El Necropoder sobre la vida y la muerte
El necropoder sobre la vida y la muerte, Alberto Sladogna, psicoanalista, @sladogna
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- No hablo de los místicos más que para señalar que son menos bestias que los filósofos, también los enfermos son menos bestias que los psicoanalistas. Esto tiende únicamente una alternativa renovada, que muchas veces he dado como fórmula de la alienación, la bolsa o la vida, la libertad o la muerte, la estupidez o la canallada…J. Lacan
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El necropoder organiza la pareja seguridad/inseguridad, con ella despliega una epidemia que recorre América Latina desde México hasta Argentina. En ella se juega aquello de imponer una opción dual: la bolsa o la vida. En cada país se mueve al unísono del contagio, de las alzas y de las bajas de ese flagelo. Las estadísticas sobre seguridad/inseguridad son empleadas para aumentar el contagio y en otras ocasiones se emplean para justificar la criminalización del desamparo que bajo forma impúdica se denomina daños colaterales. Las estadísticas no toman en cuenta a los nombres y apellidos de los humanos, solo cuentan los números y sus proporciones. En los medios masivos, en especial, la TV: un crimen o un asesinato es reiterado tanta veces que se transforma en miles de crímenes, es decir, queda reducido a nada.
Esa epidemia trata de instalar en la ciudadanía el miedo, en muchas ocasiones lo logra. Un temor ampliado que se irradia hacia los movimientos cotidianos (ir al trabajo, a los estudios, llevar los infantes a la escuela, salir de compras…) hasta el pánico por la posibilidad de perder la vida de seres queridos y/o la propia. La epidemia instala una amenaza: perder la vida. Es una sensación corporal semejante a la sensación térmica del pronóstico meteorológico.
¿Cómo se logra convertir la muerte en una amenaza? ¿Cuál es la operación gracias a la cual a los mortales se les instala el miedo a perder la vida? Ser mortal es algo humano, un humano no está destinado a la inmortalidad. El miedo a perder la vida no es el miedo a la muerte, aunque son vecinos y en ocasiones se confunden. ¿Cómo es que hablamos de una vida propia si no elegimos ni fuimos consultados para ser arrojados a este mundo?
Es paradójico la muerte viene sin solicitar permiso; ante ella se levanta la pareja de la seguridad/inseguridad a nombre de una vida amenazada. En cubierta aparece la práctica de un poder que dice gobernar, controlar y distribuir la muerte. Sería un poder que opera como el Dios que rige al Dios de la muerte, un Otro del Otro.
La seguridad instala medidas para proteger la vida; la inseguridad se esgrime como aquello que afecta a la vida. Entre una y otra se teje una madeja que provoca la sensación del temor, del pánico. Ese tejido trata de conducir el vivir como una experiencia a salvo de los riesgos de vivir, por ejemplo, el riesgo de realizar tal o cual actividad cuyo núcleo hace vivible la vida.
Vidas con riesgo
Wittgenstein escribía en sus Cuadernos secretos: Forzado a hacer muchas cosas inhabituales- Necesito gran fuerza para soportar esto. A menudo estoy cerca de la desesperación. Hace ya más de una semana que no he trabajado nada. \Yo no tengo tiempo! ¡Dios! Pero esto, desde luego, es natural, pues, cuando haya muerto, tampoco tendré tiempo para trabajar. (29/03/1916)
Estas líneas las escribió en una trinchera de la Primera Guerra Mundial, eran una cara de sus Cuadernos Secretos; en la otra faz de ese mismo Cuaderno escribía el borrador de suTractatus Logico-Philosophicus. Su apuesta fue escribir, así cuidó su vida para seguir haciendo eso – la cosa- que lo mantenía con vida para enfrentar la amenaza cotidiana de ser alcanzado por la muerte que la guerra convoca (CFR: Cuadernos secretos, Alianza Universitaria, # 670).
En la página www.72migrantes.com se puede leer un libro: Los 72 que murieron son los migrantes asesinados en el rancho San Fernando, Tamaulipas, México. El libro informa del nombre y apellido de cada uno de ellos, se da una semblanza de su vida y de cómo encontraron la muerte (http://72migrantes.com/recorrido.php ). La atrocidad de la masacre, la barbarie civilizada de hacerlos pasar por daños colaterales de la guerra del necropoder trata de ocultar y de sepultar una cosa: ellos se arriesgaban a realizar esos viajes convocados por obtener una vida vivible. Se pretendió quitarles, quizás, lo único que tenían: su apuesta de arriesgar para cambiar algo en sus vidas. Esa apuesta les pertenece, el necropoder no tiene lugar para ella.
¿Necropoder?
Un artículo de la revista Proceso titulado México, en la patología de la muerte expresa que a partir de la guerra contra el narcotráfico (¿Contra el nacotráfico y/o contra el naco y/o ambos?) algunos mexicanos viven una patología del duelo. Si, en efecto cada duelo es phatológico (Pasión +lógico, feliz expresión forjada por Flavio Meléndez en vídeo-audio Escucharte, 12/12/2011 enhttp://www.elsaborsaberdelpsicoanalisis.org/).
Proceso señala una transformación en la no relación de la vida con la muerte: Vamos sobre el triunfo de la vida con cuestiones materiales como autos, tarjetas de crédito, casa, etcétera; si las prácticas necrófilas o de antivalor me llevan a corromperme, a vender drogas o asesinar, no me importa con tal de tener lo que me pide la sociedad para triunfar. Esos valores biófilos se transforman en materialistas o necrófilos” (Proceso, # 1790, 20/02/2011). Añado: la vida segura intenta forjar el fantasma de una vida sin muerte, donde la muerte solo puede ser un daño colateral. Subrayó la aparición de valores de la necrofilia, del necropoder.
Cristina Rivera Garza publicó La mano oblicua (22/11/2011) allí informa de una proposición de Achille Mbembe escrita en Necropolítica artículo publicado en Public Culture (2003). La expresión última de la soberanía reside en el poder y la capacidad de dictar quién puede vivir y quién debe morir. Ejercer la soberanía sería el ejercicio del control sobre la mortalidad y definir a la vida como una manifestación de ese poder. Sería algo así como que Yo, el poder te doy la vida y por eso también administro la muerte.
La autora indica que si alguna vez el biopoder (Michel Foucault) ayudó a entender: El dominio de la vida sobre el cual el poder ha tomado el control… Mbembe elabora el necropoder…: el dominio de la muerte sobre el cual el poder ha tomado el control. El necropoder trata de someter el capricho de la muerte: pretende ejercer control y distribuir ese poder absoluto. La vida y la muerte son un capricho que trae y saca a los humanos de este mundo, el necropoder pretende alterar eso con el control.
¿Daños colaterales?
En el lenguaje la expresión “daño colateral” es un eufemismo ¿Qué es un eufemismo? El término proviene del latín euphemismus, es una manifestación decorosa cuya expresión directa y sería muy dura o sonaría mal. Se trata de decir algo que es políticamente correcto empleado en reemplazo de otro al que se califica como más ofensivo, vulgar o hasta tabú. El eufemismo es una forma encubierta de decir algo de un síntoma. Al correr del tiempo el eufemismo se familiariza, es aceptado lo siniestro como siendo una parte normal de la vida.
Daño colateral fue extraído de la medicina y llevado a los ejércitos tratando de significar: daño no intencional o daño accidental que afecta a personas o construcciones como resultado de acciones militares dirigidas contra enemigos. En cirugía se requiere hacer una herida –daño colateral-para operar tal o cual órgano; los medicamentos alertan sobre sus efectos secundarios: sobrevienen después de la ingesta.
Etimológicamente, la expresión "daño colateral"(según Wikepedia) probablemente fue utilizada para indicar “sin intención “o más aún “accidental”. El adjetivo "colateral" proviene del latín medieval collateralis, es decir col (junto con) + lateralis (de latus, later= lado), en inglés se lo emplea como un sinónimo de adicional. El vocablo inglés puede también significar, en ocasiones, adicional pero subordinado o secundario. Así aquellos que son afectados por el ataque a un objetivo militar mal localizado o que circulaban al lado del objetivo son afectados: heridos, en muchas ocasiones, son muertos.
Los ejércitos, los laboratorios médicos, las grandes empresas, el terrorismo planifican, calculan y dictaminan los daños o efectos o pérdidas colaterales. A partir de la 1ra.guerra mundial los daños colaterales, muerte de civiles, tiene un incremento geométrico, en las actuales guerras cada vez mueren menos militares mientras son eliminados millones de civiles.
La frase daño colateral fue empleado el 7 de mayo de 1999, EEUU destruyó la embajada China en Belgrado con misiles. La CIA aceptó que cometió un error: identifico a la embajada como una fábrica de explosivos yugoslava. La CIA tomó a la embajada por lo que ella no era.
El término llego a la lengua cotidiana durante la Guerra del Golfo Pérsico (1991) durante los informes militares televisados para referirse a las víctimas civiles durante el bombardeo de Irak. Esos bombardeos entraron en los hogares de millones de personas que asistían a la guerra a través de la pantalla televisiva. Un daño colateral compuesto por más de un millón de personas, sin identificar, sin funerales, placas o monumentos que recuerden sus nombres y apellidos.
Timothy McVeigh empleó esa frase para hablar de su atentado con bombas en abril de 1995 en la ciudad de Oklahoma, EEUU. Según McVeigh las 168 personas que fallecieron erandaño colateral. McVeigh declaró que había aprendido el término durante su misión en el Golfo Pérsico con el ejército de EE.UU.
ADENDA:
El próximo sábado 17/12/2011, programa Escucharte, transmitido a las 14hs de México/17hs de Argentino, Flavio Meléndez Z., y Alberto Sladogna continúan interrogando la acción pública del intelectual y la perspectiva del acto “ético” mínimo. En debate aspectos que articulan el psicoanálisis con sus intersecciones (política, filosofía, medios, artes,...)
Alberto Sladogna, psicoanalista;
Postdata: Estimad@s lectores: Ante las próximas vacaciones decidí tomar un descanso en la escrituras de mi columna, corrresponde agradecer al SDPnoticias y en particular al Sr. Federico Arreola que me ha dado el trato que él acostumbra y que ha permitido está amigable colaboración. Un saludo cordial a tod@s ustedes, los lectores que la hicieron posible.
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