Schreber: “LA” teoría una in-g-erencia divina ¿...?
Presidente Schreber: “LA” teoría una in-g-erencia
divina, por Alberto Sladogna*
Leer Schreber
es cesar de asignar una identidad cualquiera al azar de las moléculas de las cuales somos el producto
y de liberarnos de las fantasías de razas, de clases, de sexos y de partidos. Petitjean et al
El pensamiento
de Jarry [Alfred, patafísica] es ante todo teoría del Signo: el signo no
designa, ni identifica, pero muestra… Es lo mismo que la cosa, pero no le es
idéntica, la muestra. Todo estriba en saber cómo y por qué el signo comprendido
de este modo es… una concepción poética del lenguaje, y no técnica o
científica. Gilles Deleuze
La ciencia y
la religión funcionan bien juntas ¡Es un D(io)lirio!- Jacques Lacan
El Presidente Schreber en Memorias de mi malestar nervioso
(filme de Julián Hobbs,2006) muestra como vivió las dificultades producidas por
la muerte de Dios y el pasaje posible a otra forma de humanidad. Su testimonio permite
localizar un síntoma inhibitorio que afecta al análisis: se trata de los
efectos de injerencia indebida y de ingesta totémica de postulados teóricos
tomados como LA teoría, una in-g-erencia divina. Ese estilo de in-g-erencia en
alemán se trata de göttliche
Einwirkung abriendo el horizonte
para una “influencia” y/o una “ingesta”. Leer a Schreber en estas Memorias… es ,
parafraseando a Petitjean y otros, hacer frente al hecho de que nuestro cuerpo
puede quedar bajo la tutela de un saber referencial dotado de poderes emisores,
de rayos y sus inútiles secuaces las suposiciones o creencias del amor
transferencial. Veamos
Condiciones
La in-g-erencia en el análisis trata del saber
referencial teórico; ellas llevan una serie de pre y perjuicios para la lectura
de la teoría y en particular, provocan
efectos de desbastadores en la experiencia del análisis. Es un horizonte que
vira de la inhibición al síntoma sin dejar de suscitar angustia. Esa
in-g-erencia se presentó, en forma reiterada, en las diversas exhibiciones del
filme Memorias de mi malestar nervioso .
Ciertas condiciones permiten abordar la escritura de
este texto:
a.-Un encuentro
en internet con el grito del presidente Schreber en Memorias de mi malestar nervioso,
filme dirigido por Julián Hobbs, ese grito
tocó mi cuerpo y obligó a leer
sus Memorias desde otra perspectiva ¿Cuál? Aquella de su autor ;
b.- La lectura de dos textos de Jean Allouch que
abordan los temas que formuló el Presidente Schreber; en uno de ellos desde el
título [Prisioneros del Gran Otro. La injerencia divina, 1] el autor
despliega los horizontes de la “injerencia”
del Otro en la vida subjetiva de cada quien tomado por el análisis lanzado por Jacques
Lacan, para colmo ese Otro es apodado en castellano como el “Gran Otro” (Lo
“mismo” ocurre en francés ¿Habrá un Otro más pequeño?) ;
c.- Hallazgo del texto de un colectivo de autores Actifs. Schreber Président,
2006 - citado por Jean Allouch- obra dirigida por Petitjean, Smith &
Thiellement que reúne las actas de un encuentro acaecido en Francia en el año
2004 ¿Qué dicen en esas actas?
Numerosos son
aquellos que han creído hacer del Presidente
Schreber (1842-1911) la carne de un nuevo sabor positivo sobre el
humano. Ninguno lo ha logrado. Ninguno lo ha verdaderamente leído. Publicadas
en 1903 en vida de su autor las Memorias
de mi malestar nervioso han pasado instantáneamente a las posteridad por
los tormentos del comentario tecno-médico haciéndolo el objeto de una exegesis
dorada dispensando a cuatro generaciones sucesivas de leerlas por aquellos que
ellas son: un breviario de intuiciones desnudas y conceptuales sobre nuestro
mundo
A partir de allí junto con otros llevamos a cabo una
serie de encuentros donde fue proyectado el filme mismo que organiza el tema monográfico de este
número de artefactos[1] . Esas condiciones
conformaron un gesto que dibujo vez por vez un diagrama a la manera de los
nudos presentados mediante gestos por Jacques Lacan en sus seminarios. Esos gestos,
esos diagramas, esos nudos de cada tertulia orientan este escrito.
Las condiciones no están como algo ya dado o previo,
no se trata de las condiciones históricas, para los eventos del análisis no hay
condiciones previas, ellas se constituyen en acto, no se organizan, son por el
contrario un evento inesperado, se dan o no se dan. El deseo se instala como
una parte de las condiciones, así se logra hacer lo que ellas permiten. El
humano, a veces, considera que él las debe propiciar o crear o forzar, quizás
se trate de una confusión: Las condiciones están en acto, al igual que cuando
el león vive su hambre y vive su encuentro
con su alimento, dadas las condiciones,
si no salta se queda sin comer. Las condiciones permiten hacer algo y producir
una mutación junto con ellas. Se pasa a otra cosa.
En cada tertulia, en formas distintas y reiteradas se
presentó un síntoma compartido: superponer al texto del filme las referencias
de un saber ya constituido, de un saber que no estaba ni al pie de página del
filme, ni en sus títulos finales. Esas referencia revelaban una inhibición
organizada por el saber referencial (lo que ya había escrito Freud, lo que ya
había dicho Lacan, añadimos: un saber previo que solo en el buscador Google
está constituido por noventa y dos mil referencias) ¿Cómo se puede ver un filme
superponiendo las referencias previas al acto de verlo[2]? ¿Es posible desprenderse
de tales referencias? Si lo fuese ¿Cómo?
El saber referencial tiene un orden esférico, es exterior
al saber textual de la película, reduce tal o cual fragmento del filme para
ubicarlo en una totalidad: la que la teoría de Freud o de Lacan han ya
establecido respecto de las Memorias .
El filme de Hobbs es una versión, tan buena o tan mala
como otras, solo que esa versión no es virginal, no es inocente, no es pura,
contiene un saber que la organiza, se trata de su saber textual. Conviene
precisar no hay experiencia virginal, cada experiencia está organizada. No se
trata de dejar fuera el saber
referencial que como in-g-erencia
divina constituye el “pensamiento” de aquellos que somos parte del vecindario
del análisis y de sus vecinos. En las tertulias surgían los efectos de un saber
referencial psicoanalítico transmitido a la cultura más allá del serrallo
analítico (en México, DF y en Buenos Aires, Argentina en locales de periódicos
venden una edición fascícular de los escritos de Sigmund Freud, en esos locales
se hacen reservas pues sus diversos
números suelen agotarse. Se añadió una versión en fascículos del Diccionario
de Psicoanálisis de Jean Laplanche y Jean-Bertrand Pontalis, texto al
que no fue ajeno el incentivo acordado por Jacques Lacan a sus autores).
El saber referencial tiene una estructura esférica:
están quienes lo tienen y quienes no; está ya previamente almacenado, es una
estructura previa desde la cual se mira el filme o se abordan experiencias de
análisis; ese saber separa el adentro del afuera. Deja fuera el cuerpo de quien
se pone esos anteojos o antiparras
referenciales; los anteojos se dicen son para leer y las antiparras para
evitar ser tocado por la materialidad del filme. Ese cuerpo queda fuera de la
posibilidad de ser afectado por el despliegue dramático que realizó Hobbs con lo cual el filme queda clausurado,
encerrado y se torna inexpugnable, no enseña nada... nuevo, dado que “todo” ya
está bajo el sol de los saberes previos.
El saber referencial no encuentra el saber del filme
solo busca su corroboración o peor aún, desde el saber referencial se índica
tal o cual error del filme. Señalo un detalle, así con esas referencias no era
fácil darle lugar de saber textual a que el filme lanza un signo: incorpora lo
abyecto, más bien lo abyecto ha producido
el filme. La productora del filme se llama “Abject”.
Lacan no logró que J.A. Miller coloque en primer lugar del índice de términos
de sus Escritos el término “abyecto” ¿A qué se debió esa ausencia? ¿Lo
abyecto no es una cualidad de los objetos que causan el deseo?
Dora, la amada de Freud, en su última sesión narró que
se mantuvo durante más de dos horas “Ante
la «Madonna» sixtina permaneció dos horas en serena ensoñación admirativa.
Cuando luego le preguntaron qué era lo que tanto le había gustado en aquella
pintura no supo explicarse claramente.” Ella mostró un cuerpo afectado por
el cuadro, lo mostraba su gesto frente al cuadro, allí había un saber textual,
no se trata de una afectación sin saber; ese saber se constituyó allí, no
estaba antes, es el resultado de una maquina textual. Ese gesto textual tiene una forma topológica en que el adentro (Dora) y el afuera (la pintura) están en la
misma superficie; ese saber constituye
un cross-cap –superficie constituida por una asfera de cintas de moebius y una media esfera
[Cfr.: Alberto Sladogna, ¿Extraer un
trozo de si?, ¿De dónde? en http://www.escucharte.info].
Regresemos a Memorias de mi malestar nervioso en
la superficie del filme está el saber cuyo gesto nos afectó, nos afecta –el
discurso de Schreber después de su grito. Schreber se dirige a un tribunal que
lo escucha, así aparece la referencia a sus Memorias…escrito que
constituyó su defensa para lograr salir de la clínica donde fue internado.
Entonces, indica Shoshana Felman ¿Para qué ir a buscar las referencias afuera,
en otra superficie, si ellas están allí ante nuestras narices, nuestros ojos,
nuestros oídos?
Se produce ese afecto o no se produce, The
rest is silent! (W. Shakespeare):
El afecto precisó Freud no se reprime, solo se desplaza por la superficie del
cuerpo; es un componente del espíritu que no tiene una historia previa, carece
de un saber referencial, por el contrario abre la posibilidad de permitir ver,
leer un saber textual inesperado, nuevo. Ese saber textual es semejante a lo que se produce en tal o cual
momento que da inicio a una experiencia de análisis a cargo del analista y del
analizante.
El saber textual y el saber referencial
¿A qué se debe que Jacques Lacan en su proposición del
9 de octubre de 1967 introduce la diferencia de esos saberes? Precisemos proposición efectuada a su École
Freudienne de Paris. En esa propuesta indica: la prevalencia manifiesta donde sea: en el psicoanálisis en extensión
así como en intensión, de lo que llamaré el saber textual, para oponerlo a la
noción referencial que lo enmascara. Se trata de una precisión: la forma de
encarar la desarticulación entre una y otra forma del saber afectan al
analista, esa afección le permite con su cuerpo dar sostén a cada análisis. El
saber teórico referencial tiene una función de obstáculo aun cuando se presente
como orientador para “entender” algo de tal o cual análisis o de tal o cual
escrito.
Freud excluyó de la experiencia del análisis a quienes
estarían afectados por la neurosis narcisista, afección que les impediría
establecer una transferencia de amor con el analista, según él. Ese saber
referencial, una teoría, era previa al encuentro con tal o cual solicitud de
análisis. Si ese saber no es puesto
entre paréntesis o corchetes o excluido o… ante el curso de esa solicitud la
maquina analizante no produce, se pone marcha otro clase de maquina/s. Ese
saber referencial daba por excluido del territorio del amor a los llamados
“psicóticos”. Así, pese a ciertos matices
Freud sostiene en 1923: Se llegó a
concebir al yo mismo como un reservorio de libido -llamada narcisista- del que
fluyen las investiduras libidinales de los objetos y 'en el cual estas pueden
ser recogidas de nuevo. Con ayuda de esta imagen fue posible abordar el
análisis del yo y trazar la división clínica de las psiconeurosis en neurosis
de trasferencia y afecciones narcisistas. En las primeras (histeria y neurosis
obsesiva) se dispone de una cuota de libido que aspira a transferirse a objetos
ajenos y es requerida para la ejecución del tratamiento analítico; las
perturbaciones narcisistas (Dementia praecox, paranoia, melancolía) se
caracterizan, al contrario, por el quite de la libido de los objetos, y por eso
son difícilmente accesibles para la terapia analítica. Empero, esta
insuficiencia terapéutica no ha impedido que el análisis diera los primeros
pasos, fecundísimos, hacia una comprensión más honda de estas enfermedades, que
se cuentan entre las psicosis.
Memorias de mi malestar nervioso objeta esa teoría basta con ver y escuchar el interés
del Presidente por el objeto, llamado “Dios”; así como sus descripciones de la
pasión erótica que él, en tanto objeto, le desató al Dr. Flechsig. El saber referencial –clasificación previa de los estilos de amor analizables-
nos dejaba ante el hecho de que el análisis marchaba “hacia una comprensión más
honda de estas enfermedades”. El análisis al marchar a la “más honda”
comprensión dejaba de lado la más elemental superficie ¿La comprensión es contraria a la acción? Y la
comprensión es pariente de la justificación. Entonces, al localizar en Memorias
de mi malestar nervioso que el filme
está basado en “una historia verdadera”- esa precisión textual- no fue leída,
fue interpretada -y quizás comprendida- por Freud con sus teorías previas, lo que deja flotando una
duda respecto de la lectura. Leer no es interpretar, si se interpreta no se lee.
¿Cómo se desplegó la tensión entre el saber textual de
las Memorias y las gafas referenciales con las que Freud las leyó? El filme deja ver un signo: esas
memorias son del orden de la verdad, de lo verdadero; se trata del escrito de
una experiencia, ni más ni menos, no se requiere compartir nada con ella, solo
es suficiente con leer el saber textual que la organiza, eso de entrada aleja
al Presidente Schreber y al filme de cualquier psicopatología.
Sigmund Freud frente a las Memorias señalo:
Como no temo a la crítica ni me horroriza
la autocrítica, tampoco tengo motivo alguno para evitar una semejanza que acaso
perjudique a nuestra teoría de la libido en el juicio de muchos lectores. Los
«rayos de Dios», de Schreber, compuestos por la condensación de rayos solares,
haces nerviosos y espermatozoides, no son sino las investiduras libidinales
figuradas como cosas y. proyectadas hacia afuera, y prestan a su delirio una llamativa
coincidencia con nuestra teoría….: tales detalles, y muchos otros, de la
formación delirante de Schreber suenan casi como percepciones endopsíquicas de
los procesos que yo he supuesto para fundar una elucidación de la paranoia.
En efecto, el filme muestra esa estructura de la
libido que recorría el cuerpo sin órganos de Schreber. Y a renglón seguido
Freud cae víctima del narcisismo de los derechos de autor:
Sin embargo, puedo aducir el testimonio de
un amigo y colega en el sentido de que yo he desarrollado la teoría de la
paranoia antes de enterarme del contenido del libro de Schreber.
El libo de Schreber no le enseñó nada nuevo al
respecto ¿Respecto de qué? Y Freud concluye
de una forma paradójica:
Queda para el futuro decidir si la teoría
contiene más delirio del que yo quisiera, o el delirio, más verdad de lo que
otros hallan hoy creíble.
La teoría, se reconoce, tiene algún componente
delirante: “más delirio del que yo quisiera”; luego el “delirio más verdad de
lo que otros hallan hoy creíble”, Freud le reconoce el componente de verdad
creíble al delirio, lo cual le quita su matiz “psicopatológico” ¿Cómo fue que
estás paradojas no hayan, no nos hayan permitido leer al Presidente Schreber
con el escrito de sus Memorias? Si, al
Presidente Schreber se lo lee con el escrito. Se dice que Lacan lee tal o cual
situación con el escrito, por ejemplo, con sus matemas. El Presidente Schreber formula algo semejante:
leer sus escritos con su escrito de una
experiencia religiosa que puede aportar elementos a la ciencia y la filosofía ¿Cuál
escrito? Sus Memorias de mi malestar nervioso versión fílmica construida por
Hobbs. Desde el título aparece el escrito con el cual se lo lee: ese título
incorpora al lector, (“mi”) leerlo no lo deja ni afuera ni adentro, lo deja con
su “malestar…”, el de cada uno, si ese malestar es compartido, no hay
psicopatología. El director le dio el título de Memorias de mi malestar
nervioso. Invito al lector que lea en voz alta el título.
Leer con el saber textual ¿Cuál?
Jacques Lacan fabricó la distinción entre un saber
textual – lo que se escucha en lo que se le dice al analista- del saber referencial –el saber extraído de
otras experiencias, los conceptos teóricos. En 1953 dio una pista “clínica”:
Los jóvenes analistas…no encontrarán nada
mejor para dar marcha atrás que referirse al éxito de los controles mismos que
padecen. La razón de este enigma es que el controlado desempeña allí el papel
de filtro, o incluso, de refractor del discurso del sujeto, y que así se
presenta ya hecha al controlador una estereografía que destaca ya los tres o
cuatro registros en que puede leer la partitura constituida por ese discurso. Si
el controlado pudiese ser colocado por el controlador en una posición subjetiva
diferente de la que implica el término siniestro de control…el mejor fruto que
sacaría de ese ejercicio sería aprender a mantenerse él mismo en la posición de
subjetividad segunda en que la situación pone de entrada al controlador.
Esa diferencia opera en la experiencia del analista,
cuando él toma un análisis de control – a veces, llamado “supervisión”- en ese
análisis se juega esa diferencia, así se encuentran testimonios donde quien
toma ese análisis es reconducido por el analista de control o supervisor al
saber referencial de la teoría, mientras queda suprimido u obliterado el saber
textual de lo que le dirige su analizante que en forma textual, interroga al
analista. No es ese una parte nodal del testimonio que el Presidente Schreber
trató y trata de hacernos llegar, de leer el mismo sin gafas ni antiparras
referenciales.
La distinción intensión/extensión deja un horizonte a
interrogar: el análisis en intensión ¿Carece de extensión?; el análisis en
extensión ¿Carece de análisis? Si se toma la distinción en una cinta de Moebius
ya no hay entre ambas ni confusión ni separación. Las actividades ocurridas en
una cura –intensión- no están separadas de las actividades en extensión
¿Cuánt@s analizantes iniciaron su análisis en el curso de una actividad en
extensión? ¿Cuánt@s analizantes interrumpieron su análisis en intensión al
escuchar una presentación en extensión?
En 1967 Lacan proponía:
Aclararé mis intenciones simplemente con
lo siguiente: retiren el Edipo, y el psicoanálisis en extensión, diré, se
vuelve enteramente jurisdicción del delirio del presidente Schreber (9/10/1967)
Está formulación respecto de la transmisión o lo
transmisible de la teoría psicoanalítica descansa en un saber constituido “el
Edipo”, si eso se retira, solo se estaría difundiendo un elemento perteneciente
a la “jurisdicción del delirio del
presidente Schreber”. Al ver el filme –las tertulias se efectuaron en
extensión- entonces “deberíamos”,
tendríamos la “obligación” de “reconducir” [¿forzar?] las Memorias al complejo
de Edipo a pesar de que Schreber ni en el filme ni en la versión escrita de sus
Memorias se formule esa cuestión. Esa
propuesta de 1967 recupera, reitera y
confirma un sesgo de aquello que Lacan sostuvo en su seminario oral de
1955-1956, Las estructuras freudianas en
las psicosis.
En ese seminario el término “delirio” aparece en
doscientas cuarenta y cuatro ocasiones; un sector numeroso de esas menciones surge
cuando Lacan habla de las producciones de Daniel Paul Schreber. Conviene
detenerse en una de esas ocasiones en que precisó lo que él concebía como
delirio en esas fechas:
El delirio no es destruido, él tiene una
fuerza constituyente, él también es –el delirio- un fenómeno elemental. Es
decir que la noción de elemental está allí para no ser tomada más que por una
noción de utilidad, es decir de una estructura que precisamente está
diferenciada, irreductible a otra cosa más que a sí misma, que se define como
estructura.
Otra vez cómo fue posible que hayan pasado más de
cuatro generaciones sin haber notado que Schreber escribió sus Memorias y
gracias a ellas un tribunal levantó la interdicción que lo mantenía encerrado
en una clínica. El tribunal reconoce las rarezas, es decir reconoce el
componente queer –raro- de la experiencia narrada por el Presidente
Schreber. Los miembros de ese tribunal ven allí una rareza pero no desprenden que
por ser rara para ellos Schreber debería seguir interdicto a nombre de tal o
cual psicopatología. Más bien ellos confirman que esas rarezas que no entienden o no comparten no le impiden hacerse cargo de sus cuestiones.
Quizás esa decisión le permitió al Presidente Schreber ver que era posible
exponer su experiencia y que presentarlas no sería motivo para tratarlo de
psicótico, de delirante, o de tener un grave defecto en su escritura al carecer
la misma de un supuesto y necesario componente metafórico…paternal. Esas cuestiones quedan mostradas y constituyen
uno de los logros de la versión rara que Julián Hobbs ofrece, no por nada el
filme, al parecer solo fue presentado en festivales de cine queer.
Conviene tomar nota de las fechas de tal y cual
afirmación de Lacan. En 1967 esa “jurisdicción del delirio de Schreber”, según
Lacan, afectaba nada más y nada menos que a un procedimiento para acceder al
título de analista en la escuela que Lacan forjó en una cultura orientada por el
racionalismo cartesiano con su consiguiente rechazo a lo que Descartes consideró
un delirio. Los pueblos suelen decir que
los bárbaros son los otros, los cartesianos dicen que son otros los que
deliran. Años después Lacan constata que
“Desde luego este pase es un completo
fracaso”( 8 de enero de 1978). Se
trataba de “este” pase no se trataba “del pase”. Quizás, ese fracaso
guarde relación con los costos del retorno a Freud y la supuesta prevención
para excluir el análisis en extensión de
la “jurisdicción del delirio del presidente Schreber”.
Las astucias de la razón son crueles pues en varias
ocasiones cuando Lacan hacía intervenciones en extensión, sea en la radio, en
la televisión o en seminarios o conferencias él era tratado de “psicótico”, “loco
delirante”; “pensador estrafalario”, incluso eso le ocurría cuándo daba su
lectura del complejo de Edipo.
La pregnancia
de estas cuestiones nos concierne. En la École
lacanienne de psychanalyse (elp) en su
documento constitutivo sosteníamos algo todavía más radical –si radical en lo
que hoy algunos localizamos como una
inconmensurable pifia:…tenemos el mito
edípico. El saber analítico participa de ese mito privilegiado por la función
que tiene en el análisis. Si se lo retira, todo el pensamiento normativo de
éste resulta equivaler en su estructura al delirio de Schreber. Piénsese en la Entmannung , en las almas redimidas,
incluso en el psicoanalista como cadáver leproso.
Ese documento es una constatación de los efectos de la
in-g-erencia divina que produce LA referencia teórica de los fundadores entre
los analistas y en las formas de hacer una como unidad analítica.
LA teoría en el análisis y en el psicoanálisis tiene
un estatuto que no ha sido interrogado o que recién hemos percibido que hay
condiciones dadas para hacerlo. Memorias de mi malestar nervioso
hace saber que están esas condiciones, muestra el ridículo del Dr. Flechsig
ante el manuscrito de Schreber, para el distinguido neurólogo se trataba de
escritos sin sentido, de mamarrachos incomprensibles. Héctor J. Mendoza hizo
notar que el Dr. Flechsig fue el primer médico neurólogo al que se le otorgó en
Alemana la conducción de una clínica psiquiátrica. Se trató de un cambio de
antiparras para protegerse de los vientos poéticos de la lengua hablada por
Schreber y otros. En sus críticas el Dr. Flechsig no se equivocó pues él las
leía con su escrito ¿Cuál escrito? Los escritos, por qué no decirlo, con los
matemas de su neurología [ver en este número los textos del escrito del Dr.
Flechsig]; así como Freud leía con su matema –el complejo de Edipo y el
complejo paternal-esos escritos.
Leer con el escrito, matices
Leer con el
escrito fue, y es, un tema desplegado por Jean Allouch en uno de sus primeros
textos respecto de la trascripción, la traducción y la transliteración. Él
localiza algo que está en juego en superficie de los seminarios cuando Jacques
Lacan lee tal o cual caso de Freud con tal o cual esquema o matema.
Los esquemas y los matemas son escritos. En esos
momentos Lacan inventaba o desplegaba esas invenciones y para lo cual tomaba
apoyo en los relatos de personajes de la “clínica” de Freud: Dora, Hans,
Serguei Constantinovich Pankejeff y Last but not least! Schreber. Esos
apoyos eran ilustraciones requeridas para mostrar su invento ¿Se habrá notado
ese detalle? Esa operación no podía al mismo tiempo aclarar, desplegar,
cuestionar la composición de su invento teórico pues en efecto se trataba de
eso, además recurría a una tradición del psicoanálisis: “eso proviene de la
clínica” ¿Será así?
Schreber fue tomado por Lacan para ilustrar el
funcionamiento de algunos escritos o matemas conocidos como el esquema L, el esquema R, el esquema I a
los que, también hicieron compañía, los matemas de la metáfora, de la metáfora
del Nombre-del-Padre y el matema de la fantasía.
Hoy, en el año 2013 el grito de Schreber en el filme muestra
que hay condiciones dadas para detenerse con algo de detalle en la operación
“leer con lo escrito”. Una de esas condiciones es que se puede leer a Sigmund
Freud, a Jacques Lacan y a otros desde un punto exterior a las diversas suposiciones
de transferencia que los textos de esos autores suscitaron y suscitan.
Leamos con el escrito del título, aquello que allí
está escrito en el artículo de Jacques Lacan: De una cuestión preliminar a todo
tratamiento posible de la psicosis [Escritos 2, Siglo XXI
editores, México, 1991, versión corregida y aumentada, pp.513-564], cuyo pie de
página informa que se trata de lo recogido luego de dos trimestres de la
enseñanza sostenida por Lacan en el curso de 1955-1956.
Los esquemas y matemas arriba mencionados son
empleados para leer las Memorias. Ese título pone distancia con Daniel Paul
Schreber, lo hace al emplearlo –como viñeta “clínica”- para ilustrar aquello
que no era de su pertenencía: los esquemas, esos matemas así como la psicosis que
se le atribuyó o el tema del padre que se le endilgó. Lacan jugo y jugaba con los sonidos de la
lengua hablada, entonces el término “preliminar” no está lejos de
“pereliminar”: si, para eliminar el testimonio –leer Schreber- y para eliminar
la cuestión del “per…e” –suena a padre en francés- como tema que a Daniel Paul le interesaba tratar. El filme
muestra como Schreber dirigiéndose con ironía al Dr. Flechsig le dice “Usted no
sabe hasta qué punto soy su creación”; lo hace a renglón seguido de
conferencias que el Dr. Flechsig pronuncia delante de sus colegas y discípulos.
Si él disponía de la ironía ¿Cómo fue posible que se le adjudique no estar en
el terreno de la metáfora y carecer del orden de las sustituciones de un
significante por otro? Si él logró , pese a todo, escribir sus Memorias ¿Cómo
fue que se le tacho de no haber obtenido el ingreso al “registro simbólico”?
Más aún, hasta donde he logrado leer Lacan en ese mismo escrito presenta su
matema o uno de los matemas de la fantasía, matema que da luz a un deseo ¿Cómo
se le atribuye a Schreber una fantasía, cómo se le reconoce entonces desear y
al mismo se lo excluye del “orden” simbólico por haberse perdido en el “orden”
imaginario? (Ver en Escritos 2, pp. 535, en su nota al pie de página respecto de su
escrito llamado esquema R)
Años después,
también en la superficie de un seminario oral de Jacques Lacan, el 20 de enero
de 1971 reaparece el tema de leer “con
el escrito”: ahora son casos de transexualidad. La “transexualidad” no deja de ser un tema
abordado por el filme Memorias de mi malestar nervioso. En
esa sesión Lacan afirma:… les señalo algo
que se llama Sex And Gender…es de
alguien llamado Stoler. Es muy interesante leerlo desde dos puntos de vista, en
principio porque eso se da sobre un tema importante, el de los transexualistas,
un cierto número de casos muy bien observados con sus correlatos familiares…el
transexualismo consiste precisamente en un deseo muy enérgico de pasar por
todos los medios al otro sexo…Este transexualismo…les hará aprender muchas
cosas…También aprenderán esto: el carácter completamente inoperante del aparato
dialéctico con el cual el autor de este libro trata esas cuestiones, y que
hacen que surjan las dificultades que encuentra para explicar todo eso. Una de
las cosas más sorprendentes es que a
falta de toda guía elude completamente la [fase] psicótica de esos casos, como
jamás escuchó hablar de la forclusión lacaniana, esto explica muy rápidamente y
muy fácilmente la forma de esos casos, pero ¡qué importa! [Seminario
oral de 1970/1971, De un discurso que no sería de la apariencia, hay varias
versiones en castellano]
Se trata de un discurso que no es de las apariencias,
Stoler no logró “explicar” los casos de transexualidad pues, según Lacan, no
tenía el escrito que le daría acceso a su secreto, salvo un pequeño detalle: el
psicoanalista americano escribió lo que escribió de la comunidad transexual gracias a no leerlos con el escrito de la
“forclusión” debido a que ellos no eran psicóticos en ninguna de sus “fases”.
Cerca de esa sesión del seminario de Lacan el movimiento queer recuperaba su
honor de ser queer al golpear con un paso al acto a la psicopatología
combatiendo durante una semana en la ciudad de New York. Ese acto no estaba
escrito en su escrito o matema/s de Lacan, solo estaba escrito en el acto,
quizás debido a eso él y muchos otros no lo leímos, no leímos el escrito que
ese acto escribió.
Estos desencuentros entre los escritos o esquemas o
matemas desplegados e inventados por Lacan, desencuentro con los “casos” con
los que, quizás, se los pretendió ilustrar –estilo propio de la psicopatología
médica y psicológica- dejan unas preguntas abiertas: a.- ¿Cuál es el estatuto
epistemológico en términos de la teoría analítica de esos escritos? Pregunta
sostenida en Lacan quien no dudó en cuestionar o desprenderse y arrojar al
desván los matemas de sus llamados “cuatro discursos” o poner en tela de juicio
su matema de la forclusión; b.- Las transferencias de amor acompañadas de su
suposición del saber atribuido al Otro, como in-g-erencia divina ¿Cómo
opera en la lectura de los componentes de la teoría compuesta por otro que ya
ha dejado de escribir o de efectuar seminarios? Si ellos han dejado de escribir
¿por qué darle el trato del cual se quejaba el cadáver del Sr. Valdemar?
LA in-g-erencia divina del Otro en la o las teorías
del análisis afecta a la condición del analista pues ella queda a la espera de
que cada analista junto con algunos otros juegue algo de si, un trozo de sí que
deje de ser atesorado en el terreno de la teoría, dando lugar a la segunda
muerte de una teoría o saber del Otro que está a la espera de una segunda
muerte producida por un desplazamiento que, quizás, es la apuesta, de lugar al nacimiento de algo
nuevo en el terreno doctrinario ¿Tendrá solo efectos en ese terreno?
El presidente Daniel Paul Schreber vivió los efectos
de LA in-g-erencia divina, algo de eso lo tenía advertido, de ahí el cuidado en
Memorias
de mi malestar nervioso (Julián Hobbs,2006) al desplegar saberes
textuales para hacer frente a la asamblea de quienes poseedores del saber
referencial fumando largo cigarros trataban y han logrado, hasta cierto
momento, de bloquear el objeto abyecto
que mostró en su experiencia. Sobre esa experiencia hizo una solicitud, ¿por
qué no? Si, el Presidente Daniel Paul Schreber hizo una solicitud de pase, de
pasar de la psicopatología a otra cosa cuando nos escribió con su escrito: Pero estoy plenamente convencido que tanto
para la ciencia como para el reconocimiento de las verdades religiosas, sería
útil que mientras yo viva, las autoridades competentes puedan venir a hacer las
verificaciones necesarias…Tal consideración debe prevalecer por sobre todo
escrúpulo de orden personal. LA teoría como in-g-erencia divina es un
escrúpulo para protegernos ante las novedades que a la teoría analítica le
pueden acontecer desde otro punto de vista: el escrito que está en lo escrito.
sladogna@gmail.com
Compañías bibliográficas:
Filme, Memorias de mi malestar nervioso,
con Jefferson Mays, Robert Cucuzza, Joe Coleman y Lara Milian, director Julián
P.Hobss,2006, subtítulos traducidos al castellano y efectuados por Eduardo Martínez.
Presidente Daniel Paul Schreber en su
texto: Denkwürdigkeiten eines Nervenkranken [ Memorias de mi malestar nervioso,
hay varias versiones en castellano, una de ellas en Sexto piso Editores,
México, DF]
Allouch, Jean: PRISIONNIERS
DU GRAN AUTRE. L’INGÉRENCE DIVINE I, Essais, Epel, París, 2012. Editado en
castellano: PRISIONEROS DEL GRAN OTRO.LA
INJERENCIA DIVINA 1, El cuenco de Plata, Bs.As., 2013; SCHREBER THÉOLOGIEN. L’INGÉRENCE
DIVINE II, Essais, Epel, Paris, 2013 a editarse en castellano en el año
2014)
Actifs, Schreber
Président. Sous la direction de Fabrice Petitjean, Adam Smith et P. Thiellement, Fage editions,France,
mars,2006
En la edición
castellana de Prisioneros del gran Otro. La injerencia divina 1, se lee: En español, "injerencia" deriva
del latín inserere ("insertar,
injertar, introducir"), mientras que "ingerir" deriva de ingerere, [llevar dentro] de allí la
diferencia ortográfica. En francés, ambos sentidos se han mezclado por la
derivación tardía, a mediados del siglo XIX, de ingérence,(Nota del traductor al pie en la página 15) Sigo el
atrevimiento de Schreber que en el filme subraya que hay cosas que el lenguaje
no logra decir o transmitir, entonces se puede recurrir como él lo hace a jugar
con el chamuyo o cotorreo de la lengua, en la cual la diferencia de “g” seguida
de la vocal “e” no hace distinción sonora, oral con la letra “j”, así escribo
entonces: in-g-erencia. A nivel académico hay una polémica no concluida aún
sobre la grafía de ingerencia e injerencia. María Moliner, Diccionario del uso del español,
Gredos nos informa que Ingerir:
Introducir en el aparato digestivo, a través de la boca, alguna cosa. Atizarse,
*beber, *comer, ingurgitar, tomar, tragar. Injerencia: Intervención oficiosa en
algún sitio o asunto: ‘La injerencia en los asuntos de otros países’ El
horizonte sonoro acerca dos elementos que juegan su papel en las relaciones de
Dios con Schreber y de Schreber con Dios; un horizonte que no es ajeno a la
in-g-erencia de las teorías como obstáculo para leer el saber textual.
Jacques Lacan, seminario oral de 1962-1963,
La
angustia, en la sesión del 9 de enero de 1963, hay varias versiones en
castellano, suele ser más que conveniente leer la versión construida por
Ricardo Rodríguez Ponte en: www.escucharte.info
Agamben, Giorgio, Medios sin fin. Notas sobre la
política, Pre-textos, Valencia, 2001. En particular: Notas sobre el gesto; La
potencia del pensamiento, en particular: Kommerel, o del gesto, Adriana Hidalgo Editora, Bs.As., 2007;
Shoshana Felman, El escándalo del cuerpo hablante.
Don Juan con J. L. Austin [y Lacan] o Seducción entre lenguas, artefactos,
Ortega&Ortiz Editores, México, 2012 .La autora señala que las referencias
pertenecen al cuerpo texto que se lee, no están fuera de él.
Jacques Lacan, Escritos 1, ver artículo:
Función y campo de la palabra y del
lenguaje en el psicoanálisis. Acaso se dará alguna supervisión sin control
o un control sin supervisión. Esa supervisión o control introduce el ojo y la
mirada ¿Quién se ubica como objeto de esa mirada? ¿Objeto de qué? ¿Objeto para
quién?
Jacques Lacan, Proposición del 9 de octubre de
1967 [Hay varias versiones en castellano y en francés].
Jacques Lacan, seminario oral de
1955-1956, Las estructuras freudianas de las psicosis [Hay varias
ediciones en castellano, Editorial Paidós lo titula “Las psicosis”] El retorno
a Freud de Lacan tenía un costo: introducir las “estructuras freudianas”
hipotecaba la lectura de las Memorias de Schreber que no estaban ni están en el
horizonte del complejo de Edipo y/o el tema del padre. Lacan ante la
persecución institucional que vivía a consecuencia de sus inventos, en
particular el simbólico, el imaginario y el real (8/07/1953) requería operar de una forma común, coloquial
compartida: “El delirante no soy yo, el delirante es Schreber”.
Rene Descartes afirmó: ¿Cómo podría
yo negar que estas manos y este cuerpo son míos, si no, acaso, comparándome a
ciertos insensatos cuyo cerebro está de tal modo perturbado y ofuscado por los
vapores negros de la bilis que constantemente aseguran ser reyes cuando son muy
pobres, estar vestidos de oro y púrpura cuando están desnudos, o cuando
imaginan ser cántaros o tener un cuerpo de vidrio?, Cfr.: sus Meditaciones.
Descartes separaba su razón de la locura, en la locura él no encontró razón
alguna.
José Attal, El pase ¿a título de qué? La tercera
proposición de octubre de Jacques Lacan, Edit. Me cayó el veinte,
México, DF, 2012. Es conveniente leer con detenimiento los siguientes capítulos:
Los títulos y El no-analista, donde aparece el clima cartesiano en nada más y nada menos que…la escuela
fundada por Lacan ¿Será debido a esa atmosfera que Lacan ofrecía sus seminarios
a distancia de ese local?
Escuela lacaniana de psicoanálisis.
Documentos que acompañaron la fundación de la escuela lacaniana de
psicoanálisis, Artefacto 1, noviembre,
1989, México, DF. Traducción efectuada por un cartel compuesto por Antonio
Montes de Oca, Marcelo Pasternac y Alberto Sladogna; más uno: Nora Pasternac
Allouch, Jean. Letra por Letra. Traducir,
Transcribir, Transliterar. Edelp, Argentina, 1984. En particular: Lectura de un desciframiento.
Sigmund Freud en Dos artículos de enciclopedia:
«Psicoanálisis» y «Teoría de la libido» (1923 [1922]).
[1]
Esas actividades fueron
posibles gracias a que Eduardo Martínez, Monterrey, Nuevo León, México realizó
la traducción del inglés al castellano e instaló los subtítulos en el filme
“Memorias de mi malestar nervioso” de los que carecía la versión original,
libre que está en YouTube como Memories of My Mental Illness , por
cierto poco visitada. En el curso del año 2013 se efectuaron 5 Tertulias en
Buenos Aires, Argentina; en Saltillo, en Querétaro, en Monterrey ciudades de
México, una en cada localidad.
[2]
Si algo nos afecta, entonces… Un hecho semejante ocurre frente a una
pintura, a una escultura, a una pieza de teatro, a una música. Esa
afectación es semejante e igual a lo que permite que tal o cual experiencia de
análisis se inicie, se despliegue y se concluya.
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