civilización Maya. Yucatán, es una voz maya: /Yuc-a-tan/, empleada por los mayas ante la presencia de los primeros españoles que significa: ¡Mira cómo hablan!, ¡Mira qué cómico cómo hablan! Destaquemos que Gonzalo Guerrero, uno de esos primeros españoles se quedó en esas tierras, se casó con la hija de un rey y adquirió el grado de cacique y conductor en el caso de una guerra: Tengo labrada la cara y horadadas las orejas. ¡Qué dirían de mí desde que me vean ir de esta manera! Y ya veis mis hijitos cuan bonitos son… Esta fue su respuesta cuando la expedición de Cortés lo quiso rescatar.

El sujeto sobre el que se ejerce el ninguneo sólo puede reaccionar – en algunas ocasiones – con respuestas extremas. Recordemos el costado subjetivo de un protagonista de la Revolución Mexicana: Doroteo Arango, según la leyenda popular, hizo justicia por mano propia ante la violación cometida a su hermana Martina; violación que fue perpetrada por López Negrete, hacendado norteño que ejercía el derecho de pernada. Doroteo tomó, de acuerdo al historiador Ramón Puente, el nombre de Francisco Villa para recuperar el apellido legítimo, el de su abuelo, apellido que le fue negado a su padre. La leyenda popular atribuye esa nominación a un acto de homenaje para un bandido homónimo… después de esos episodios, Ramón Puente, dice que Villa instaló una carnicería ¿Acaso quedaba otra alternativa? ¿No se trata de casos en los que nos encontramos ante un pasaje al acto advertidor? Allí el pasaje al acto se propone, lo logre o no, rescatar un elemento real que un sistema simbólico dominante ningunea.

[1] En el texto J. Allouch escribe un término español, elemento rechazado por la Real Academia de la Lengua Española, por tratarse de un americanismo, un hijo bastardo, a decir de la mencionada institución; debe agregarse que ningunear no es ajeno a los efectos de la conquista y/o la colonización española sobre el continente americano…
[2]  Fragments, #10, p.68
 [3] Diccionario ejemplificado de Chilenisismos, Universidad de Playa Ancha, Ciencias de la Educación, Valparíso, 1986. Periódico El Mercurio uno de los de mayor importancia y circulación en Chile
[4]  Semántica Guatemalense o Diccionario de Guatemaltequismos, de Sandoval, Lisandro, Guatemala, A.C., abril 1942. El autor es correspondiente de la Real Academia de la Lengua Española. El cargo de correspondiente designa a la persona encargada o reconocida por la Real Academia de la Lengua Española, cuya función es recopilar americanismos y proponerlos a la mencionada institución para su diccionario. Se calcula que son varios miles los vocablos que duermen el sueño de los justos
[5] Diccionario Crítico Etimológico, de Corominas, Joan, Edit. Gredos, Madrid, 1ra. Edición, 1954.
[6] Caarder, Alfred Bruce en El habla popular y la conciencia colectiva, UNAM,  Facultad de Filosofía y Letras, México, 1954. Las cursivas son mías. 
[7] Diccionario de Mejicanismos, Francisco J. Santamaría, numerario de la Academia Mejicana de la lengua. Correspondiente de la Real Academia de la Lengua Española, Edit. Porrua, 2da. Rfivión, 1974
[8] Breve Diccionario Etimológico de la Lengua Española, Guido Gómez Silva, El colegio de México- Fondo de Cultura Económica, 1ra. Edición en inglés 1985, 1ra. Edición en español, 1988.
[9] Grijalbo- Diccionario Enciclopédico, Barcelona, 1986 Participaron en su redacción por México: Paco Ignacio Taibo y Carlos Monsiváis, entre otros
[10] Chingar: verbo, invención de la lengua mexicana, que abarca un chingo y el resto de significaciones. Se calcula que alcanzan el número de 100. Ellas se fabrican a partir: del texto, contexto, gesticulación –dedos, articulación los miembros superiores -, entonación, musicalidad – usando instrumentos de viento: silbido, claxon. Su realización más violenta es cuando se mienta la madre de alguien
[11] Albur/ear: remito al excelente trabajo de Rodrigo Toscano en Littoral, #23/24
[12] Malinchismo, originado a partir de Malinali, nombre de la princesa tlaxcalteca que fuera entregada como esclava a H. Cortés. El cronista Bernal la describe como de buen parecer, entremetida y desenvuelta. Ella formó parte de un tributo pagado por el reino tlaxcalteca a los mayas de Tabasco, quienes a su vez la obsequia a cortés; por su origen habla náhuatl, en Tabasco aprende maya; cuando recibe el nombre de Marina, por parte de los españoles, funciona en un engranaje de traducción: los conquistadores al encontrar a diversos grupos indígenas en su camino a México –Tenochtitlán, requerían de doña Marina para trasladar el náhuatl – lengua principal en el imperio azteca – al maya; texto maya que ella entrega al traductor Aguilar y éste, a su turno, fabrica una versión castellana que transmite a Cortés. Doña.- d.o.n.: de origen noble – Marina mantuvo una prolongada y ardorosa relación con Hernán Cortés, el conquistador, hay un volcán con su nombre, La Malinche. Fernando Benítez dice de ella: Doña Marina, juzgada por el conjunto de su vida, resulta una de las peores jugarretas del destino. Para nosotros es la imagen de la traición por antonomasia. Benítez, F., en La ruta de Hernán Cortés, FCE. SEP, 1983, p.117-. El término denota en forma peyorativa la admiración por lo extranjero, de ahí el malinchismo.
[13] Cfr.: Le Clézio, Jean-Marie: La conquista divina de Michoacán, Cuadernos de la Gaceta, FCE, México, 1985
[14] Le Clézio, J.-M., fragmentos de: El sueño mexicano o el pensamiento interrumpido, en La Gaceta del FCE, Julio 1989, # 223, el libro salió de la censura y ya fue editado con motivo del galardón obtenido por su autor. El subrayado es mío.

3 comentarios:

  1. Alberto:

    Recién he podido leer su columna a propósito del ninguneo... Es muy interesante leerla y hacer desprender de ella que "forcluir", -una operación que aparentemente tenía un sentido para la clínica del psicoanálisis, proveniente de la experiencia de Lacan que nos llegó de Francia a México-, si bien se sabía que tenía un basamento jurídico, ignorábamos cómo su utilización por nosotros mismos, portaba el "ninguneo". Ninguneo de nuestra propia lengua para nombrar una cuestión central de la clínica, pero también ninguneo que se impone a quienes a partir de que les era atribuida "la forclusión de la metáfora paterna", siguien siendo lanzados al "otro patio" de "la psicosis". Desentramar esta cuestión me parece una operación semejante a la que efectúa Foucault, cuando hace ver que detrás de "los malditos", están las experiencias humanas para las que no había nombre y lugar en la sociedad de su época. Finalmente, "ningunear", negarle su lugar a ese uno (¡S 1!), a ese ser uno a uno de cada sujeto; es una operación política, como también dar, afirmar y reconocer ese lugar en un análisis. Gracias por compartir su trabajo. Un saludo cordial, María Gutiérrez.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. María Gutiérrez Zuñiga: Le agradezco su comentario, ud., indica cuestiones que no había visto, por ejemplo, su articulación respecto de Foucault ante "Los malditos" a quienes él les presto su cuerpo para hacerlos aparecer, gracias. En unso días subo la continuación donde trataré de desplegar un poco más lo que usted subraya respecto de la forclusión.
      Un saludo cordial

      Eliminar
  2. Alberto: Encuentro muy interesante este análisis sobre el ninguneo y me hizo pensar sobre la cosificación del ser humano (harto visto en hospitales psiquiátricos y cárceles) y como esta acción de ningunear puede ser una antesala a la cosificación. Tratar a alguien como si no fuera nadie, considerar a una persona como una cosa son acciones que degradan al ser humano evitando ser uno, evitando que despliegue su subjetividad.

    Saludos!

    ResponderEliminar

Imágenes del tema: ImagesbyTrista. Con la tecnología de Blogger.