Franco Berardi, alias "Bifo": La amistad es la manera de salir de la explotación actual
Franco Berardi, Bifo “La amistad
es la manera de salir de la explotación actual”
El filósofo italiano afirma que
hemos de “re-erotizar la comunicación social” para luchar contra el
“automatismo financiero” que nos gobierna
La conversación se atropella y no
por falta de interés: los tempos los marca el bocado exagerado y soberano a un
croissant glasé (el azúcar le ribetea los morros) que coge finamente con
servilleta y dos dedos. No es el único contraste: su pelo blanco-atómico
deslumbra entre la americana, las gafas, el fular y la chaquetilla, todo de
negro impoluto.
Franco Berardi, Bifo, así le
empezaron a llamar sus compañeros del colegio cuando jugaban a los espías
(“necesitaba un mote”), pronuncia con lentitud y marcado acento italiano;
paladea las palabras, hasta que, de golpe, se excita y se avalancha sobre su
discurso, alzando la voz.
La casualidad habrá querido que
el discurso de Berardi no haya llegado a sus dominios, pues el filósofo de 66
años ha tocado casi todos los temas: marxismo, psicoanálisis, análisis
sociológico, teorías de la comunicación. Siempre con especial interés en el
capitalismo post-industrial. Autor de una veintena de libros, desde su etapa de
comunista raso en la Italia de los 70 pasando por el ciberpunk de los 80, el
último trata sobre las sociedades liberales y las enfermedades mentales: Heroes:
Mass Murder and Suicide (Verso).
¿Cómo se define a sí mismo
alguien a quien han catalogado de pensador, activista, escritor, agitador,
filósofo…?
Antes, mi definición favorita era la de agitador cultural. Agitador en
la comunicación, la investigación filosófica… El problema es que hoy en día
esta definición puede acabar siendo sólo retórica. Prefiero hablar simplemente
de filosofía: alguien que está buscando algo.
¿De qué habla un filósofo hoy en
día?
¿Conoces Heroes? [Libro publicado por el autor en 2015] Lo que más me
interesa es la relación entre sufrimiento psíquico y el contenido de la mente
colectiva. El punto de conexión entre sufrimiento y potencialidad.
¿Psicoanálisis colectivo?
Mmm… Podría ser. O neuroplasticidad. O podría ser una ciencia que
tenemos que inventar: la ciencia de lo posible. No del futuro, sino de la
futurabilidad.
Me he perdido.
Todo lo que es posible en el cerebro humano, pero que, si no sale, si
no se expresa, se convierte en sufrimiento. En otras palabras, lo que más me
interesa es desarrollar la herencia del psicoanálisis para hallar las potencialidades
humanas.
Si hablamos de sufrimiento, tú
que has trabajado de forma interdisciplinar el marxismo… Pienso en una fábrica.
Aunque con el tipo de trabajo de hoy en día… [Miro mi móvil, rebosante de mails
por contestar]
La cuestión del trabajo es más complicada y rica hoy de lo que era el
siglo pasado y, por tanto, es más complicada y rica para el movimiento obrero.
La actividad laboral hoy es cada vez más cognitiva. En el trabajo industrial,
la alienación se producía en las horas de trabajo: implicaba una separación, lo
que se hacía con el cuerpo y la actividad mental, suspendida, en aquel espacio.
Hoy en día la alienación tiene un carácter muy diferente, la actividad mental
no puede elegir, está continuamente explotada.
La palabra alienación se
revaloriza, veo.
Sigue siendo muy utilizable. Tenemos que redefinirla, pero el fenómeno
de la alienación se presenta seguro como una hiperexplotación y una
expropiación de lo que es más humano entre los humanos: su emocionalidad. La
relación entre precariedad y trabajo cognitivo produce un efecto: angustia.
¿Cómo es ese tipo de trabajo
cognitivo?
Precario. El trabajo cognitivo se da esencialmente en condiciones
precarias. Ah, la precariedad no sólo es la indefinición jurídica entre
trabajador y patrón, también entra en la subjetividad de la gente. Es una
despersonalización.
¿Nos aturde la mentalidad
productivista?
La fusión del trabajo con las nuevas formas de comunicación hace que
todo el tiempo de vida esté involucrado con la productividad. Y lo que es peor,
con la competitividad y con la percepción de peligro en la relación con los
otros: todo el mundo es peligroso porque el trabajo no se limita a las ocho
horas.
Antes estaba claro contra quién
había que luchar: el patrón. Ahora no está tan claro: ¿Cómo lo combatimos?
Combatir no es la mejor palabra.
¿No se puede combatir?
¡No! Sí, sí. [Ríe] Simplemente la palabra… No es buena. La idea de que
hay un frente, contra otro frente. [Frunce el ceño, se arruga de cejas para
arriba] El lugar del poder, que era tan claro en el pasado, como lugar físico y
político, pienso en el Palacio de Invierno, ahora es totalmente indefinible. El
poder no es un lugar, es una relación que cada vez se insinúa hacia uno mismo.
El trabajo cognitivo no logra que nos reconozcamos como un cuerpo solidario: no
logramos una condición de solidaridad en el interior del trabajo.
¿Y lo podemos combatir, o no?
Perdón, sí: hay que abstraerse de esta lógica a través de redes de
solidaridad. De solidaridad… O de amistad. La amistad es la manera de salir de
la condición de explotación actual. Pero amistad, es sólo una palabra… La política
del tiempo que viene es la de la amistad; no es siquiera una política, es un
psicoanálisis, es una terapia.
Pues va a haber faena que hacer
con una terapia tal…
¿Cómo hacemos para desarrollar esta terapia? Mi trabajo está dedicado
esencialmente a eso: ¿Cómo se desarrolla una terapia que no es individual? Una
terapia que no se mueve en el cuadro topológico descrito por Freud: consciente
e inconsciente. El inconsciente ha explotado hoy en día. [Ríe]
Hay otro universo paralelo, otra consciencia colectiva: el mundo en
red.
L'uomo senza inconscio [el
hombre sin inconsciente], del psicoanalista italiano Massimo Recalcati,
habla de eso, del hecho de que nuestra vida cotidiana y comunicativa, nuestra
relación con el universo comunicacional, es el inconsciente contemporáneo, que
ya no está en el interior del individuo.
En Europa hemos visto muchos mecanismos entusiastas que han tenido
traducción política: Grecia, sin ir más lejos. Tú has apoyado fervientemente a
Tsipras.
La cuestión europea es un polo de concentración de las nuevas formas
que no logramos expresar de manera política. Hablar sobre política y Europa es
hablar de impotencia, como Tsipras ha demostrado muy bien. El intento de salir
de la situación de crisis y explotación financiera de Europa no puede funcionar
porque no se trata de una cuestión política. El concepto de política que
manejamos no puede captar ya la esencia de Europa. ¿Sabes cómo se hace política
ahora desde Europa?
No…
¿Te suena la abuela de Schäuble? Ahora en setiembre sacaré un libro que
se llamará La abuela de Sch ä uble. Este señor dice: “Mi abuela decía que la
benevolencia es el preludio del libertinaje” . La palabra desregulación es
propia del neoliberalismo. Cuando hablamos de Europa, ¿qué significa reglas? La
definición de regla es política: significaba una negociación racional…Hasta que
llegó Thatcher.
Ella dijo que tenemos que vivir sin reglas: en el sentido neoliberal.
[Ríe] Las reglas han dejado de ser resultado de una decisión racional,
política, lingüística. Las reglas son un automatismo… Un automatismo
financiero. Como han comprobado los griegos.
Cuando Varufakis se encuentra con los miembros del Eurogrupo, el
problema no es decidir cuestiones políticas: ¡Si las autoridades políticas no
deciden nada! Sólo aplican reglas que no pertenecen a su campo de decisión. Hay
que enfrentarse a una condición que ya no es la del combate político. La
palabra para definir a Tsipras es: impotencia.
Impotencia, dos veces ya.
Es la realidad de nuestro tiempo. Yo pienso: ¡Obama! El hombre que
mejor explicita la crisis de la voluntad política. Este tipo, que es el hombre
más poderoso del país más poderoso de todos los tiempos, se presentó a la
opinión pública diciendo: “Sí podemos”. Podemos, la palabra más embarazosa para
la política…
Me suena lo de podemos.
Sí, lo sé… [Ríe] Y la palabra es embarazosa porque, tautológicamente,
es una obviedad: ‘Si eres el hombre del país más poderoso: puedes’. Pero no: no
podemos. Esa es la verdad. La experiencia de Obama nos enseña que no podemos
cerrar Guantánamo, acabar con la venta de armas, ¡ni salir de la guerra de
Irak!
Y entonces…
Lo que tenemos que hacer no es confrontar la potencia política contra
el automatismo financiero. Lo que podemos, como trabajadores cognitivos, es
desprogramar la máquina que nos ha llevado al actual estado. Como trabajadores
cognitivos lo podremos todo si somos capaces de reconstruir una dinámica de
amistad, de solidaridad. Lo hemos construido entre todos: ingenieros,
informáticos… Podemos reconstruir lo que Marx llamó el general intellect.
El problema está en las condiciones de competencia en las que trabajan
los ingenieros y los poetas. Los ingenieros y los poetas no pueden trabajar
juntos porque se considera que son universos separados y enemigos. Si logramos
construir una condición de amistad en el trabajo cognitivo, lo podemos todo.
¿Pueden esas mismas redes de que
hablábamos ayudar a esta sublevación?
¡Claro! Si hay una máquina hipercompleja que es el mecanismo de mi
actividad, de tu actividad, de su actividad… Esa es Internet. El efecto del
trabajo de millones de trabajadores cognitivos en el mundo, eso es Internet.
Respondiendo a tu pregunta: claro que sí, la dimensión reticular es la
dimensión donde el trabajo cognitivo puede desarrollarse. Internet es una
condición comunicacional, no es sólo una tecnología: nos permite conectarnos y
nos impide conectarnos.
La vida a través de una pantalla…
La amistad es el placer de la relación con el cuerpo del otro. ¿Cómo
podemos re-erotizar la comunicación social? Hemos de re-erotizar la comunicación
social. Ese es el problema político que enfrentamos hoy.
¿Hablarás sobre todo esto en tu
charla? ¡Te faltará tiempo!
Generalmente no elijo de qué hablar antes de ver a quién tengo delante,
en qué ambiente y espacio. Pero bueno, yo creo que voy a hablar sobre la
futurabilidad: no hay futuro. No hay un futuro. Hay una dimensión
imperiosamente automática del futuro, pero hay una pluralidad de futuros
posibles. Tenemos que reactivar nuestra imaginación partiendo de la pregunta:
¿Cuáles son los futuros posibles? Me temo que voy a hablar de la guerra… y
también del podemos real. [Ríe]
Impactante la dimensión cognitiva del trabajo me llamó la atención. Sin embargo, me parece que en términos laborales no se trata de amistad sino de solidaridad, en tanto factor generador de solidaridad. La impronta comunicacional y la perspectiva del poder polìtico como desubicado de los espacios físicos frente al automatismo financiero es para profundizar. El tema sindical se las trae la sociedad del conocimiento no es necesariamente la misma que la del oficio que dió lugar a las tradicionales organizaciones artesanales... En fin hay mucho para explorar
ResponderEliminarSi el tema de tema es la dimensión cognitiva es el nudo de la cosa pues al menos en Europa viene acompañada de la destrucción o mutación radical del contrato...de trabajo entre otras cosas con lo cual los sindicatos deberán mutar o ser perderán en el pasado. La solidaridad no carece de amistad y la amistad es solidaria. Además es interesante su manera de psicoanalizar, por ejemplo, la fábrica de la angustia
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