Un ESTADO sin vergüenza/sinvergüenza ¿Dónde quedó la vergüenza?, texto de Alberto Sladogna

J'es­père…enfin si ce que j'amène n'est pas incompréhensible

       …à la vérité, vu ce qu'il en est de ce que j'avance devant la         plupart d'entre vous, c'est que :

        « pas trop, mais juste assez » il m'arrive de vous faire honte.

      J.Lacan, 17/06/1970

Cómo hace la honestidad  valiente para hacer frente a un Estado sin vergüenza y  a un estado sinvergüenza. El día 1 de julio del 2012  se juega en México algo del orden del honor, del pudor y de la presencia o ausencia de la vergüenza.  El reciente episodio protagonizado por el ESTADO mexicano: la supuesta detención de un hijo del “Chapo” Guzmán; las declaraciones del Lic. Fox (ex Presidente de México) apoyando al candidato del PRI a pesar de que él  pertenece al PAN –partido hoy en el gobierno; las maniobras de los medios dictatoriales encabezados por la empresa Televisa junto con su socio menor –Lic. Ricardo Salinas P, Canal 13- son situaciones desplegadas sin vergüenza.

En Paraguay asistimos a otro acto impúdico, sin vergüenza/sinvergüneza: se destituye a un gobierno elegido democráticamente  con un golpe legislativo fast-track ¡Un golpe democrático! En Argentina un sector de los trabajadores con un sueldo promedio de U$A 2500 mensuales lanzan un paro que está bloqueando las actividades económicas, sociales y planes de un gobierno que fue respaldado por el 54% de los votos en su reciente elección ¿Cómo se hace eso sin el menor dejo de pudor o de vergüenza ante los otros?

Cada episodio muestra un horizonte: padecemos un ESTADO sin vergüenza, donde se hace cualquier cosa, no padece de ella ante sus actos; además, junto con pegado, se instala un ESTADO sinvergüenza para hacer las cosas y procedimientos que realiza. Más precisión: el actual lazo social neoliberal se ha desprendido de la vergüenza y de los límites –ñoños o no-que ella implicaba para cada quien.

El sentimiento de vergüenza no es individual, por el contrario es el colectivo del lenguaje quien instaura como tema en los sujetos la vergüenza como sentimiento.

Esa ausencia de vergüenza en sus despliegues no reconoce preferencias ni para la derecha ni para su izquierda: la sociedad del espectáculo, en particular, la vida política mediática sólo se instaló a partir de liberarse de la vergüenza, o al menos, de los anteriores criterios de ese sentimiento. Recuerde el lector los reality show fueron una avanzada para levantar el límite que, a veces, imponía la vergüenza. Así el espectáculo televisivo de Cristina, transmitido desde la TV de Miami, se convirtió en una cretinización abierta, fue un modelo, ahora generalizado al conjunto de la sociedad.

¿Qué es la vergüenza?

La vergüenza es un sentimiento que posee una característica: no está reprimido, al contrario, cuando se la padece, no hay forma de ocultarla pues se muestra en la superficie del cuerpo: verbg., tener los cachetes ruborizados o mostrar rubor ante tal o cual conducta donde se nos ve o donde uno es sorprendido haciendo tal o cual conducta o con pensamientos indecorosos.  

Esa una característica interesante, Freud detectó que la vergüenza suele ser una señal que previene al “Yo”  de que está apunto de realizar  un acto o de tener un pensamiento o de ejecutar una acción que la sociedad considera indecente por medio de sus ideales. Ese rasgo lo puso en una pista, la vergüenza solía tener – en época de Freud – una compañía: la culpa por hacer algo vergonzoso para quien lo hace y para su entorno. 

El sentimiento vergonzoso surge en determinada época, no es universal no es ahistórico, no siempre estuvo presente. Si, en efecto, no siempre fue presente, notemos algo: puede ocurrir, como hoy ocurre –en muchas instancias-que desaparezca. Al menos desaparece esa forma de vergüenza. Max Weber indicó que el capitalismo requiere de cierta práctica de la religión paras instalarse; una práctica que requería retener o reprimir o atesorar antes que gozar. 

El Tío Rico Mac. Pato, el multimillonario tío del Pato Donald lo muestra: acumula y acumula para no gozar, salvo que goce por acumular. La ética protestante era la que señalaba Weber. En Francia, JA Miller,Eric Laurent y luego otros analistas de América Latiaa no dejaron de indicar un texto de Ricarhd H. Tawney “La religión en el origen del capitalismo” (Cfr.:  http://xurl.es/1h6ip ).

Las investigaciones de Max Weber junto con los análisis de Sigmund Freud no vivieron un momento: la experiencia práctica de ¡Dios ha muerto!, ya no como una “simple” expresión de un filósofo  calificado de loco, hablamos de Nietzsche, sino de una frase que recoge una experiencia que hoy vive Occidente. 

Recordemos que Dios a partir del pecado original -comer la fruta prohibida- instaló el pudor y la vergüenza, por ejemplo, a partir de ese momento apareció la vestimenta para cubrir los cuerpos dado que la desnudez fue considerada algo vergonzante o falto de pudor. ¿Y hoy? Hoy se instaló a una muy bonita  playmate, Julia Orayen, para desempeñar el papel de anfitriona en un debate entre candidatos presidenciables de México (6/05/2012).

La vergüenza tiene como antónimo al pudor. Ambos sentimientos operaban –y quizás aún operen-pues mediante ellos, por su conducto algo social toca nuestra intimidad. Esa intimidad está construida a partir de las conductas sociales promocionadas por los ideales, por ejemplo, por la moral religiosa o no. Los ideales dictaminan qué acciones serán vergonzosas, cuáles desatarán el pudor. El pudor es una barrera para no llevar al acto las ideas, los pensamientos y los deseos que se quisieran hacer. Tanto la vergüenza como el pudor son un conducto –un tubo- que va desde lo social al “individuo”. Ambas extremos del tubo son una puerta al abrirse deja entrar,  también deja salir. El pudor y la vergüenza son la salida por el “mismo” lugar por donde se entró. Este tema fue objeto de estudios particulares en el territorio del psicoanálisis (Freud, M. Klein, Lacan, J-A. Miller, J. Allouch, Sladogna y muchos más).

Jean Paul Sartre en su texto El ser y la nada mostró una articulación entre la mirada y la vergüenza. Alguien ve a través del ojo de una cerradura las actividades de otro –u otros, sean hombres y/o mujeres. El sujeto ve sin ser visto, ni mirado hasta que escucha pasos, en ese momento, se descubre siendo visto mirar por la cerradura, allí siente vergüenza. Lo pescaron rompiendo el pudor de otros mediante el impudor de escudriñar las actividades de ellos. Aquí su impudor viola el pudor del otro, viola la intimidad de otros.

Lacan frente a los “espectáculos” de “liberación sexual” de los estudiantes del 68 en París, se refería a ellos con un criterio, un poco demasiado aristocrático, diciendo ”Miren cómo gozan” (Lacan, 3/12/1970) de allí, en psicoanálisis se ha pretendido extender una batalla contra el goce. Así  cuando se ataca al goce, hoy, se muestra sin saberlo que se está gozando del goce que otros viven y que se está viendo/mirando ese gozoso espectáculo ¿O no? Notemos que el 68 en México, en Argentina y otros países de América Latina tomó otros caminos sin dejar de vivir la fiesta erótica de la rebelión y de la subversión.

En la actualidad la mirada ha cambiado, ya no viene del Otro o del semejante, sino que viene de las cámaras de los medios o de las cámaras de vigilancia. La TV es una máquina que caza miradas, atrapa la mirada de los televidentes, al mismo tiempo, esa ya no es la mirada del superyo, por ejemplo del Dios de la religión, que en otros tiempos tenían a su cargo las diversas figuras del Otro: Dios, el Rey, el Partido, la Clase Obrera, el Pueblo, el Padre.

Esos nuevos ojos transmiten una mirada y un espectáculo que no desata la vergüenza, o no siempre lo transmite, son los consumidores de imágenes los que aportamos la mirada. Los show montados por organismos estatales: desde una guerra mostrada día a dia, una guerra a nombre de armas que no existieron salvo en los sets de televisión o cuando un Estado captura a un joven y le atribuye ser familiar de un gran capo del narco, acción realizada para convocar votos para favorecer a tal o cual candidatura. Más aún cuando se monta un show democrático vía un parlamento para hacer golpe de Estado invisible que concluye destituyendo a un gobierno elegido en forma democrática.

Hoy en América Latina vuelven a mostrarse y a transmitirse nuevas formas de autoritarismo sin vergüenza y sinvergüenza ¿Cómo inventar con el honor un freno u otra respuesta frente a tal desvergüenza sin reforzar el goce de la desgracia ajena o el goce del poder mediático o sin recurrir a una moral u ética de otros tiempos?