Desaparecer ¿esquivar obscenidad de su terror, de su miedo, de su horror?

       (Julia Anguita tomó esta fotografía del café donde fue secuestrada su abuela, Matilde Vara de Anguita (24/07/1978))

Desaparecer ¿Es posible esquivar la obscenidad de su terror, de su miedo, de su horror?*
*Alberto Sladogna, analista, un miembro de la elp.

"Jamás es así completamente porque siempre hay tristezas locales. Spinoza no lo ignora. De seguro siempre hay tristezas. La cuestión no es si las hay o no, la cuestión es el valor que ustedes les dan, es decir, la complacencia que les conceden. Más complacencia les conceden, más de vuestra potencia invertirán para investir el trazo de la cosa y más potencia perderán." (Deleuze, citado por Kadmillus Haimrich)

“El primero es la terapia, no en el sentido de la renormalización del cuerpo considerado enfermo, sino como una práctica de la reactivación del placer: del cuerpo erótico de la sociedad. De ahí, podemos pasar a la poesía, en el sentido de poiesis, es decir, la creación artística colectiva, y sólo después de pasar por ambas podremos regresar a la política» Franco “Bifo” Berardi

¿Cómo es que el análisis en su teoría, el analista en su experiencia pueden quedar afectados por el tema de las desapariciones forzadas como los treinta mil desaparecidos en Argentina o de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, Guerrero, México? No hay análisis sin analista, en este caso un analista –junto con otros- está afectado por sus desaparecidos. Con ellos guarda una forma de conversación, suelen visitarlo en sus sueños, a veces en imágenes diurnas, en esos momentos se produce una conversación. A este analista no le molesta que hace cuarenta años que los desaparecieron, los tiempos cronológicos no guían el dolor subjetivo ni la alegría de esos encuentros. A partir de esa experiencia el analista, en tanto afectado, convoca a esta actividad. Aquí abordamos una forma singular del ejercicio del verbo desaparecer: una persona es tomada ("secuestrada", "levantada",...) por un grupo paramilitar, una banda del narcotráfico, un grupo de tareas de las policías y/o de las FFAA, en ocasiones, una trágica combinación de ese conjunto de fuerzas. Este ejercicio macabro del verbo desaparecer no guarda articulación con la desaparición de unas llaves, la desaparición de un libro de la biblioteca, la desaparición de un comercio...No se trata de una desaparición simbólica, se trata de una desaparición real que afecta a su simbólico y a su imaginario. No es un "objeto perdido" (Freud), tampoco es un objeto que falta (Lacan) El desaparecido no está perdido ni falta está desaparecido. Estos tres elementos (real, simbólico e imaginario de cada desaparición) son puestos en la superficie por un afecto que aparece en el cuerpo de quienes buscan con vida a quienes fueron llevados con vida: el amor del desaparecido

Ante la práctica de la desaparición de humanos algún@s consideramos pertinente enfrentarla, algún@s consideramos pertinentes analizar esa práctica y sus consecuencias. En concreto, algun@s somos afectados por esas desapariciones, no se trata de “todos” (¿…?), se sabe que no “todos” son afectados por la existencia de esa práctica, más aún hay porciones de ese “todos” que acepta e incluso solicita que se aplique a…otros. Los miembros de cada sociedad saben, tienen información, no ignoran. Es como si fuera necesario indicar a los miembros de la sociedad que el capitalismo los y nos explota, eso ya lo saben, lo sabemos sin necesidad de leer a Carlos Marx. Ellos saben, y cada uno de nosotros, que se hace desaparecer a las personas, ayer durante la dictadura –caso Argentina-, durante la democracia hoy –caso México. Es cierto las formas de la desaparición desde México a la Argentina han mutado, ya no son ni iguales ni semejantes a las formas anteriores.

El orden social se asegura por medios de hábitos y afectos, la libido -escribió Freud- es el tegumento que mantiene “cohesionada” a la sociedad. Adherir a un credo partidario “progresista” o “revolucionario”, o a un credo “lacaniano” nunca será suficiente para quebrar el sometimiento activo al orden. 

¿Cómo enfrentar los efectos del secuestro - práctica normal- de la barbarie civilizada en la que vivimos? A pesar de que algunos ciudadanos –muchos o pocos- ya no crean en la posibilidad de un cambio radical, eso no significa para nada que todo siga y deba seguir igual. 

La ciudadanía no requiere de voceros que so pretexto de la verdad “objetiva” pretendan hacerles saber lo que ya saben. La ciudadanía sabe que se practica la desaparición forzada. La ciudadanía no es inocente, tiene todo menos inocencia, no vive en el paraíso. 

Pregunta ¿Cómo enfrentar los afectos, el dolor y la tristeza que la desaparición produce? La tristeza es un impacto del poder sobre la subjetividad, mientras el dolor es un afecto que el cuerpo contiene. El dolor no es tristeza. El afecto, los afectos no se reprimen, circulan en la superficie del cuerpo, no están en lo profundo donde nadie los ve, están a la vista…pública.

Judith Butler hizo notar que “reproducir” o “representar” frases o imágenes del horror, del terror, produce un efecto paradójico: Esas denuncias quedan tomadas por la máquina del terror que las emplea para aumentar sus efectos entre los ciudadanos. Reproducir un insulto que otro lanzó aumenta sus efectos: ahora el insulto lo dice el denunciante (Judith Butler, Lenguaje, poder e identidad)

Empleo el calificativo obsceno para aquellas formas de la denuncia guiadas por la teoría de la representación. Ellas producen lo que se pretende combatir: los grupos fundamentalistas, como Isis y/o las agencias de relaciones públicas de los ejércitos conocen el valor de “guerra psíquica” que conllevan las imágenes: mostrar tal cual el horror –una decapitación; el estallido de una bomba - son formas que aumentan en proyección geométrica la promoción del horror, del temor y de la angustia. Los grupos del narcotráfico desde el río Bravo hasta la Patagonia emplean las redes sociales para aterrorizar haciendo ver sus prácticas. 

Precisemos: existe una ciudadanía que no se “moviliza” o “no realiza actividades” contra la desaparición forzada ¿Será obligatorio hacerlo? Así se comportó la “mayoría silenciosa” en Argentina cuando se producían los treinta mil desaparecidos o en México ante las desapariciones de los 43 estudiantes de Ayotzinapa. Constatar su silencio y/o pasividad no implica que no saben o no que no “están informados” o que” no se dan cuenta” o que “los medios controlados ocultan”. Si saben lo que ocurre. Cuando la “pasividad” se confunde con ausencia de saber, se abre el camino para denuncias obscenas que reproducen el terror ¿Para qué informar a la ciudadanía de eso que es sabido? Las “masas” que votaron al presidente Mauricio Macri en la Argentina, los votantes de México que aceptaron vender su voto, quizás, mostraban que los efectos de su voto no les interesaba, no era su tema, no era el objeto de su ocupación o lo contrario, como indicaba W. Reich: votaban así pues tenían o tienen el deseo de votar así, el deseo de avalar esas políticas e incluso esas prácticas. (Cfr.: W. Reich “Psicología de las masas y el fascismo”)

¿Cómo hacer frente a este callejón subjetivo? Un callejón que se presenta como no teniendo salida. Breves pasos: No existen callejones sin salida, si se entró, ese agujero queda disponible como salida. ¿Cómo hacer esa eversión? Hacer denuncias obscenas “objetivas” refuerza la imagen de un terror infinito e inagotable. Así en México acaba de fallecer Juanga, un cantante más que popular, un cantante gay, una “loca” que instaló su estilo en un país calificado de “machista”. Juanga instaló el “macho menos”, instalación confirmada por la marea afectiva que acompañó, lloró, llora sus restos Ante esa oleada de afectos hay sectores psicoanalíticos, éticos, de izquierda que denuncian ese pesar como siendo un pecado de “ovejas” que se dejarían conducir al matadero.

La pregunta ¿Cómo responder sin reproducir? es complicada, no tiene fácil respuesta, no hay solo una respuesta, hay multiplicidad, requiere de conversaciones. Cristina Bautista, madre de Benjamín Asensio Bautista, desaparecido entre el 26 y el 27 de setiembre del 2014 en Ayotzinapa, Guerrero, México, muestra sin inhibiciones una de las posibles respuestas: el afecto compartido. Ella interviene en la Conversación del 1/10/2016. 

Se crítica a la ciudadanía por su “pasividad” ante los desaparecidos que produce el terror del Estado y las diversas bandas –desde las bandadas de políticos, sus mafias –los partidos- hasta las diversas agencias del gobierno. Nunca el sistema recibió con más agrado semejante regalo: Oponer el afecto desatado y construido por el Juanga, oponerlo a los afectos que desata el terror; oponer incluso los afectos desatados por un evento deportivo a los afectos de los desaparecidos. Esa oposición es obscena. He aquí un horizonte: el amor del desaparecido se ubica como un afecto, como un sentimiento que aún no se ha hecho hábito. Lacan se hizo famoso por el deseo del Otro/otro ¿Se desea al otro, se desea lo que el otro desea? Incógnita generada por el “del” (objetivo/subjetivo): amor del desaparecido: potencia subjetiva ¡¿…?! El cuerpo del desaparecido despliega los alcances de una simple constatación de Spinoza: “ni siquiera sabemos lo que puede un cuerpo" (Cfr. Jon Beasley-Murray, Poshegemonía…)

Enfrentar a la barbarie civilizada requiere dejar de lado la trampa de reproducir sus efectos, solicita frente al miedo –las desapariciones lo provocan de forma material- distinguir entre, al menos, dos formas : a- El miedo normativo “Tengo miedo a los leones” a pesar de vivir en Buenos Aires, solo “yo” está concernido; b- El miedo de baja intensidad que se apodera del nosotros, en las urbes de América Latina, le tenemos miedo a cualquier cosa ( la inseguridad, el robo, la violación, la desaparición del trabajo, las devaluaciones, los secuestros…) Este miedo de baja intensidad hace un efecto sobre cada uno: nos convierte en una nuda vida que ya es eso (Cfr. Giorgio Agamben, Homo sacer 1) ¿Cómo hacer frente a esto? Si el miedo normativo o el de baja intensidad son afectos, por consiguiente, a un afecto se lo combate con otro afecto para no aumentar su potencia transmitiendo terror so-pretexto de denunciar una barbarie.
         

¿Qué otra sabiduría transmite Cristina Bautista? Si a usted le interesa, lo invitamos al diálogo que sostendremos con ella el día sábado 1 de octubre a las 15 horas de Argentina/ 13 horas de México, actividad libre y gratuita, en un auditorio virtual, interesados escribir a: sladogna@gmail.com 











1 comentario:

  1. He leido y releido este escrito, si lo digo, es sólo para mostrar algo: mi afectación por este. El amor del desaparecido nos muestra una forma de hacer frente a la maquinaria de la imposición, a la imposición del horror. Y no por el costado romantico que disolveria su potencia, sino por su forma, sus efectos, sus afectos, en definitiva su subverción. Saludos

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