Cartero ¿Abordar sin disfrute las “malas” noticias (pálidas, mala onda, tristeza…)? Alberto Sladogna

 

¿Abordar sin disfrute las “malas” noticias (pálidas, mala onda, tristeza…)?

En Lend dejaron cesante a un cartero, que durante años no repartió todas las cartas de las que sospechaba noticias tristes ni, como es natural, todas las esquelas que recibía, sino que las quemaba en su casa. Finalmente, el Correo hizo que lo internaran en el manicomio de Scherrnberg, donde, con uniforme de cartero, va de un lado a otro repartiendo continuamente cartas, que echa en un buzón colocado expresamente para ello por la administración del manicomio, y que están dirigidas a los demás pacientes. Inmediatamente después de ser internado en el manicomio de Scherrnberg, el cartero pidió su uniforme de cartero, según se dice, para no tener que volverse loco.
El cartero,   Thomas Bernhard.

Las malas noticias gozan de grandes favores en el público, incluidos los analizantes y los analistas, no hay formas de evitarlas  ¿Cómo hacer frente al disfrute reiterado? Freud dejo el testimonio de Serguei Constantinovich Pankejeff – cuyo apodo freudiano fue “el hombre de las ratas”:

Aquí se interrumpe, se pone de pie y me ruega dispensarlo de la pintura de los detalles. Le aseguro que yo mismo no tengo inclinación alguna por la crueldad, por cierto que no me gusta martirizarlo, pero que naturalmente no puedo regalarle nada sobre lo cual yo no posea poder de disposición. Lo mismo podía pedirme que le regalara dos cometas. Le dije que la superación de resistencias era un mandamiento de la cura que nos era imposible hacer a un lado. (Yo le había presentado el concepto de «resistencia» al comienzo de esta sesión, cuando el dijo que tenía que superar mucho dentro de sí para comunicar su vivencia.) Prosigo: Pero si puedo hacer algo para colegir cabalmente algo de lo insinuado por él, eso sucederá {das soll geschehen}. ¿Acaso se refiere al empalamiento?  «No, eso no, sino que el condenado es atado» (se expresaba de manera tan poco nítida que no pude colegir enseguida en qué postura), «sobre su trasero es puesto un tarro dado vuelta, en este luego hacen entrar ratas {Ratten}, que» (de nuevo se había puesto de pie y mostraba todos los signos del horror y la resistencia) «penetraban». En el ano, pude completar. En todos los momentos más importantes del relato se nota en él una expresión del rostro de muy rara composición, y que sólo puedo resolver como horror ante su placer, ignorado {unbekennen} por él mismo. Prosigue con todas las dificultades: «En el momento me sacudió la representación de que eso sucede con una persona que me es cara». (ver nota) Ante una inquisición directa, indica que no es él mismo quien ejecuta ese castigo, sino que es ejecutado impersonalmente en esa persona. Tras breve conjeturar (Raten}, sé que fue la dama por él admirada a quien se refirió aquella «representación».[i]

Al leer este testimonio  se observa un pequeño detalle: el relato estaba dirigido a su psicoanalista, quien al escucharlo era parte del público del disfrute mostrado por su rostro  ¿Producido por qué? ¿Por escuchar su propio relato? ¿Por saber que Freud lo escuchaba? No suele haber disfrute sin Otro/otro que sea el público de eso.
NOTA : En la primera versión de este artículo, un lector (Emilio Conde) preguntó “¿Cómo es que se mezcló El hombre de los lobos y El hombre las ratas?” Ese estilo preguntar dio lugar a la siguiente respuesta: Están mezclados ¿Qué dice esa mezcla? Están, enlazados ambos tenían un goce de la desgracia ajena.  Serguei Constantinovich Pankejieve, apodado por Freud “El hombre de los lobos” vivía al final de su vida dando pequeñas conferencias y vendiendo en ellas cuadros dónde él había pintado el famoso “Sueño de los lobos” lo hacia ante los tours turísticos organizados por la IPA (International Psychoanalytical Association) para que los psicoanalistas lo vieran. ¿Cómo? Pankejieve se presentaba ante la periodista Karin Obholzer. “Yo soy, por supuesto, el caso más famoso”, declaración efectuada a sus noventa 90 años de edad. Obholzewr escribió Conversaciones con el Hombre de los Lobos, Buenos Aires, Nueva Visión, 1996. De nueva cuenta agradezco a Emilio Conde su pregunta que revela su lectura del texto.

Al analizante que no deja de consumir una substancia nociva para él, así lo afirma, sabe que lo perjudica, insistir en que la abandone por su “nocividad” no le dice nada nuevo, él sabía ya eso, más aún no por eso lo dejará. Los paquetes de cigarrillos vienen con frases e imágenes aterradoras no por eso los fumadores dejan de consumir tabaco. Cuando un analizante se presenta indicando una reiteración de fracasos en sus formas de organizar una pareja, él sabe ya lo que ha elegido y lo que va a elegir ¿Cómo es que eso que está en la superficie no produce los efectos performativos que el analizante dice buscar? ¿Cómo lo que está en la superficie no es visto, no es leído, en especial cuando está expuesto a sus ojos y oídos? La vida cotidiana está construida  de múltiples conexiones, discursos, palabras, sentidos, sonidos, perfumes, colores, sensaciones, Sigmund Freud mostró una parte de su cuadro en “Psicopatología de la vida cotidiana” (1901). Lo cotidiano es una maraña de psicopatologías normales –señaló Claudia Weiner respecto de ese título-; maraña en la superficie, no requiere de profundidades.

Los ciudadanos en el terreno de la política dejan ver un síntoma homologo: elijen a los políticos y votan a sus partidos a sabiendas de que suelen no cumplir con lo prometido. En la actualidad se presenta de forma muy extensa otro síntoma: los calificados de “pobres” votan por partidos, dirigentes y gobiernos que están en contra  de lo que se supone serían “sus intereses”. Guattari –psicoanalista- y Deleuze descubrieron: “Por ello, el problema fundamental de la filosofía política sigue siendo el que Spinoza supo plantear (y que Reich redescubrió): «¿Por qué combaten los hombres por su servidumbre como si se tratase de su salvación?»… ¿Por qué soportan los hombres desde siglos la explotación, la humillación, la esclavitud, hasta el punto de quererlas no sólo para los demás, sino también para sí mismos?”

Avatares del deseo: no son buenos, no son malos,.., sino todo lo contrario

David M. Halperin activista gay escribió lo siguiente respecto de las prácticas homosexuales calificadas de “alto riesgo”:

“¿Qué quieren los hombres gays? Según cierto número de novelas gays recientes, los hombres gays sólo quieren que los abracen. Según algunos escritos actuales sobre la prevención del VIH/sida, los hombres gays en realidad quieren que los maten…

El autor introduce el tema del “querer” de los hombres gay, siendo él, de singular manera, uno de ellos. Luego añadió:

“…para disiparla bastaría una sola mirada a los discursos contemporáneos acerca de por qué algunos hombres gays tienen sexo de alto riesgo (o “no seguro”). El asunto de la toma de riesgos sexuales de los hombres gays ha abierto un nuevo juego de perspectivas sobre la subjetividad gay masculina y ocasionado una multitud de indagaciones —por científicos, periodistas, líderes comunitarios y activistas— sobre lo que los hombres gays quieren. Casi todas esas indagaciones han tomado la forma de especulación psicológica sobre los motivos de los hombres gays para participar en sexo de alto riesgo. Partiendo de la premisa de que ninguna persona cuerda pondría jamás su vida en riesgo para obtener placer sexual —una premisa dudosa en primer lugar, aunque adquiere un viso de credibilidad por estar fundada en asunciones normativas no examinadas sobre la salud psicológica— casi todos los esfuerzos por comprender por qué corren riesgos sexuales los hombres…”

Halperin no deja de lado una pregunta delicada ¿Por qué los hombres gay mantienen prácticas de sexo calificadas por otros de “alto riesgo”? Y toma una  respuesta a partir del testimonio de  un hombre gay:

En lugar de quitarse el disfraz, Jouhandeau[ii] lo asumió. Descubrió “la felicidad en todo lo que me aísla, lo que me ‘abyecta”. Esa felicidad no es simplemente el placer de rendirse y de la humillación de sí, aunque también lo es. Más bien es lo que podríamos llamar una estrategia existencial de supervivencia. Como Jouhandeau planteó: “Soy como alguien a quien otro ha tomado por el cabello y que, sin desear dar esa apariencia, finge que es acariciado”. Jouhandeau descubrió que el efecto de su perversión fue llevarlo, a través de la experiencia de la abyección, por un camino exactamente paralelo al de la santidad, aunque en la dirección opuesta…[iii]

Lacan respecto del término “abyección” subrayó un aspecto, sus Escritos, el índice temático "Debe comenzar con la palabra abyección", sugerencia que no fue aceptada por Jacques-Alain Miller cuando elaboró el Índice razonado de los conceptos principales (Escritos 2, Siglo XXI Editores, pp.873-887). El nombre de  Marcel Jouhandeau no figura en el Índice Onomástico de autores citados por Lacan en los Escritos. En sus seminarios orales y en sus escritos Lacan empleó el término “abyección” en catorce ocasiones, de las cuales cuatro corresponden a los Escritos ¿A qué disfrute del saber se debe la supuesta ausencia de ese término? Halperin ignoraba que el término fue empleado por Lacan[iv].

Halperin no plantea hacer cualquier cosa y dejar sin protección al hombre gay, por el contrario le interesa que el hombre gay pueda cuidarse a partir de tomar nota de la abyección que organiza su deseo, y desde allí ejerza su libertad. Las consignas de perseguirlos por hacer algo de “alto riesgo” al contrario lo empujan a realizar eso, cada hombre gay ya sabe de antemano que hacer tal o cual práctica calificada de abyecta implica un riesgo,  y no por eso dejará de hacerlo o tomara los recaudos para mantener sus ganas de tener esa práctica. Tener la libertad de hacer eso los protege, quitarles esa libertad los condena

Algo homologo ocurre con los llamados “drogadictos” ante la droga, ellos saben lo que ese producto implica para su vida, sin embargo, lo consumen; los “pobres” que votan por un programa de “ricos”, saben el riesgo que corren e igual lo votan; los infantes cuando hacen tal o cual travesura la hacen igual, así Hans (Cfr.; S. Freud: Análisis de la fobia de un niño de cinco años, 1909), un niño que Freud abordó, hacia travesuras, sabía que eso estaba prohibido e igual las realizaba, lo hacía sabiendo que sería castigado o reprobado por hacerlas. Hay un deseo de hacer esa práctica, no se trata de una falta de información o de información objetiva, se trata de un deseo que las compañas de prevención no toman en cuenta, no solo en el terreno gay sino en muchas otras cuestiones de la vida cotidiana. Un caso extremo, no por ello menos reiterado: quienes se dirigen con un psicoanalista que no se analizó ¿Son inocentes de esa elección? ¿Son inocentes debido a que no sabían o no recibieron información objetiva de ese tema? En un análisis o en la sociedad que alberga esa practica ¿Será obligatorio que tal hablante abandone su libertad de no escuchar la "verdad objetiva"

Corresponde estudiar la comunicación de algo considerado una “verdad objetiva".

La comunicación ¿objetiva?


Ante el retroceso de la verdad supuesta como fundamento natural de la subjetividad cotidiana, se reclama instalar una comunicación “objetiva” –el gobierno neoliberal de Macron en Francia junto con Ángela Merkel de Alemania han decido instalar un revisión para calificar a una información de Internet como siendo o no “verdad” ¿Quién organiza ese dictamen? “¡¡¡Un comité de expertos…!!!”.

Vivimos una experiencia extenuante al recibir los intentos de instalar la “verdad objetiva” de la economía que sufrimos al gozarla en nuestros cuerpos. Sí, cuando se devalúa la moneda cada ciudadano recibe en su cuerpo esa “verdad objetiva”, le entra por el bolsillo ¿Requiere más información? Cada análisis, en un aspecto ve aparecer la mano invisible del mercado cuando se produce la dificultad económica de imponer el “sinceramiento” de los mercados. Ese plus de información “objetiva”: “Se devalúo, prometieron no hacerlo” ¿Qué efectos produce? Uno de ellos, sobredimensionado por las reiteraciones, instala una tristeza: una pálida, una mala vibra, una mala onda.

Jacques Lacan introdujo algunas modificaciones respecto de la comunicación, una: “aquí reaparece aquella forma esencial del mensaje humano que hace que uno reciba su propio mensaje del otro, en forma invertida.” (8/12/1954), muy famoso concepto, por eso poco interrogado. Salvo en el caso de un palíndromo, el lector puede realizar una experiencia  qué es recibir su propio mensaje del otro invertido: ¿es al revés literal? ¿es el sentido que recibe cambiado? ¿ es…? Una experiencia palindrómica:  “Atonal trazó Mozart la nota” (de Rubén Bonifaz Nuño)

Cada lector puede incluir en su experiencia que Lacan no momificaba  sus conceptos, así el 10 de mayo de 1977 introduce plasticidad a la famosa frase:

No hay la menor opinión verdadera puesto que… puesto que hay paradojas. La pregunta que yo planteo • que las paradojas sean o no representables • quiero decir dibujables.

Y luego se explaya:

 El principio del decir verdadero es la negación. Y mi práctica • puesto que hay práctica, práctica sobre la cual me interrogo, es que me deslizo  • tengo que deslizarme porque es así como se jodió  • tengo que deslizarme entre la transferencia que se llama no sé porqué negativa pero es un hecho que se la llama así • se la llama negativa porque bien se siente que… que hay algo… se sigue siempre sin saber lo que es la transferencia positiva… la transferencia positiva es lo que yo intenté definir bajo el nombre del sujeto supuesto saber. ¿Quién es supuesto [al] saber? Es el analista, es una atribución como ya lo indica la palabra supuesto, una atribución  no es más que una palabra. Hay un sujeto, algo que está debajo de quien es supuesto al saber. Saber es pues su atributo. No hay más que una cosa • es que es imposible darle el atributo del saber a cualquiera, aquel que sabe es en el análisis el analizante • lo que él despliega lo que él desarrolla es lo que sabe excepto que es Otro • pero hay Otro, que es Otro quien sigue lo que él tiene para decir • a saber lo que él sabe. Esta noción de Otro la he marcado en cierto grafo con  una barra que lo parte. ¿Quiere decir esto que partido quiere decir negado? El análisis propiamente dicho enuncia, enuncia que el Otro no sea nada sino esta duplicidad. Hay del Uno pero no hay ninguna otra cosa.  Lo Uno •  ya lo he dicho • lo Uno dialoga solo puesto que recibe su propio mensaje bajo una forma invertida. Es él el que sabe y no el supuesto saber. He avanzado también ese algo que se enuncia de lo universal y esto para negarlo. He dicho que no hay todos, y en eso las mujeres son… son más hombre que el hombre. Ellas son no-todas  he dicho. Esos todos pues no tienen ningún rasgo común • tienen no obstante éste • el único rasgo común • el rasgo que yo he dicho unario. Ellos se conforman con lo Uno. Hay Uno. (Una puerta golpea) Lo he repetido antes para decir que hay del Uno y ninguna otra cosa. Hay Uno pero eso quiere decir que hay al menos sentimiento.[v]

El analizante, como cualquier ciudadano sabe de qué se trata, así como también sabe que el Otro  está partido por una barra (Ⱥ), está quebrado. El analizante toma como un gambito ese quiebre, para hacer aparecer como que “él/ella no sabía” es cuestión del Otro/ otros.

En su escrito Subversión del sujeto y dialéctica del inconsciente freudiano (Escritos II, Siglo XXI Editores, 1975) introduce una situación vivida por un mensajero:

Pero de lo que se trata en Freud es de otra cosa, que es ciertamente un saber, pero un saber que no comporta el menor conocimiento, en cuanto que está inscrito en un discurso del cual, a la manera del esclavo-mensajero del uso antiguo, el sujeto que lleva bajo su cabellera su codicilo que le condena a muerte no sabe ni su sentido ni su texto, ni en qué lengua está escrito, ni siquiera que lo han tatuado en su cuero cabelludo rasurado mientras dormía…


                                            
Lacan  en sus seminarios  nos informa que algunos mensajeros en el Imperio Inca portaban el quipu, un sistema de mensajes escrito con nudos; el portado llevaba grabado en su cuero cabelludo la finalización de ese mensaje: “maten al portador”. No se puede tener una imagen especular de la nuca, salvo para el pintor René Magritte –La reproducción prohibida.

Sigmund Freud relata una proclama que un rey le da a su heraldo para hacerlo público en el reino: “Todo aquel que diga que el Rey es un tonto será decapitado”. Una vez que el heraldo termina de proclamar el mensaje es ejecutado. En la organización política del comunismo llamada "la Internacional" se transmitían mensajes, en no pocas ocasiones, el final del mensaje incluía la sentencia a muerte del mensajero, una medida que se tomaba para mantener el mensaje en secreto.

El tema de transmitir de forma directa la verdad de tal o cual síntoma ocupó a Freud. En 1910 al hablar de “psicoanálisis silvestre” relata una situación: Hace algunos días acudió a mi consulta, acompañada de una amiga, una señora que se quejaba de padecer estados de angustia…no había perdido aún su femineidad. Los estados de angustia habían surgido como consecuencia de su separación del marido, pero se habían hecho considerablemente más intensos desde que un médico joven… le había explicado que la causa de su angustia era de necesidad sexual. No podía prescindir del comercio masculino, y para recobrar la salud había de recurrir a una de las tres soluciones siguientes: reconciliarse con su marido, tomar un amante o satisfacerse por sí misma.

Freud continúa, muestra un efecto de esa “verdad” del médico: Esta opinión del médico había desvanecido en la paciente toda esperanza de curación, pues no quería reanudar su vida conyugal, y los otros dos medios repugnaban a su moral y a su religiosidad. (S. Freud, El psicoanálisis “silvestre”, 1910)

La cuestión no concluye allí, Freud abre la posibilidad de estudiar por qué diciéndole o imponiendo a tal o cual persona por qué debe dejar de comer tanto o de ingerir tal producto o de votar a tal mal candidato se aumentaran esas cuestiones que se pretendían resolver con información objetiva “Usted hace eso por tal o cual cosa…”.  Él dice al respecto:

Si así no fuera, si no entrañaran violentas resistencias internas, la energía del instinto les señalaría el camino de la satisfacción, aunque el médico no lo hiciera. ¿Qué valor puede tener, por tanto, un consejo como el que en este caso dio nuestro joven colega a su paciente? Aunque tal consejo estuviera justificado científicamente, siempre sería irrealizable para ella. Si no sintiese una resistencia interior contra el onanismo y el amor extraconyugal, ya habría empleado tales medios mucho antes. ¿Cree acaso el médico que una mujer de más de cuarenta años ignora que puede tomar un amante? ¿O tiene, quizá, tan alta idea de su influencia que opina que sin su visto bueno no se decidiría a dar tal paso?... (Solo saldrá de allí) hasta que el enfermo mismo,…, haya llegado a aproximarse suficientemente a lo reprimido por él, y en segundo, hasta que se encuentre lo bastante ligado al médico (transferencia) para que su relación afectiva con él le haga imposible una nueva fuga…

No es el terreno de objetivar la causa lo que le permitirá al analizante, al ciudadano, salir de eso que puede quizás amenazar su vida, se trata del efecto subjetivo real del deseo quien permitirá  en ciertas condiciones producir cambios…queridos no impuestos.

En cada análisis aparece el ser  de quien sostiene esa experiencia: el analizante junto con su analista. El ser en el diván, y en otros lugares, es claro: se trata de como tal o cual vive las cuestiones de su vida, el ser es una forma de vida que hace frente a las formas “debidas”. El analizante localiza una cuestión: frente a la realidad que le tocó o le toca vivir, aparece su forma de ser como respuesta. La realidad que vivió es subjetividad construida por imágenes, mitos, relatos oídos, cuestiones simbólicas, hechos del real que la afectaron. La realidad nunca es abordada en forma directa. Gracias a esa extraña y complicada forma de vivir su ser, el analizante logra realizar un levantamiento, deja de someterse, se insubordina, cambia su forma de ser, pasa a otra.

Una mujer, madre, abre  la puerta del dormitorio de su joven hija, ve que su hija está desnuda junto a su amigo, uno sobre otro, pregunta “¿Qué están haciendo?”, la hija le responde “Nos preparamos para pintar la habitación”. La mujer se retira, se encuentra con su marido, padre de la joven, quien a su vez la interroga “¿Qué estaba haciendo María?” Ella sin dudar responde “Están preparándose para pintar el cuarto”.
Este relato deja una cosa en claro: el real de esa escena está construido por una realidad, no hay una forma de ser objetiva y directa de acceder o de notificarse o de aprender los hechos que se viven. El analista le pregunta “¿De qué color pintaran?”, sorprendida por el interrogante, medita y exclama “¡Ah! ¡Qué descuidada soy!...no se los pregunte!...Claro siempre soy tan distraída con los detalles, ellos estaban muy movidos en los preparativos, pase por alto preguntar eso ¿Tiene alguna importancia?”. Para ella los detalles no cuentan, acaso estará obligada a tomarlos en cuenta ¿Quién le impondrá esa obligación? ¿Qué consecuencias tendría obligarla a ver el detalle? ¿Es natural tomar nota de los detalles?   

Difundir, recalcar, subrayar la pálida, la mala vibra, las malas hondas


En la vida compartida se ha instalado un síntoma: disfrutar de propagar malas noticias, no son pocos los medios de comunicación que hacen de eso su negocio para vender periódicos o atraer más audiencia. Insisto no se trata de “puras ficciones”, se trata del hecho de ampararse en transmitir hechos “objetivos”. Ese goce de la tragedia ajena que en una época fue patrimonio de publicaciones amarillistas se ha extendido al conjunto de los medios. En la nueva escena teatral: la política se gusta de volver a comunicar noticias, por ejemplo, el aumento de los combustibles o la devaluación de la moneda. Es la política del espectáculo (Cfr.: Guy Debord, La sociedad del espectáculo, 1967)

Los accidentes en la vía pública ilustran ese disfrute visual: los transeúntes, los conductores detienen su marcha para mirar, observar el accidente, en particular, cuando la calle deja ver, mirar  cuerpos cubiertos por mantas. El acento no está puesto en que la información o la visión no es objetiva, se trata del goce de lo que muestra un canal de TV transmitiendo 52 veces un asesinato, tuve la oportunidad de contabilizar sus repeticiones durante 30 minutos- Así   “un” asesinato termina casi convertido en “cincuenta y dos” crímenes: el registro imaginario reiterado genera su propio simbólico a partir de un hecho real..

El disfrute, el goce de la desgracia ajena

Ernst Wagner detectó el nudo del disfrute de esas escenas o de esas noticias; fue pastor, campesino, maestro, autor de teatro. Wagner cometió entre la madrugada del 3 de septiembre y el atardecer del 4 de septiembre de 1913 catorce crímenes. En esos asesinatos dio muerte a su esposa, a sus cuatro hijos, luego extendió la masacre a los habitantes de la ciudad de Múhlausen. Esos actos e desplegaron en dos localidades situadas al sur de  la actual Alemania (Cfr.: Anne-Marie Vindras en  Ernest Wagner, ¡Ecce animal!: pastor, maestro, masacrador, dramaturgo [vi], 2002).


Ernst Wagner fomentó la curiosidad en la psiquiatría de su época: Robert Gaupp lo trató por más de veinticuatro años, modificó sus tesis respecto de la paranoia, y escribió : El caso Wagner ; Jacques Lacan, en De la psicosis paranoica en sus relaciones con la personalidad (Siglo XXI, México, 1985) cita en reiteradas ocasiones la obra de Robert Gaupp, y de manera insistente añade un elemento, escribe el caso del pastor Wagner (pp. 58; 91; 244; 322). Incluso en la página 322 que corresponde a la bibliografía, incorpora como subtítulo al texto de Gaupp: (el caso del pastor Wagner).

Wagner proyectaba incendiar un castillo de la zona, luego de concluir su faena, para suicidarse en esas llamas pagando con su vida los crímenes; fue detenido, desarmado por los  habitantes de Múhlausen, entregado a  las autoridades que lo sometieron a un juicio mientras lo dejaron internado en una clínica.

El pastor debía ser trasladado desde la clínica a la sede del tribunal donde sería juzgado; traslados realizados en horarios establecidos y públicos, lo cual congregaba a lo largo del camino a una multitud de curiosos para verlo, mirarlo pasar. En ese punto Ernst Wagner localiza un nudo: Se trata del disfrute de la desgracia ajena[vii]. Este maestro , escritor de obras de teatro habrá sido o no paranoico, habrá sido un monstruo o no, pese a todos esos calificativos no dejó de inquietarse ante la realidad que vivió: fue el primer habitante de una clínica psiquiátrica en afiliarse al Partido Nacionalsocialista dirigido por Adolf Hitler, e incluso, les indicaba a los psiquiatras que fue un practicante avant la lettre de la eugenesia nazi: mató a su mujer y a sus hijos para proteger a la sociedad de que llegaran a reproducirse  mediante su herencia “monstruos”, “degenerados”, “enfermos” como él. Así lo declaró:

Si estuviera en mis manos haría revivir a los vecinos de Mühlhausen que he matado. Pero mis hijos deberían permanecer muertos. Ya que me produce un gran dolor pensar que podrían sufrir aunque sea una mínima parte de lo que yo he sufrido. […] La muerte de mi familia sigue siendo, hasta hoy, el mayor consuelo para mi miseria. Mis hijos eran como yo, así que, ¿qué podían esperar de la vida?

Consideraba que su vida sexual: disfrutar, gozar del sexo con animales era una monstruosidad que debía extirparse.

¿Cómo es que los medios de su época transmitían los horarios en los que un carruaje lo paseaba por la ciudad camino a los tribunales? ¿Por qué  los habitantes de esa ciudad querían mirarlo? ¿Cuál era el objeto que atrapaba y convocaba a sus miradas?

Disfrute de la desgracia ajena

Regreso a una  pregunta formulada en el en el título de este texto: ¿Abordar sin disfrute las “malas” noticias (pálidas, mala onda)? ¿Será posible hacerlo de otra forma?

En fecha reciente, en Argentina el gobierno del presidente Ing. Macri aumentó las tarifas de los medios públicos de transporte, además de un aumento previo a los combustibles y un nuevo aumento a las tarifas de gas domésticos y del servicio de electricidad. Lo hace siguiendo los lineamientos del neoliberalismo aristocrático – un país para pocos; anunció de forma pública, mediante conferencia de prensa, a cargo del ministro del ramo – quien estaba de vacaciones- realizó su conferencia y regresó  a sus vacaciones en un exclusivo balneario.

Ante ese desborde de “sinceramiento de los precios y tarifas”, la sinceridad siempre es peligrosa en las relaciones amorosas y eróticas, ahora ese afecto o esa posición consciente se ha extendido a la economía sea política o no: los precios tienen afectos, ellos muestran su componente humano. Esos afectos de la economía revelan como el registro imaginario organiza a los otros dos  -real y simbólico-, la economía al igual que las ciencias no dejan de ser un nudo de registros. Se notará que estos precios no son sin ceros, por el contrario muestran varios ceros. Ante tal desborde se localizan por parte políticos opositores a tales medidas la reproducción de tales anuncios de aumentos, de forma continua, constante y a toda hora.

Aquí una secuencia desatada ante  esa republicación de los aumentos ya efectuados de forma abierta y pública por el gobierno:

Jueves 4 de enero del 2017, lugar Facebook

Una pregunta ¿Para qué se difunden estas noticias que son verdaderas?
Respuesta: ¿…?
Pregunta: Si, te pregunto ¿para qué difundís esas noticias?
Respuesta ¿A vos qué te parece?
Quedaba claro que mi pregunta estaba mal formulada, entonces cambie la pregunta, la hice más clara posible, aprovechando que recibía una pregunta sobre qué me parecía a mí a ver posteada esa información pública.

Alberto Sladogna: Sos vos quien la postea, creo que entonces te toca responder ¿Para qué la difundís? ¿Cuál es el objeto o el objetivo de publicar una información oficial?
Respuesta: ¿No es obvio? Es un flayer, no es oficial
Al rato aparece una respuesta aclaratoria: ¡Hola bonaerenses! Maru[viii]  te volvió a abrochar[ix]!...

Respuesta. Alberto Sladogna: Gracias, ahora entiendo: a una persona que la "abrochan" vos consideras pertinente decirle "te abrocharon" o "te abrocha" debido a qué pese a estar abrochado se considera que él no se da cuenta. Gracias por responder

Recibo el siguiente comentario aprobando mi observación:

Respuesta: Era una obviedad tan grande, que no entendía exactamente qué me estabas preguntando…
Se produce una intervención de otra persona que sostiene:

Intervención nueva: Tapa de Clarín de hoy: Pese a la suba viajar será más barato. Macrilandia , lobotomización total.

Insisto en una cuestión de la superficie: para qué reiterar que los precios suben, si cada quien recibirá o tendrá  en su cuerpo, entrando por el bolsillo el efecto real de esos aumentos. Incluso en el caso de que como lo hace el gobierno del Ing. Macri: indicando que el aumento no se sentirá pues al viajar más se pagará menos o al sostener que “congelar” los sueldos de los jubilados y pensionados a efectos de cuidar el régimen previsional, añaden “los jubilados cobrarán menos pero podrán adquirir más pues el poder de compra de su dinero se mantendrá” (¿¿¿¡¡¡…!!!???) Si, esas son tretas del gobierno, de cada gobierno, de los medios:  donde cada mala  onda, cada pálida, cada mala vibra es por nuestro bien.

Solo que esas tretas no impiden el hecho real. Los partidarios del gobierno, los partidarios o no  de esas medidas las perciben en su cuerpo: les entró por el bolsillo.

Una madre que encuentra a su hija manteniendo relaciones sexuales podrá creer que estaban pintando o preparándose para pintar el cuarto de forma activa. Solo que el agujero de sus ojos le instaló un real que ya percibió, ya está en ella. No es ciega, ni siquiera tiene ceguera optativa –tal cosa ve, tal otra no- estamos frente a una madre lobotomizada que vive el país de las maravillas. Ella ya fue atrapada por su mirada. No es desde afuera de eso que podrá aceptar e incluso compartir que su “niña”, ya es una mujer que decide hacer y hace con su cuerpo sin pedir permiso.

El cartero de Lend
La historia de entregar de mensajes es larga, tan larga como la historia de la humanidad. Durante el medievo y el Renacimiento el mensajero estaba muñido de un bastón de caña - en francés se le dice “la canne”-, colocaba en su extremo el mensaje, tocaba la puerta o la ventana del receptor, dejaba que lo tome y ponía con ese señor una distancia lo más extensa posible y lo más rápido posible pues sabía que podía recibir del receptor  alguna violencia invertida: le pegaban o mataban en lugar de arreglar sus cuentas con quien les envío esa carta.

Thomas Bernhard con su relato El cartero ofrece una respuesta irónica y alegre: las malas noticias son desechadas, ellas no requieren ser comunicadas o entregadas, cada quien sabe que llegan. El relato deja una incógnita interesante: el personaje continuó distribuyendo cartas en el hospital psiquiátrico para cada uno de los internados, solicito conservar su uniforme de cartero y logra no volverse loco con la noticia de que lo dejaron sin trabajo. En Argentina el 9 de enero del 2018 se conoció la novedad: un cartero será prisionero en  la Unidad 6 de Rawson, un penal de máxima seguridad, un lugar donde han pasado los máximos criminales de la historia argentina. A Manuel Marcelino Gutiérrez[x] le encontraron 19000 correspondencias que decidió no entregar, cuando le pronunciaron la sentencia debieron dejarla en suspenso: el cartero con sus cartas no llegó a ese destino, no se entregó, no entregó su última carta –su cuerpo- dejando en ridículo a quienes lo sentenciaron ¿Les mostró algo que querían ver o leer?













[i] Sigmund Freud, A propósito de un caso de neurosis obsesiva, 1909
[ii] Jouhandeau, Marcel, 1999, De la abyección, originalmente publicado Gallimard, París, 1939, existe una traducción y edición en castellano.
[iii]David M. Halperin en ¿Qué quieren los hombres gays? Sexo, riesgo y la vida subjetiva de la homosexualidad. Publicado en revista debate feminista, unam, 3, 2016.
[iv] En el Coloquio en que  David M.Halperin presentó en la ciudad de México su texto, tuve la oportunidad de indicarle que en efecto la “abyección” era un concepto muy importante para Lacan que lo empleó en reiteradas ocasiones (catorce en total); su “ausencia” o “desaparición” mostraba las dificultades que tenemos los lectores analíticos de Lacan  para ubicar entre los avatares del deseo su abyección ¿Cómo puede reconocerse un deseo abyecto y al mismo tiempo tener por objeto algo abyecto o ser un deseo abyecto?
[v] El fracaso del Un-desliz es el amor, a la manera del seminario oral de Jacques Lacan, 1976-1977, artefactos, cuadernos de nota, México, 2008, apodado en las ediciones oficiales como ¿¿¿Seminario XXIV???
[vi] El libro de Anne-Marie Vindras fue resultado de una singular edición ¿Cuál? Se reproduce aquí un fragmento de su nota editorial: “La presente edición fue posible en primer lugar por el acuerdo realizado por dos editoriales de la Escuela lacaniana de psicoanálisis: Edelp, Buenos Aires, Argentina y la Colección libros de artefacto. La proposición contó con el acuerdo activo de Anne-Marie Vindras. Esa iniciativa recibió una cálida y cordial bienvenida por los miembros de la Colección libros de artefacto, asi como de Raquel Capurro, anterior directora de Edelp y luego por la actual directora, Graciela Graham. Esa proposición era acompañada por otra inciativa, a cargo de Alberto Sladogna, que incluía, además de un buen acuerdo editorial, un ingrediente novedoso: colocar como condición para la posible edición, condición en más de un sentido, la realización de una fábrica del caso a cargo de Anne-Marie Vindras, antes de la edición. La actividad se llevó a cabo  desde el 17 hasta el 20 de agosto de 2000, en la ciudad de México, D. F. Ella dio oportunidad para tres presentaciones a cargo de Anne Marie Vindras, los días 14 y 15 de agosto en la Alianza Francesa de San Ángel, más una presentación en el Hospital Fray Bernardino Álvarez de la ciudad de México, el 16 de agosto de 2000. La fábrica de lectura estuvo abierta a todos aquellos que quisieron inscribirse y que aceptaron colaborar en forma directa con el conjunto de los gastos para solventar la misma; la invitación circuló en México, Buenos Aires, Córdoba, Guadalajara, Nuevo León, Querétaro, Saltillo, París. Se trató de una actividad situada a la vera de cierta intimidad y el espectáculo del seminario abierto al público, cuyo paradigma fueron los seminarios de Lacan. Los participantes sostuvieron un intercambio organizado por la problematización de ciertos puntos del caso. Cada participante tenía como única bibliografía compartida el borrador castellano de la monografía. No siempre se sostenía o mantenía el punto de vista del autor, en no pocas ocasiones Anne-Marie Vindras cambio algún punto de mira a consecuencia del intercambio. El aporte económico incluía solventar la presente edición. La actividad se desarrolló entre lenguas y se contó con la interpretación simultánea a cargo de Rose-Marie Venegas Lafon con la gentil colaboración de Françoise Gootjes. A lo anterior se sumaba un hecho feliz y agradable Anne-Marie Vindras desempeñó durante cierto tiempo actividades de enseñanza en la Alianza Francesa de México, y entonces tenía un contacto más que fluido con el castellano. Los participantes en la actividad fueron: María Rosalinda Ascasio Rivera; Ana Baños; Elizabeth Buitrón Romero; Antonia Camarena; Alberto Carvajal; Carmen Cuéllar Zavala; Benjamín Dultzin; Manuel Hernández Fuentes; María Auxiliadora Gutiérrez Zúñiga; Jaime Goldchain Rubinstein; Luz María García Vázquez; María Luisa González Aguilera; Maria Celia Jáuregui Lorda; Alberto Lachica; Lucero Loperena; Julia Imelda López Pardo; Marco Macías; Rose-Marie Mariaca Fellmann; Flavio Meléndez Zermeño; Cecilia Pieck; Inés Emilse Ramos; Montserrat Rebollo Zerón; Rosa Adriana Segura: Alberto Sladogna; Yamila Tamara Sladogna Crespo; Miguel Felipe Sosa; Carmen Suárez Aguiar; Milady Vargas Consilli; Andrés Velázquez Ortega; Julia Velázquez Ortega; Maria Eugenia Venegas; Silvia Villamil; Jan Williams; Miguel Zylbersztein. Esta nota recoge en parte los temas debatidos en esa fábrica, una consecuencia de ella fue el título de esta edición castellana, mismo que contó con la participación de la autora.  Alberto Sladogna, psicoanalista, Colección libros de artefacto, México, DF y
Edelp, Buenos Aires, Argentina, sladogna@gmail.com Tlalpan,  México,  9 de abril de 2002.

[vii] Disfrute, una forma de goce, descripta en el antiguo derecho romano. Cfr. :Roland Barthes en Un mensaje sin código, en particular el artículo “La retórica antigua” 1970.
[viii]  “Maru” es María Eugenia Vidal, apodada la Heidi, gobernadora de la Prov. de Buenos aires, lugar que ofrece al gobierno y a los partidos la mayor concentración de ciudadanos votantes de la Argentina. Esta gobernadora acostumbra difundir fotos donde ella le  habla a las multitudes que acuden a la inauguración de una carretera o un calle en una ciudad, cuando el fotógrafo cambia de posición: ella habla y habla mucho, tiene un micrófono en sus manos, solo que no hay nadie que la esté escuchando, ella continua hablando levantando sus manos para saludar a las multitudes inexistentes en ese caso.
[ix] El verbo “abrochar” de la lengua porteña está en el horizonte de algunas de las 72 acepciones del verbo “chingar” de la lengua popular de México. Va desde reunir dos cosas separadas hasta una descripción de formas del acto sexual.

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