Giusseppe Campuzano(+): cuerpo sin órganos
Entrevista a Giuseppe Campuzano quien travistía y registraba su
cuerpo, era además filósofo. Desde 2004 presentaósu proyecto Museo Travesti
del Perú en espacios como el Palais des Congrès, Montreal; Museu de Arte
Contemporânea, São Paulo; Centro Galego de Arte Contemporánea, Santiago de
Compostela; MAC Santiago de Chile; Museo Reina Sofía, Madrid; MAC Barcelona;
Universidad Nacional de San Marcos, Lima; U. of Sussex, Brighton; U. Estadal do
São Paulo; U. N. de Colombia, Bogotá; U. E. do Rio de Janeiro; U. N. Autónoma
de México, México D. F. Algunas de sus publicaciones son: Museo Travesti del
Perú (2008, Giuseppe Campuzano editor); «Andróginos, hombres vestidos de mujer,
maricones… el Museo Travesti del Perú” (2009, en Bagoas 4); «Chamanes,
Danzantes, Putas y Misses: el Travestismo Obseso de la Memoria» (2010, Ramona
99); «Bicentenarias Postidénticas» (2010, Emergencia 2).
Moleculares, minoritarios, “todos los devenires comienzan y
pasan por el devenir mujer”, clave de otros devenires. ¿Por qué? Porque las
mujeres —“únicos depositarios autorizados para devenir cuerpo sexuado”— ocupan
una posición minoritaria con relación al paradigma de hombre mayoritario
—machista, blanco, adulto, heterosexual, cuerdo, padre de familia, habitante de
las ciudades...—. Hay, o puede haber, devenires del hombre, pero no un “devenir
hombre”, ya que el hombre es el mayoritario por excelencia, mientras que todo
devenir es minoritario.
Néstor Perlongher
En Perú ¿cuáles son las
posibilidades laborales de los travestis? ¿Por qué crees que es así?
En Lima y otras ciudades peruanas: trabajo sexual,
peluquería y activismo, y mientras más periféricas las ciudades/travestis, sus
posibilidades prosperan ya que, como alegué en un artículo sobre “desarrollo”,
los bajos índices de desarrollo económico mantienen a las travestis
contemporáneas integradas con sus sociedades en la medida que una memoria
sexual diversa se preserve alejada de los estereotipos colonizantes y
globalizantes, y aquí incluyo el travestismo estereotípico.
En cuanto lo anterior, tú como travesti, eliges ser artista como
profesión. ¿En tu trabajo construyes una lógica de ampliación del imaginario
travesti?
No soy artista travesti sino un travesti profesional que
parte [desde] su cuerpo hacia su memoria, como herida exhibicionista con los
maquillajes de su supuesta identidad; hacia los juegos de roles sexosociales
como imposiciones que el travestismo potencia —no somos, jugamos, ese es el
peligro, decían ya las Yeguas del Apocalipsis. Y es que al trabajar el propio
cuerpo hay que reaprender el narcisismo y la verdad como juegos, diciendo no a
todo activismo que consagre este cuerpo como uno. El imaginario travesti es el
maquillaje nuestro de cada día: mi cuerpo como el lienzo donde pintar el otro
mapa nacional, un cuerpo-todo, de todos.
Ante una situación de “globalización” colonizadora, apuestas por el
archivo. El cuerpo travesti peruano se somete a una doble colonización. ¿Sigue
este proceso de archivo los mismos pasos de tu ampliación del imaginario
travesti como artista? ¿En qué medida?
Tal archivo sexual también se presentó (entre otras
manifestaciones del Museo Travesti) como publicación no registrada, ya que se
me pedía la autorización de sus imágenes, incluso de aquellas a partir de mi
cuerperformance, y mi comentario sobre los textos citados. Exigencias que la
descolonización de la imagen y una no prevalencia de la lengua escrita (ya
dicotómica en sí), desbarataban. Este archivo se entrega como proceso siempre
inconcluso y conflictivo entre imagen y texto. Wunderkammer deconstruido o
carpetas de Windows donde la interfaz es el propio cuerpo travesti,
prescindiendo así de toda clasificación y borramiento e insistiendo en una
transversalidad sexual, étnica, de clase.
¿Crees que el archivo puede funcionar como corporeidad de referentes?
Sí, considerando este archivo sexual como un cuerpo y su
memoria, pero la corporeidad travesti de De donde son los cantantes de Sarduy
que es nación y, a la vez, nada.
Identificas la figura del travesti con la noción de nación peruana. Me
hace pensar en un diálogo entre J. Giorno y W. Burroughs imaginando un estado
homosexual, aunque los matices cambian completamente el concepto. Precisamente
el travesti tiene una identidad muy flexible, casi una no-identidad pública.
¿Hablas en éstos términos? ¿Cómo aplicarías esta idea al concepto de identidad
nacional?
Me gustaría mucho leer este diálogo ante los vínculos entre
travestismo y poēsis. Toda peruanidad es travestismo es un oxímoron (y Museo
Travesti otro), un sinsentido donde dos excesos se encuentran: el nacionalismo
identitario y la no-identidad pública que mencionan. Es asimismo ese
esencialismo estratégico de Spivak, la lengua común de la identidad nacional en
la que debemos seguirnos enunciando para desmontar esa peruanidad de la
expansión, colonialismo y mestizaje y cuya única “identidad” es su metamorfosis
constante.
Verdad, actitud, corporeidad, farmacopoder,… ¿cuáles son los
límites, los pros y los contras y las razones entre travesti y transexual? Nos
referimos sobre todo a las carencias legales respecto a la identidad travesti y
el sometimiento legislativo respecto a la metamorfosis transexual. ¿Puede haber
un término medio? ¿O por el contrario, hay que trabajar hacia la hipérbole de
esas dos actitudes?
No considero que haya una actitud travesti frente a otra
transexual, pero sí que la concesión de identidad por un tercero al travesti y
la concesión de padecer disforia de género para acceder a esa misma identidad
por el propio transexual, corresponden a una misma actitud.
¿Cómo se concede dicha identidad?, se preguntaba Butler y
todos somos trans afirmaba el activista intersex Mauro Cabral. Desde 2004 vengo
desarrollando una pieza a partir de mi documento de identidad, su más reciente
versión es un impreso lenticular a partir de dos fotografías mías, una
“femenina” y otra “masculina” cuya transición depende de la perspectiva del
espectador. Más que un término medio propongo un doble sentido indisociable:
¿es la naturaleza-mutante de la pieza o el vaivén del espectador quién define
su género?, ¿cabe establecer eso definible dentro del continuum de género
propuesto, en la amalgama de tiras de fotografía alternas?
¿El show y la ocultación pueden constituirse como ejercicios políticos?
Estuve en La Habana en 2008. Conocí a Estrella en un montaje
cubano/travesti de Die bitteren Tränen der Petra von Kant y quedamos en ir a
una fiesta. La busqué en su casa, tirábamos dedo y un jeep/colectivo nos
recogió, ya en la carretera tuvimos que tomar un taxi porque el bus no pasaba.
Finalmente llegamos a un gran portón en medio del parque Lenin. Ya durante el
show, una travesti alternaba lipsync con sátira política contra Castro y Bush y
pude imaginar su voz haciendo todo el camino de vuelta.
¿Un cuerpo travesti puede considerarse un dispositivo encarnado?
Ahora pienso en mi travestismo como Virgen María y en la
época cuando planeaba mi museo como libro, buscando una encarnación aún más
potente que la puta. Fue cuando me transforme de puta erotizada en virgen
extática, como una especie de posporno mariano. Los íconos como las palabras
son dispositivos que podemos encarnar, vaciándolos para llenarlos de otros
significados. Ejerzo el cuerpo/palabra/ícono travesti en ese sentido, partiendo
de sus facetas más visitadas hacía otras extraviadas en su memoria, como un
Atlas Mnemosyne donde las transformaciones más fabulosas son también las más
razonadas.
¿Crees que existe una visión de peligrosidad política ante el cuerpo
travesti? ¿Un miedo al travesti (como miedo a la mujer insumisa)?
Es tanto el miedo ante el cuerpo travesti como monstruo
múltiple que se replica en un cisma/disociación del deseo de ese que confía ser
uno (y cree así en los cortes limpios): el deseo de someter al travestido
públicamente y de someterse ante él en privado.
¿Sería positiva una pedagogía travesti?
Si entendí bien, está el proyecto que me comentaste, de
alentar a las familias heteronormativas a travestirse como jugando. Vuelvo
entonces al travestismo yeguoapocalíptico, no como identidad sino juego (por
ende peligroso), y entonces considero necesaria tal contrapedagogía de tal
fijación por lo fijo que nos llega con las primeras palabras. La palabra pues
no será el mejor dispositivo sino el cuerpo, y no el cuerpo del otro sino el
propio cuerpo como otro.
¿Crees que el travesti constituye un paradigma y paraíso de roles
subalternados?
Un Paradiso, el poema que se volvió
novela como dice Lezama. Nunca pensé el Museo Travesti como la ruptura con un
paradigma para sustituirlo por otro sino como subalternidad estratégicamente
nuclear como dispositivo para reescribir la historia. La travesti no como
modelo sino mimesis eterna, como poēsis inasible.
Entonces, ¿hay esperanza? ¿Qué esperamos? ¿Hay que esperar?
Yo no espero nada de los otros. De mí: siempre ser otra
No hay comentarios: